Minutos después se quedó dormida, el cansancio sobrepasó a lo demás, en una pesadilla durmió, vio cómo Renaldo jugaba con ella, la besaba, sonreía, le decía que la amaba, pero cuando estaba a su lado le ocurría algo, ella tenía sus ojos, su cabello, su físico, pero no era ella, estaba allí falsa, ha
—Dile que es una emergencia, que por favor se ponga al teléfono… tengo un dolor en el vientre y mi hijo pudiera estar en peligro ¡Pásamelo! «—Te voy a pasar a Renaldo, pero estoy seguro de que no querrá hablar contigo, él está enamorado de alguien más y por ella piensa cambiar su vida… —se escuchar
Tiempo actual Renaldo se removía en la cama con lo que creía que era una pesadilla.«Lacie estaba sentada en un charco de sangre y le sonreía.—¿Qué te sucedió? ¿Por qué estás sangrando? —le preguntó asustado y por un momento ella solo fijo sus ojos azules en él.—No es nada ¿Quieres ver a nuestro
—Habla ¿Qué le dijo? —exigió.—Qué no tenía dignidad, que amabas a otra, y Ámbar fingió unos gemidos mientras Lacie estaba al teléfono, también empezó a fastidiarte, tocarte y tú le gritabas a Ámbar que te dejara, que no querías estar con ella, pero toda esa conversación Gerónimo le hizo creer a tu
La mujer que le dio la noticia, primero había estado predispuesta con él por lo que había escuchado y visto en la televisión, pero al verlo así se dio cuenta, que si estaba sufriendo y que quien sabía cómo habían ocurrido los hechos, después de todo, toda historia tiene dos versiones, dependiendo de
—Él no podía llevársela, es mi esposa y mi hijo… yo tenía que tenerlos —dijo en un sollozo—. No debió haberlos dejado ir, ya su padre, no tenía autoridad sobre ella.—Se marcó a su número y usted no respondió… por eso se le entregó al señor Aetón —explicó el doctor.Por un momento Renaldo se quedó e
—¡¿Qué diablos significa esta mierd4?! ¿Qué me prohíban entrar a mi propia casa? —como los hombres no le daban explicaciones, pronunció en un tono de amargura—. Voy a entrar, lo quieran o no, por las buenas o las malas, lo haré. Y con esas palabras arrancó el automóvil, llevándose el barandal de vi
Lacie fue llevada en un avión privado a Londres, a la casa de su familia, la estaban esperando, la mayoría de sus hermanos y su madre, ellos intentaron acercarse, para consentirla como siempre hacían con ella.—Lacie, pequeña bienvenida a tu casa —dijo Joaquín.Ella levantó la mano, con una expresió