*****Al día siguiente, Renaldo no podía soportar el gran despecho moral que lo perturbaba… no solo vio el momento justo cuando su esposa se comprometió con otro, sino que a primera hora de la mañana vio las fotografías de ella haciendo el amor con Tommy. Se quedó viendo las fotos sin poder creer qu
Lacie se quedó viendo los papeles, no sabía cómo reaccionar, solo sintió que el aire le faltaba y una fuerte opresión en el pecho. —¿Por qué haces esto? —preguntó ella sin poder ocultar su mirada de tristeza.—Porque estoy cansado de luchar… porque quizás debo dejarte ir y no aferrarme a ti… porque
Renaldo caminó de regreso a la sala y tomó asiento al final, sin darse cuenta de que, tras su salida, alguien se acercó al cesto de basur4 y recogió los papeles que había lanzado Lacie. *****Lacie estaba nerviosa, veía como sus colegas actores y modelos, eran subastados para una cena. Ella se pre
Lo reconoció al instante a pesar de la poca luz que había, como no iba a hacerlo si tenía la mitad de su vida amándolo; se miraron en silencio, mientras ella intentaba ordenar sus ideas. Se había preparado para una situación distinta a aquella, pero en parte se sentía feliz porque el hombre que habí
—Soy un idiota celoso… y me alejé, pero me hundía en mi miseria… y luego pasó lo de nuestro bebé… —No, por favor —sollozó ella—, no quiero pensar en ese momento… ni siquiera puedo hablar de él… sin volverme un mar de llanto… te prometo que hablaremos, pero no hoy… hoy quiero saber cómo es sentirse
Alessandro había llegado a Londres desde hacía dos días, ese día no buscó un hotel donde hospedarse porque se fue directo a la mansión de los Aetón, cuando llegó le dijeron que su esposa había salido, quiso quedarse a esperar, pero le dijeron que no podía hacerlo porque ellos estaban de salida. Así
Arion suspiró con derrota, porque no podía negarse a la petición de Alessandro, no podía soportar a un hombre sufriendo por amor, porque él también había sido un bruto en el pasado. —¡Está bien! No le digas que fui yo quien te dijo el paradero hasta que no te perdone ¿Entendiste? —preguntó Arion si
—Mi amor, por favor vámonos… no vale la pena discutir con esa gente —le dijo ella en tono suplicante y él la escuchó. Para alivio de ambos, un taxi se encontraba parado a solo unos metros de ellos y se subieron. Renaldo le tomó la mano e hicieron el recorrido en completo silencio, mientras ella lo