Capítulo 3: Ser Fuerte

Regresando un poco en el tiempo, Guillermo habia salido del hospital sintiéndose un completo idiota y un fracasado, a paso lento llego a su automóvil y se subió en el para conducir de regreso a su casa.

Al llegar ahora se sentía enfermo de solo ver el lugar, porque fue algo que decoraron juntos… pensando en una vida en familia y resulto que todo fue una mera ilusión, en su andar paso a esa tierna habitación que ambos decoraron de color azul pastel pensando en su hijo que llegaría e iluminaria sus vidas, pero resulto que no era así… ese bebe no era su hijo.

Con cuidado avanzo a esa cuna y tomo el oso de felpa que habia comprado pensando que sería el primer juguete de su hijo y rompió en llanto… ¿por qué? ¿por qué le engaño? Era las preguntas que se repetía mentalmente mientras dejaba que las lágrimas y el dolor salieran de su interior.

A paso lento fue a su despacho y saco esa m*****a carta que arruino todo y destruyo su felicidad, el sobre no tenía remitente y la carta era sencilla:

“Ella no te ama, te está engañando y solo está contigo por tu dinero”

Guillermo maldijo esa estúpida nota, porque él hubiera vivido feliz con Alina, aunque lo del niño fue la cereza que remato su dolor y confirmo la traición de ella.

En esos momentos no deseaba pensar en nada y recurrió al confiable alcohol para olvidar todas sus penas y males, por lo que tomo todas las botellas de licor que tenía en la casa para empezar a beberlas como si se tratase de agua, pasando la noche de esa forma tan lamentable hasta quedar dormido en el sofá.

A día siguiente escucho como tocaban la puerta de su casa de forma insistente, por lo que tras gruñir y buscar como colocarse de pie fue a abrir la puerta de mala gana.

- Felicida… ¿qué te paso? ¿por qué estás borracho? – Guillermo hizo una mueca al ver a la persona que habia llegado: era su mejor amigo.

- Vaya, si no me dices que estoy borrado no me entero – le dijo con sarcasmo girándose para regresar a su sofá a acostarse.

- ¿Y Alina? – preguntó ingresando a la casa mirando confundido el desastre que habia en el lugar ya que todo estaba desordenado y algunos muebles estaban rotos.

- No sé y no me interesa ver a esa m*****a traidora.

- ¿Traidora? – repitió confundido - ¿por qué le llamas así?

- ¡PORQUE SI!

- Tranquilo, solo pregunto – mencionó un poco preocupado al ver como reaccionaba – no tienes que desquitarte conmigo, así que ahora cuéntame que paso – pidió sentándose junto a él.

- Daniel nacido rubio… es decir, que no es mío – dijo con dolor y tristeza sintiendo como nuevamente las lágrimas se acumulaban en su mirada – todo este tiempo me vio la cara de idiota.

- ¿Nació rubio? – repitió asombrado ya que los conocía y ella si parecía amarlo de forma sincera.

- Si…

- Vaya… pues… am… que mala onda amigo y ¿qué vas a hacer ahora?

- Obviamente me divorciare, no quiero verlos – dijo abriendo otra botella para empezar a beberla.

- Oye ya deja de beber, ya apestas lo suficiente – le regañó.

- Como si te importara.

- Soy tu amigo.

- Je… amigo… ¿estás seguro de eso?

- Lo estoy Guillermo.

- Mientes.

- ¿Y porque crees que miento?

- Porque solo estas cerca mío para que te haga alguna clase de favor.

- ¿Ah sí? – preguntó arqueando la ceja – ¿porque dices eso?

- Ya dejemos de hacernos estúpidos – mencionó molesto – parece que estoy rodeado de puros traidores – murmuró frunciendo el ceño.

- Guillermo…

- Se que eres parte de la mafia, lo sé desde hace mucho – indicó molesto dándole otro trago a su amarga bebida.

- …

- Tu silencio me lo confirma.

- ¿Qué tanto sabes?

- Tu verdadero nombre es Camilo Torres, perteneces a la mafia – menciono molesto buscando reunir las fuerzas para sentarse – eres el líder de esa familia mafiose e imagino que estás conmigo porque quieres algunos favores a través de mi empresa legal.

- Tal vez… - dijo sonriendo de lado.

- Ya que se la verdad, debes dejar tu falsa preocupación por mí.

- Vamos Guillermo no dejes que el alcohol sea quien hable por ti, yo en verdad soy tu amigo.

- Si como no – habló fastidiado.

- Yo soy sincero en ese tema.

- …

- Si estoy a tu lado es porque en verdad te aprecio mucho y deseo cuidarte de todos y de todo.

- Pues no hiciste un buen trabajo porque ella ya me destruyo por completo.

- Tal vez así lo sientas ahora, pero pronto todo cambiara y este trago amargo quedara en el olvido.

- … - Guillermo solo rodo los ojos, porque en ese momento en verdad dudaba de esas palabras.

- Anda ven hombre, ven a comer que si no te dará algo por solo tener alcohol en tu cuerpo – habló colocándose de pie para ir a la cocina y revisar el refrigerador.

- No me importa enfermarme, sería mejor morir.

- Ya deja de ser pesimista, que no te queda – indicó abriendo la nevera y notando los recipientes con notas que Alina habia dejado preparados con su instructivo de como recalentarlo – mejor busca como salir adelante – le dijo colocando los recipientes en el microondas siguiendo las instrucciones.

“¿En verdad lo traiciono?” – pensó de forma dudosa ya que todos esos detalles solo los haría una esposa que en verdad ama a su pareja.

Al sonar la campanita del electrodoméstico, Camilo saco el recipiente con cuidado y vertió su contenido en un plato para llevarse al pelinegro dramático para que comiera y de paso quitarle esa botella de sus manos.

Guillermo comió de mala gana esa comida, sintiéndose pésimo y dejando escapar un suspiro tras acabar la comida.

- Gracias – dijo dejando el plato vacío en la mesa.

- De nada – mencionó – pero bueno sabes yo no estoy seguro de que ella te traicionara ya que…

- NO QUIERO HABLAR DE ESE TEMA – le interrumpió furioso – yo sé lo que vi y no es mío.

- Ok, tampoco me grites.

- Mejor hablemos de otro tema importante – dijo de forma repentina.

- ¿Otro tema? ¿cómo cuál?

- Te daré lo que quieres, pero a cambio tú me darás algo.

- ¿Lo que quiero? – preguntó Camilo arqueando la ceja.

- Te dejare usar mi empresa para tus negocios ilícitos – aclaró Guillermo, quien se notaba serio en esos momentos.

- Je… ¿seguro? yo pensé que te gustaba cuidar tu reputación.

- Ya no me importa.

- ¿Y qué quieres a cambio?

- Entréname.

- ¿Qué?

- Entréname para que nadie pueda volver a engañarme.

- Pero una cosa es que no te engañen y otra es entrenarte para volverte un asesino.

- Pues que así sea, ya no me importa nada porque los valores no me ayudaron en nada – indicó molesto - solo sirven para que la gente abuse y se burle en tu cara.

- … - Camilo estaba un poco preocupado ya que sentía algo extraño en todo esto, pero ya luego averiguaría porque esa oferta era tentadora en muchos sentidos.

- Entonces ¿aceptas? ¿o serás un cobarde?

- ¿Me estas amenazando? – preguntó divertido arqueando una ceja.

- Solo estoy agilizando la negociación – indicó divertido sonriendo de lado.

- Esta bien acepto, te entrenare para que seas un mafioso y que nadie pueda volver a engañarte – indico estrechando su mano y sonriendo de lado.

“Ahora ya no te dejare arrepentirte Guillermo y que lástima que solo descubriste la mitad, pero no desaprovechare esta oportunidad de oro para entrenarte y hacer que tomes mi lugar, mi querido hermanito” – pensó Camilo divertido mientras empezaba a explicarle de forma ligera como serían los entrenamientos a los que lo sometería.

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