Maximus estaba seguro de lo que le iba a decir su esposa, pero no quería quitarle la intención diciéndole él que ya lo sabía. Quería que su esposa se desahogara porque se veía que lo que tenía guardado la estaba atormentando demasiado y tampoco quería que le hiciera daño guardarse las cosas, era mejor que sacara todo y él la escucharía con atención.— Ven, siéntate y cuéntame de que es lo que te has enterado. Por lo que puedo ver, no ha sido nada agradable y no quiero que te vayas a poner mal de salud.Dafne le contó a su esposo con lujo de detalles, todo lo que había ocurrido desde que ella y Gigi, habían escuchado la confesión de Chantal sobre su participación directa en lo que le había sucedido a Kaia. Maximus se sentía un poco culpable por no haber hablado antes con su esposa y así haberle podido evitar esta gran impresión, pero si no lo dijo fue porque Vincenzo lo pidió así.— Tenemos que llamar a Vincenzo para que se entere de todo esto. Esa mujer tiene que ir a la cárcel o que
Vincenzo recibió la llamada de su padre y acordaron que en cuanto ellos descansaran por un par de horas se podían presentar en el conglomerado. Él sabía más o menos el motivo para el cual los estaban requiriendo.— Mi amor, mis padres vendrán en unas dos horas, preguntaron cómo te encontrabas, así que vayamos a que descanses en lo que yo termino de revisar estos documentos. No quiero descuidar para nada, ningún aspecto relacionado con tu salud.— Está bien, mi amor, voy a tomar la siesta, aunque me hubiera gustado que te acostaras conmigo. Ha sido un día de lo más increíble el que hemos pasado juntos.Ella hubiera querido tomar esa siesta con su esposo y relajarse en sus brazos por un breve rato, pero por ahora eso no iba a poder ser posible y se tendría que dormir ella solamente. A veces desearía que su esposo no trabajara tanto y así podrían pasar más tiempo, juntos, pero por ahora así eran las cosas, aunque todo estaría a punto de cambiar con la llegada del bebé.— Estaré revisando
No muy lejos de ahí, en otra reunión familiar se estaba llevando también una discusión con respecto a la atrocidad que cometió Chantal. Gigi, le contó todo también a su esposo Mauro. Esperaron a que llegara Hermes porque ya le habían mandado un mensaje de suma urgencia, ya que eso no se podía quedar así. Ambos tenían la obligación y la responsabilidad de hablar como padres con su hijo y hacerle ver la gravedad del acto que la malvada de su mujer había hecho.— Buenas tardes, hijo, disculpa que te hiciera venir con esta urgencia, deseamos saber el estado de salud de Chantal y la de nuestro nieto. Ojalá que ambos ya se encuentren mucho mejor. — Dijo Mauro saludando a su hijo.— Así es, hijo, yo ya no me pude quedar por obvias razones, así que ponnos al tanto del estado de salud de los dos. Nos interesa mucho a tu padre y a mí, saber cómo se encuentra nuestro nieto.Los buenos deseos de los padres de Hermes eran muy sinceros y nobles. Ellos querían desde luego que su nieto superara las d
A Hermes le hubiese gustado que nadie se hubiera enterado de lo que hizo su esposa, ese sería en estos momentos un secreto entre él y Chantal. Si por lo menos solo su mamá lo hubiera escuchado, estaba seguro de que la convencía de que no dijera nada, pero había estado la tía Dafne y ahí ya no se podía hacer nada. Ella obviamente iba a ver por el lado de su nuera y de su hijo y nada se podía hacer para evitar una acción de parte de sus tíos y su primo.— Veo que siempre van a estar a favor de mi primo, ¿Acaso yo no soy nada para ustedes? No les importa que yo sea su hijo, para todo el mundo solo existe mi primo y el mundo gira alrededor de él.Hermes durante toda su vida se había sentido menos que su primo, sus padres solo trataban de hacerlo entrar en razón, nadie estaba en su contra. Era lógico que estuvieran a favor de la verdad y que se hiciera justicia. Ellos mismos ya no veían bien que ni su hijo, ni su nieto o nieta estuvieran al lado de esa mala mujer. Ella podía ser capaz de h
Hermes no podía tapar el sol con un dedo, después que su madre le había dicho que por culpa de esos suplementos, la esposa de Vincenzo estuvo a punto de perder a su hijo. Sabía que no se podía echar la culpa, pero tampoco iba a permitir que su esposa en el estado en el que se encontraba la metieran a la cárcel, eso sería como condenar a su bebé a la muerte, pues sea como sea, su mujer es la madre de su pequeño y él no dejaría a su hijo sin su madre.Por otro lado, Mauro había hablado con su sobrino Vincenzo, para que le diera una oportunidad a Hermes para poder hablar del asunto, pasaron un par de días y Hermes, ya no pudo aguantar más y pidió una cita con su primo Vincenzo, aunque estaban en el conglomerado, sabía la cantidad de trabajo que él mismo había dejado acumulado, pero él ya no podía esperar más para saber en qué condiciones iba a quedar todo.— Señor, Hermes, puede pasar por favor.— Gracias Alonzo.Hermes no tuvo la necesidad de tocar la puerta, pues Vincenzo ya lo estaba
Vincenzo se daba cuenta de que con su primo no iba a poder llegar a ninguna parte, si él se quería arriesgar y echarse toda la culpa, eso no iba a dejar a Chantal por fuera del castigo. Hermes tenía que pensar bien las cosas antes de cometer la tontería de inculparse, pues si lo hacía, corría el riesgo que su hijo creciera sin ninguno de sus padres a su lado, pues los podían meter a los dos a la cárcel.— No puedo hacer nada si de todas formas tú vas a tomar la decisión de echarte la culpa en esto, lo peor de todo es que aunque no lo sepas el abuelo es el que va a salir más dolido y en eso no se tomó la molestia de pensar tu querida esposa.— El abuelo de todas formas de seguro ya me había señalado como el presunto responsable de lo que hizo Chantal. Para él yo soy una basura, porque no soy el perfecto de sus nietos, porque nunca he sido y nunca seré tú.Hermes le hablaba a Vincenzo lleno de dolor, de resentimiento y de envidia, porque para él ese siempre había sido su principal coraj
Entonces la decisión ya estaba tomada, Hermes había salido de la oficina de su primo, con la cabeza en alto, tenía que regresar a la clínica para seguir apoyando a su esposa, ahora lo necesitaba más que nunca. Iba pensando en todo lo que le había dicho su primo, que él también podía ir a la cárcel, independientemente si era culpable o no, solo por el hecho de incriminarse. Esta situación lo estaba rebasando y no sabía cómo iban a salir airosos de ella tanto él como su esposa, lo cierto es que parecía que no iba a poder ser así. Llegó a la clínica un poco más relajado, no podía llegar ante su esposa con la rabia de hacía unos momentos, por eso todavía no le iba a decir lo que había hablado con Vincenzo, ella debía estar lo más tranquila que se pudiera. Abrió la puerta y lo que vio lo dejó frío. De todas las personas que pudo imaginar que vendrían a ver a su esposa, nunca creyó verla a ella.— Hola, mi amor, mira quién nos vino a visitar. Es una visita por demás inesperada. — Dijo Cha
Raissa estaba feliz con la incomodidad que notaba en Hermes, él la había engañado de tantas formas, que debía pagar por eso. Ella nunca se hubiera imaginado que se iba a casar con Chantal de la forma en que lo había hecho. A Raissa le había prometido una cosa y de la noche a la mañana se casó con su amiga a la que ella le había presentado.Así que ahora era su turno de dañar para siempre la existencia de Hermes haciendo todo cuanto se le diera la gana hacer y así sería. Él no iba a poder impedir que ella viera a Chantal las veces que le diera la gana.— No te pongas así, mi amor, sé que me tengo que cuidar mucho, pero tampoco me voy a quedar encerrada todo el tiempo. Estoy harta de estar aquí metida y me hará bien salir un poco con mi amiga.— Así es, Hermes, ella debe fortalecerse mucho, hacer ejercicio, no puede estar todo el tiempo acostada, eso también le puede afectar al bebé. Ella tiene que ir recuperando poco a poco su vida.Hermes no podía con ellas dos juntas y no quería mos