—¡Suéltame! Hemos terminado… de ahora en lo adelante nuestra relación será de hermanos y… —el chico le puso la mano en la boca para impedirle hablar.—Ningún hermano, tú y yo no somos hermanos… eres el amor de mi vida, la mujer que amo… por favor no te enojes… yo debí alejarme, y la única manera de
—¿Qué haces aquí? —preguntó tajantemente el chico intentando zafarse del agarre de la mujer, pero ella fue insistente se colocó entre Renella y él, se puso en puntillas y le besó el cuello, mientras hablaba con una voz suave.—¿No estás contento de verme? —se extrañó ella.—¡No! ¿Por qué me contenta
—Está bien, anda, búscala pronto —dijo con un tono de preocupación. Mientras Romeo fue a buscar a Renella, Roberto debió salir, porque llegó u abuelo Taddeo con Rómulo, apenas lo vio lo abrazó igual a su pequeño hermano. s —Hola campeón —le dijo a su hermanito y este corrió para abrazarlo. —¡Herm
Los dos salieron a los patios, primero, comenzaron a caminar en silencio, los jardines de esa casa eran extensos, por lo cual era fácil perderse entre los largos caminos de vegetación, las flores vibrantes y exuberantes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, brillando con los primeros rayos de
—¡Claro que no! Me gusta que me cuentes todo, saber lo que sientes… mamá dice que la sinceridad es la base de cualquier buena relación… siempre debemos hablar con la verdad, eso evita disgustos y malos entendidos. Hicieron la comida entre risas, Roberto la tomaba por detrás y la besaba, mientras no
Las palabras del hombre se abrieron paso en el interior de Roberto, no podía creer que sus miedos más temidos, estuvieran allí frente a él, fueron numerosas las veces que se imaginó que su padre lo despreciaba, pero vivirla fue un golpe fuerte demasiado para él, su rostro palideció, y se quedó estát
No supieron cómo, pero Lacie irrumpió en el consultorio, estalló en llanto e inconsolable, al ver a su hijo con esa expresión de absoluta indiferencia, alzó el grito:—¡Roberto mi niño! ¿Qué tienes mi chiquito? —le dijo tomándole el rostro sin dejar de besarlo y abrazarlo. Como no encontró reacción
Lacie cerró los ojos por un momento, mientras el corazón de Renella se aceleraba, temía que su madre se sintiera mal. —Mamá, por favor, ¿No me vas a responder? No quisiera que te molestaras con nosotros y... —calló cuando su madre abrió los ojos y tomó su mano, apretándola con un poco de fuerza en