Pasó una semana completa y Raissa había ido de nuevo a visitar a Chantal, había esperado que Hermes no estuviera para poder llamarla y estar con toda tranquilidad. Él le había mandado varios mensajes, pero ella no le contestó ninguno. No le interesaba hablar con él. Para ella lo que sea que tuvieran en el pasado había llegado a su fin y para ella él era una persona no deseada.— Hola, amiga, espero no llegar en un momento inoportuno. Tenía muchas ganas de verte.— Para nada, Raissa, entra por favor, si gustas las dejo un momento para que hablen a solas, voy a la cafetería ¿Quieres algo de allá?Gigi se había quedado ese día cuidando a Chantal, pero al ver llegar a su amiga quiso por supuesto darles algo de privacidad. No quería echarle a perder la plática con su amiga a su nuera.— Gracias, tía Gigi, pero acabo de comer antes de llegar, así que, por lo tanto, no se me antoja nada. Mejor aprovecha que yo estoy aquí por si quieres ir a comer algo tú. Estaré un rato aquí con mi amiga.—
Hermes entró a la habitación y se percató que Chantal estaba dormida, había tenido tanto miedo de que ella hubiera escuchado su conversación con Raissa, fue muy negligente de su parte haberla abordado tan cerca de la puerta, pero ya no podía hacer nada, lo hecho ya no se podía deshacer. Unos dos minutos después, Gigi entraba a la habitación y se sorprendió de ver ahí a su hijo.— Hola, hijo, no pensé que ya hubieras llegado, Raissa me fue a buscar para que viniera a hacerle compañía a Chantal, ya que ella ya se tenía que ir. Qué bueno que vino a visitar a Chantal y a levantarle el ánimo.A Hermes desde luego no le pareció lo que dijo su madre, pero no pudo decir nada desagradable al respecto. Mejor prefirió negar el saber de la visita de esa mujer a su esposa.— Acabo de llegar, mamá, no sabía que Raissa había venido. No me tocó encontrarme con ella, hubiera estado bien el poder saludarla y agradecerle por venir a visitar a Chantal.— Sí, llegó hace una media hora, pero no pensé que s
Con toda la tranquilidad del mundo, Hermes seguía actuando como si nada hubiera sucedido y Chantal se iba sumiendo en una depresión interna que nadie había notado porque ella cargaba su dolor dentro de su alma después de que se le había caído la venda de sus ojos. Era como si nada le importara, aunque estaba preocupada por el bienestar de su hijo. Su hijo era su único cable a tierra que tenía ahora. Ella necesitaba aferrarse a él para no dejarse hundir más de lo que ya lo estaba, pero eso parecía imposible.Chantal había pasado las dos últimas noches muy inquieta, pero no era capaz de decirle a Hermes lo que había escuchado, se estaba guardando todo para ella y lloraba sin que nadie se diera cuenta, eso definitivamente, le estaba haciendo daño al bebé, pero no podía evitarlo y no podía dejar de sentir todos esos sentimientos que no podían salir a la superficie por más que tratara.El cabello de Chantal se le pegaba a la cara y un sudor frío recorría su espalda, una sensación caliente
Los doctores estaban haciendo todo lo posible para salvar la vida del bebé y la vida de la madre, tenían que detener la hemorragia, eso era de vida o muerte. Pero todos los esfuerzos parecían imposibles, Chantal sangraba como si tuviera una llave abierta y no podían detener el paso del fluido.Llegaron los padres de Chantal y Hermes no sabía ni que decirles, estaba completamente en shock, se paseaba de un lado para el otro y se tronaba los dedos. No sabía qué pensar, ellos no podían perder a su bebé, tanto que les había costado llegar hasta ese momento y ahora sería un dolor muy grande para todos.— Buenas noches, ¿Qué fue lo que pasó, hijo? Te ves muy mal y te dije que debes calmarte, respira profundo hijo y saca el aire, eso te relajará— Le dijo Gigi en cuanto llegó.Mauro y Gigi llegaron poco después, saludaron a los padres de Chantal y Hermes se abrazó a sus padres, se sentía como un niño chiquito que necesitaba el apoyo de sus papás para poder resistir por lo que estaba pasando.
El ambiente en la clínica era de mucha pena, el primer nieto de las dos familias y no había podido sobrevivir. Era algo muy duro y complicado de asimilar para todos porque no se había escatimado en gastos, ni en atenciones, pero con todo y eso no había podido salvarse ese bebé. Esa noticia les iba a caer a todos lo demás como un balde de agua fría, pues el nacimiento de ese bebé era muy esperado por todos y ahora hacerse a la idea que ya no existe más es algo muy complicado y doloroso.Ni siquiera Hermes podía pensar en que palabras utilizaría para cuando su esposa despertara, era algo que lo estaba consumiendo por dentro, algo que no podía describir, su alma se había roto en mil pedazos. Su hijo había muerto y nada de lo que le dijera a su esposa le iba a aliviar el corazón, ni el alma después de tan dura pérdida.— ¿Doctor, dígame la verdad, cómo se encuentra mi esposa en estos momentos? Necesito saber la verdad sobre su estado de salud, necesito saber que al menos ella va a estar b
Mauro llamó a su hermano Maximus y lo puso al tanto de la situación, por lo consiguiente, Maximus le contó a Dafne y él llamó a Vincenzo para contarle también lo que había pasado, ahora se encontraban de manos atadas. No se sentían con la libertad de hacer algo ahora que la situación de aquella parte de la familia era muy vulnerable.— ¿Qué me recomiendas papá? Es obvio que vamos a tomar acción, pero me parece que ahora no es el momento apropiado.Vincenzo se sentía muy triste por la situación de su primo y su esposa aunque no por ellos sino por el bebé que no pudo llegar al mundo y por sus tíos también que se morían de ganas de ser abuelos, pero la vida no les quiso dejar a ese pequeño en el mundo y se imaginaba el dolor por el que estaban pasando ahora.— Esta es una situación bastante penosa, no me quiero ni imaginar por la que están pasando ahora ellos dos. Me da pena por ellos y por ese pequeño bebé que no pudo llegar al mundo, era un ser inocente que ciertamente merecía vivir a
Vincenzo se encontraba sentado en su silla de su oficina, estaba pensando en la mejor forma de decirle a Kaia la mala noticia y no era algo que quisiera hacer, pero no le podía ocultar por más tiempo eso a su esposa, ella tarde o temprano se iba a enterar. Era algo demasiado devastador. Le habían enviado el reporte de lo que había sucedido y por supuesto que esos detalles no se los iba a contar a su esposa. Se guardaría para él mismo esos horribles detalles.Como si la hubiera invocado, ella salía acompañada de Fabrizio por las puertas del ascensor. Se veía realmente hermosa, cada día que pasaba a ella le sentaba mejor el embarazo.Fabrizio había pedido un día libre en su trabajo para visitarla y a ella le había sentado bien la visita de su amigo, siempre que compartían momentos juntos la pasaban muy bien. Quería salir con su amiga y aunque no lo creyeran, Vincenzo estaba feliz de que la sacara, precisamente ese día, quería alargar el momento para así decidir que le iba a decir cuand
Vincenzo no se hubiera esperado nunca que su esposa se iba a encontrar con que ya todo Roma sabía del duelo por el que estaba sufriendo la familia Leonardi, cuando eso solamente lo debían saber los miembros de la familia, era algo íntimo y privado.— Siento que te hayas enterado de esa manera, yo te lo iba a decir en cuanto regresaras, no era mi intensión ocultártelo.Pudo sentir como temblaba su esposa en sus brazos, a él hubiera gustado haber evitado todo eso, pero no podía hacer nada, muchas personas no tenían tacto para decir tantas cosas hirientes e ir soltando su veneno.— Mi amor, lo sé, pero fue tan feo enterarme así, pero de una manera que no tienes ni la menor idea, la gente es cruel.La noticia se había divulgado tan rápido que de seguro era lo que se había comentado por todos lados hasta llegar a esa tienda, donde Kaia y Fabrizio se habían encontrado a esas personas donde hablaban como si se tratara del chisme de la hora del té. Gente que no les importaba dañar los sentimi