Samantha se presentó a trabajar a las siete de la mañana. Quería observar el servicio de desayuno del hotel, y ayudar a Anthony, que era su ayudante de chef ese día.

Mientras ella ponía en práctica nuevos platos e imponía nuevas reglas en su cocina, se sintió satisfecha de que su ayudante de chef ejecutivo por lo menos hubiera comenzado a trabajar sin quejarse.

El único inconveniente era que él le estaba dando un trato silencioso. Aún así, Samantha pensó que el hecho de que Matteo volviera al trabajo significaba que había aceptado la derrota. Solo tenía que ganarse su amistad.

Con la excepción de una ayudante de chef llamada Deana, todos volvieron al trabajo.

Deana, la amargada y seguidora número uno de Matteo, avisó que estaba enferma ese día. Por suerte, no fue un día tan ajetreado.

Al ser martes, el resto de la mañana fue algo tranquila. A las once de la mañana, Samantha bostezo desde el interior de la cocina.

Luego ella pensó en su esposo y se recostó en un lado de la pared,