Ella me observa sorprendida e incluso, mira a su alrededor quizás esperando que alguien pueda ayudarla. Pero, aun estando hecha un desastre por enfermedades que pelean por quien me matara, me levanto y miro a la mujer que tiembla.
— Señora…— ¿Por qué lo hiciste? Te estoy dando la oportunidad de ser sincera conmigo. — digo con frialdad.— Si soy sincera van a matarme.— Tal parece que es eso lo que quieres, porque yo también puedo dar esa orden.— No es justo. Usted es una mujer que está muriendo y tiene a un hombre adinerado, yo llevo años implorando por una oportunidad con él y usted la obtiene apenas aparece.>> Es un desperdicio para el señor Barack tener a una mujer que no va a vivir mucho tiempo, por eso, fingí ser buena con usted y seguirla en las locuras que se le ocurriera, para que quisiera tenerme a su lado, pero, lógiMe despierto aturdida y muy desorientada, pero, unas manos conocidas se aferran a mis manos acompañándome incluso cuando no estoy consciente de lo que pasa. Mis ojos intentan adaptarse a la luz y yo siento que mi corazón cae a mis pies al ver que estoy en una habitación de hospital.— ¿Qué sucede, señor Barack? — pregunto confundida.— Oh, mi niña, finalmente has despertado. — dice el señor Barack.— Les dije que no quería ser internada, ¿acaso no comprenden que no quiero pasar mis últimos meses de vida en una habitación donde solo disminuyen levemente mi dolor pero no me curan? — pregunto con molestia.— Eso le dije a tu esposo, pero es terco. Además, nos asustamos porque te golpeaste la cabeza cuando caíste la primera vez y después de eso, el desmayo… no sabíamos cómo tolerarías la
Quiero decir muchas cosas, gritarle al ser encargado de proporcionar suerte a los humanos, porque sin duda, ninguno de los dos ha tenido alguna. Yo por enfermarme tan terriblemente y a él por encontrarse conmigo e interesarle.— Estaré bien, incluso aunque muera ahora todo estará bien, así que, no sufras innecesariamente, esposo.— ¿Cómo puedes decir algo así cuando todo se ha complicado?— Bueno, eso es algo que puede pasar, me lo advirtieron. — digo sonriente para que él intente tomar las cosas con calma.‘Lo hicieron, pero no creí que sería tan pronto, no es justo.’ Me digo mentalmente.— ¿Cuándo te dijeron eso? ¿Por qué fuiste al doctor y no me dijiste? — pregunta Maximiliano enojado.— Me lo dijeron el día que nos conocimos, Maxi. Ese día supe que el camino no sería sencillo y p
‘No puede ser posible, seguramente he escuchado mal.’ Me digo mentalmente.Mi deseo por tener una familia en un futuro, parece que ha hecho que tenga alucinaciones auditivas y es por ello, que escuché algo que seguramente no ha mencionado, porque no es lógico que esté embarazada.— Sí, señora Barack. Tiene siete semanas de gestación, ¿no tenía conocimiento al respecto? — pregunta el doctor y yo niego.— ¿Cómo puede ser posible?— Axael, ¿has estado tomando la medicación para no embarazarte?— Sí, lo hice, solo vomité las de hace dos días cuando el vómito se hizo frecuente en mí, pero…— Ya estaba embarazada. — dice el señor Barack.Ni siquiera sé que decirle a Maximiliano, él está tan aturdido como yo, por lo que, agradezco mentalmente que su p
Mis palabras también le impactaron a él, después de todo, llamarlo por su apellido es retroceder mucho en nuestra relación donde incluso ya lo llamaba usando un diminutivo y peleaba por él.Pero todo avance ha quedado en el olvido gracias a su reacción, una que no me agrada pero acepto de la mejor manera posible para seguir con mi camino.— No me llames así, Axael, soy tu esposo.— Entonces actúa como tal, como el hombre que está recibiendo terapia para lidiar con su mente y no como el asesino que es jefe de la mafia.— Te casaste conmigo, así que, tendrás esas dos versiones de mí.— Entonces, no muestres tu segunda versión, porque ahora no puedo lidiar con tu salvajismo. — digo con dolor.Sin deseos de quedarme más tiempo, entro al baño con la máquina que muestra mis latidos y me quedo en la ducha mojándom
Duele todo en mí, me causa tanto dolor tener cuatro de mis deseos más grandes y tener que renunciar a todo ello porque a falta de buenas noticias, Maximiliano decidió actuar así. Pero, no puedo hacer algo para cambiarlo, solo lidiar lo mejor que pueda ante las malas noticias que no dejan de presentarse.— Señorita…— No, por favor. — pido mientras corro hacia las escaleras, deseando que nadie me persiga.Con mi mente en blanco, bajo cada escalón sintiéndome patética por creer que las cosas podrían funcionar cuando mi conteo regresivo parece acelerarse. Es por eso, que lloro como una tonta. Una que no tiene un hombro en el cual llorar ni un respaldo familiar que pueda protegerme de cualquier tontería que decida Maximiliano.— ¡Axael, espera un momento! — grita alguien desde arriba, pero yo no me intereso por mirar quien me llama.— Esta en el
Maximiliano no me deja sola y eso no es lo mejor para ninguno de los dos cuando parecemos dos erizos esperando el momento perfecto para herir con nuestras púas a cualquier que intente tocarnos.— ¿Seguiremos así a partir de ahora?— Quiero ir con mi hermana, llévame con mi hermana. — pido y Maximiliano suspira profundo.— Si es eso lo que deseas, está bien, pero, háblame, dime…— Organiza tu vida, Maximiliano. retoma tus asuntos en el trabajo y sigue en lo tuyo que yo seguiré en lo mío.— ¿Podrías decirme que es lo tuyo?— Sufrir hasta que la muerte venga por mí.Maximiliano sonríe carente de gracia y yo solo niego ante cualquier drama que él pueda darme en estos momentos.— Sé que no quieres hablarme con…— No, Maximiliano, no quiero esto.— Lo siento, pero debemo
Habíamos tocado fondo, sin duda alguna eso habíamos hecho, porque él al confesar que nos amamos, dejamos claro que él no piensa irse y yo no deseo que se marche. Tantas palabras hirientes o silencios incómodos para llegar a esto.— Somos unos idiotas en esto, ¿no es así? — pregunto y Maximiliano sonríe sinceramente por primera vez desde que estoy aquí.— Es verdad, somos unos tontos que se aman.— Maximiliano…— No quiero perderte. — dice Maximiliano con dolor.— Cuando te casaste conmigo sabías que eso sucedería.— Lo sé, pero, no pensé que dolerías tanto. — dice Maximiliano con dolor.Suspiro profundo y con cuidado, me siento en el suelo frente a él, pero, Maximiliano de inmediato me carga para colocarme sobre sus piernas y así enterrar su cabeza en mi pecho, donde llora desco
Es duro lo que estamos viviendo y lo que más me molesta es que esto apenas el comienzo. Yo no puedo evitarle este dolor si no es marchándome y siendo honesta, si no pude irme cuando su padre me lo pidió, tampoco podré hacerlo ahora que estoy esperando a su hijo.Por eso, lo único que me queda por hacer, es intentar comprenderlo y lidiar con él cada golpe de salud que recibo implorando que eso no le deje marcas grandes en su mente y corazón.— No rechaces a nuestro hijo, por favor. Desear su muerte es como desear la mía.— Por favor, no me digas eso.— Tú y yo… nos amamos, Maxi. Sin saber cuándo o como, logramos tener un sentimiento tan grande como es el amor y quiero que este bebé sienta ese amor ahora y no cuando este adulto y roto por los golpes que la vida nos da.Maximiliano suspira profundo, pero, no me da la respuesta que deseo escuchar, por eso, me ap