Un lunes por la mañana temprano, Ethan bajaba las escaleras con el ceño fruncido.

Cuando encontró a una criada limpiando la sala, él preguntó: "¿Dónde está mi esposa?".

"Señor, la Señora Wright está preparando el desayuno para los niños", dijo la criada.

Ethan caminó hacia la cocina, manteniendo el ceño fruncido en su rostro. Cuando encontró a Samantha preparando el desayuno, se acercó a ella y apagó la estufa.

"¡Ethan!". Mientras Samantha exclamaba, Ethan la volteó para que lo viera.

Él rodeó la esbelta cintura de la mujer y le dijo: "Sam, no soy un hombre muy exigente".

Con los ojos cerrados, él inclinó la cabeza y la apoyó en la de Samantha antes de decir: "Soy un hombre muy ocupado y, por ahora, me gustaría pedirte que estés a mi lado cuando me despierte todas las mañanas que esté en casa”.

Samantha tenía una espátula en la mano cuando Ethan le dio la vuelta. Sus manos permanecieron levantadas mientras su cuerpo era sujetado con fuerza por su esposo.

Al escuchar las palabra