—Él no podía llevársela, es mi esposa y mi hijo… yo tenía que tenerlos —dijo en un sollozo—. No debió haberlos dejado ir, ya su padre, no tenía autoridad sobre ella.—Se marcó a su número y usted no respondió… por eso se le entregó al señor Aetón —explicó el doctor.Por un momento Renaldo se quedó e
—¡¿Qué diablos significa esta mierd4?! ¿Qué me prohíban entrar a mi propia casa? —como los hombres no le daban explicaciones, pronunció en un tono de amargura—. Voy a entrar, lo quieran o no, por las buenas o las malas, lo haré. Y con esas palabras arrancó el automóvil, llevándose el barandal de vi
Lacie fue llevada en un avión privado a Londres, a la casa de su familia, la estaban esperando, la mayoría de sus hermanos y su madre, ellos intentaron acercarse, para consentirla como siempre hacían con ella.—Lacie, pequeña bienvenida a tu casa —dijo Joaquín.Ella levantó la mano, con una expresió
Se limpió las lágrimas, mientras se prometía no volver a llorar por Renaldo Ferrari, sacó una maleta y comenzó a recoger algunas cosas del closet, tuvo una extraña sensación, se giró y se dio cuenta de que su madre le estaba ocultando algo.—¿Qué pasa? —su madre negó con la cabeza.—No es nada —dijo
Él se quedó en silencio, porque estaba cansado de defenderse… ese mismo día un poco más temprano salieron imágenes de él en la misma cama con Ámbar, y por supuesto las críticas no se hicieron esperar… todos recriminándoles que mientras estaba siéndole infiel a su esposa ella y su hijo perdían la vid
Arion lo vio llorar y no pudo evitar sentir compasión, se debió abrazar a sí mismo, para no salir a consolar al hombre, porque Renaldo estaba destrozado, lloró, sin importar las miradas de quienes lo observaban todos en silencio, sin querer pronunciar ninguna palabra.Unos minutos después, él se lev
Renaldo había pasado esas dos semanas estudiando, documentándose para el caso, aunque sería el fiscal que llevaría el proceso, estaba dispuesto a ayudar a dar todos los elementos, iba a llegar con anticipación, pero a medida que se acercaba el momento, Renaldo sintió su cuerpo temblar, cerró los ojo
Gerónimo Messina había llegado al tribunal, tranquilo y sonriente, miraba a Renaldo con burla, al punto que este debió apretar sus manos con fuerza para no brincarle encima como era su deseo. Escuchó al abogado decirle que no se preocupara, que todo estaba en orden, porque los testigos de la otra pa