Su situación había sido un secreto a voces para los Ferrari Rocco, quienes no hablaban de ese tema… porque solo ellos que estuvieron cuidándolo en los momentos de su convalecencia, sabían de su condición, del resto había sido un secreto para el resto de la familia… por eso siempre evitaba ir a pisci
Renaldo estaba tratando de controlarse, al fin y al cabo, era la primera vez que iba a hacer el amor después de tanto tiempo… desde la última vez que la había tomado a ella… trató de mantener alejado esos pensamientos para no sentirse culpable, porque ante el cuerpo de ella se sentía aún más perdido
Lacie se sentía en una nube, la gracia de sus palabras, la manera que tenía de mirarla, la excitación que la embargaba, las sensaciones que recorrían todo su cuerpo, la abrumaban. Ella lo quería a él, le pertenecía a él. Renaldo se sintió conmovido, porque lo vivido con ella, era una sensación comp
—Lacie —dijo él —. No es nada, estoy bien… ¡No llores por favor! Lo siento. —le decía una y otra vez —. No me ocurre nada, te prometo que todo está bien, es solo una quemadura —dijo preocupado cuando ella finalmente lo miró. Ella lloraba desconsoladamente, se acercó a él, Renaldo iba a ponerse la c
—Te amo Renaldo... y si yo pudiera cambiar lo ocurrido lo haría enseguida, te lo juro.La chica se acercó a él y lo besó dulcemente, la cara de Renaldo reflejaba el dolor que sentía y Lacie le sonrió.Esas palabras hicieron que su corazón se estremeciera y esos contactos tan íntimos generaron una se
Al escuchar sus palabras, Renaldo sintió como si le hubiesen dado una fuerte patada en el estómago, no lo podía creer, la angustia lo atenazó por dentro y sintió que el aire le faltaba, mientras que pensaba que esa era otra culpa con la cual debía cargar, si no se hubiera ido del lado de su esposa,
―Debes descansar, mañana no te olvides que debemos ir al médico a chequear tu estado de salud… debo asegurarme que estés bien. No puedes retractarte de tu palabra. ―No lo haré… te lo prometo ―le dijo Renaldo besando su frente para tranquilizarla, mientras se quedaba otra vez dormido a su lado, sin
Alessandro no podía creer que ella se hubiera atrevido a tanto, lo había bañado de pies a cabeza, mientras en lo alto del balcón se reía a carcajadas, se sacudió la ropa molesto, pero era imposible quitarse ese color blanco de su cuerpo.―¿Te diviertes esposa? ―le preguntó apretando los dientes con