Entonces la decisión ya estaba tomada, Hermes había salido de la oficina de su primo, con la cabeza en alto, tenía que regresar a la clínica para seguir apoyando a su esposa, ahora lo necesitaba más que nunca. Iba pensando en todo lo que le había dicho su primo, que él también podía ir a la cárcel, independientemente si era culpable o no, solo por el hecho de incriminarse. Esta situación lo estaba rebasando y no sabía cómo iban a salir airosos de ella tanto él como su esposa, lo cierto es que parecía que no iba a poder ser así. Llegó a la clínica un poco más relajado, no podía llegar ante su esposa con la rabia de hacía unos momentos, por eso todavía no le iba a decir lo que había hablado con Vincenzo, ella debía estar lo más tranquila que se pudiera. Abrió la puerta y lo que vio lo dejó frío. De todas las personas que pudo imaginar que vendrían a ver a su esposa, nunca creyó verla a ella.— Hola, mi amor, mira quién nos vino a visitar. Es una visita por demás inesperada. — Dijo Cha
Raissa estaba feliz con la incomodidad que notaba en Hermes, él la había engañado de tantas formas, que debía pagar por eso. Ella nunca se hubiera imaginado que se iba a casar con Chantal de la forma en que lo había hecho. A Raissa le había prometido una cosa y de la noche a la mañana se casó con su amiga a la que ella le había presentado.Así que ahora era su turno de dañar para siempre la existencia de Hermes haciendo todo cuanto se le diera la gana hacer y así sería. Él no iba a poder impedir que ella viera a Chantal las veces que le diera la gana.— No te pongas así, mi amor, sé que me tengo que cuidar mucho, pero tampoco me voy a quedar encerrada todo el tiempo. Estoy harta de estar aquí metida y me hará bien salir un poco con mi amiga.— Así es, Hermes, ella debe fortalecerse mucho, hacer ejercicio, no puede estar todo el tiempo acostada, eso también le puede afectar al bebé. Ella tiene que ir recuperando poco a poco su vida.Hermes no podía con ellas dos juntas y no quería mos
El abuelo Alessandro se estremeció cuando escuchó lo que le estaba diciendo su hijo Maximus. Al ver en que grave aprieto lo había metido la esposa de su nieto Hermes. El abuelo recordó lo bien que se había portado Chantal aquel último día, como si de verdad hubiera hecho las cosas bien, pero solo para ella. Todos habían creído en esa mujer y en que era una buena persona cuando resulto ser todo lo contrario. Los ojos del abuelo se enrojecieron, de tanta tristeza, le dolía en el alma que esa mujer hubiera puesto en peligro la vida de dos seres queridos. Eso era un acto bajo, vil e infame.— No entiendo por qué Vincenzo no ha hecho nada al respecto. Esto no puede quedar así, esa mujer tiene que tener el castigo que se merece.El abuelo estaba extrañado porque su nieto Vincenzo no había tomado cartas en el asunto y más extraño le resultaba porque su esposa y su hijo iban a ser los que pagarían las fatales consecuencias de esa mujer si ella no hubiera sido atendida a tiempo y por los mejo
Alessandro y Maximus se dispusieron a buscar los ingredientes que él había utilizado para preparar los suplementos, esos iban a servir como evidencia, afortunadamente nadie más se los había pedido. En tremendo problema lo hubiera metido Chantal.— Voy a tener la precaución de guardarlos en bolsas individualmente, aquí las únicas huellas que van a encontrar son las mías y las de esa mujer.Para ser honestos, el abuelo no lo había visto venir. Afortunadamente, nadie más se acercaba a esos productos, solo él se involucraba en la elaboración de esos suplementos y ahora que había deja intervenir a Chantal, pero todo iba a volver a ser como era antes.— Pienso que no va a ser necesario, papá, ella ha confesado lo que ha hecho y Vincenzo tiene los resultados de los análisis, creo que con eso es suficiente.El informe de la investigación estaba muy bien detallado, no había manera que no lo tomaran como la prueba número uno si no llegaban a una conclusión. Pero no se debía tomar la sugerencia
Ya todos en la familia se habían enterado de lo que había estado a punto de causar Chantal, ya no había necesidad de seguir ocultándolo, si bien habían tenido la precaución de que todo por el momento quedara entre los miembros de la familia. Aitana le había hecho el comentario a su hermana Raissa.— No lo puedo creer, hermana, con lo buena gente que se ve Chantal.Raissa sonrió para sus adentros, ya que finalmente tenía la sartén por el mango, esa información iba a ser de mucha utilidad para ella. Sabría en qué momento la iba a utilizar, nadie se iba a volver a burlar de ella.— Ni tan buena gente, todos estábamos equivocados con su disfraz. Nos ha engañado.— Deseo que le vaya tan mal como ella actuó, es totalmente una mujer muy falsa.Aitana se quedó estupefacta, jamás había escuchado hablar a su hermana de esa forma, además Chantal era una de sus mejores amigas. No sabía en qué momento había dejado de serlo.— ¿Pero Raissa? Pensé que ella era tu amiga.— Si lo era, pero te imaginas
Vincenzo llegó de regreso al conglomerado, su visión de las cosas no había cambiado en absoluto, pero sabía que el abuelo tenía razón, si él hubiera dejado de lado su preocupación por su esposa, en estos momentos Chantal ya estuviera detenida, nadie hubiera evitado ese suceso.Al entrar a la oficina se encontró a su esposa en su escritorio. Llena de documentos por revisar. Kaia se sentía con todo el ánimo de retomar sus labores en la oficina.— Hola, mi amor, no pensé encontrarte aquí.— Hola, amor, es que ya no puedo estar más en el ático, aunque me lleven las cosas para allá, no es lo mismo. Estoy un poco harta del sillón y de la cama.Después que le habían dado el alta a Kaia. Ellos no se habían confiado del todo y después de ese día de compras, ella se tomó dos días más de descanso, pero al pasar ese tiempo, ya no podía estar más en el ático, deseaba otro aire, aunque estuviera ahí mismo en el conglomerado.— Pero veo que te ha gustado seguir en pijama. — Dijo Vincenzo sin poder e
Pasó una semana completa y Raissa había ido de nuevo a visitar a Chantal, había esperado que Hermes no estuviera para poder llamarla y estar con toda tranquilidad. Él le había mandado varios mensajes, pero ella no le contestó ninguno. No le interesaba hablar con él. Para ella lo que sea que tuvieran en el pasado había llegado a su fin y para ella él era una persona no deseada.— Hola, amiga, espero no llegar en un momento inoportuno. Tenía muchas ganas de verte.— Para nada, Raissa, entra por favor, si gustas las dejo un momento para que hablen a solas, voy a la cafetería ¿Quieres algo de allá?Gigi se había quedado ese día cuidando a Chantal, pero al ver llegar a su amiga quiso por supuesto darles algo de privacidad. No quería echarle a perder la plática con su amiga a su nuera.— Gracias, tía Gigi, pero acabo de comer antes de llegar, así que, por lo tanto, no se me antoja nada. Mejor aprovecha que yo estoy aquí por si quieres ir a comer algo tú. Estaré un rato aquí con mi amiga.—
Hermes entró a la habitación y se percató que Chantal estaba dormida, había tenido tanto miedo de que ella hubiera escuchado su conversación con Raissa, fue muy negligente de su parte haberla abordado tan cerca de la puerta, pero ya no podía hacer nada, lo hecho ya no se podía deshacer. Unos dos minutos después, Gigi entraba a la habitación y se sorprendió de ver ahí a su hijo.— Hola, hijo, no pensé que ya hubieras llegado, Raissa me fue a buscar para que viniera a hacerle compañía a Chantal, ya que ella ya se tenía que ir. Qué bueno que vino a visitar a Chantal y a levantarle el ánimo.A Hermes desde luego no le pareció lo que dijo su madre, pero no pudo decir nada desagradable al respecto. Mejor prefirió negar el saber de la visita de esa mujer a su esposa.— Acabo de llegar, mamá, no sabía que Raissa había venido. No me tocó encontrarme con ella, hubiera estado bien el poder saludarla y agradecerle por venir a visitar a Chantal.— Sí, llegó hace una media hora, pero no pensé que s