Por el amor a Cristo Manuel deja de llorar, ¿Por qué llora tanto? ¿Será que tendré que llevarlo a un psicólogo o algo así? ¿Es normal que un niño que ya va para cuarto grado siga llorando de tal manera? Dios mío, es que es inaudito.

-Penny, ¿Por qué maltratas a ese niño de tal forma? ¿Qué dirán los vecinos?

-¡Cállate, Rox! No estoy oa Ra tus tonterías.

Agarré a Manuel y lo miré directo a los ojos.

-No puede ser Manuel que pases toda la vida en una sola lloradera, siempre estás llorando por cualquier estupidez. ¿Cómo quieres que tus hermanos no te digan llorón si te la pasas llorando?

-Es que siempre me dicen llorón y pajuo. Eso no es cierto, no soy pajuo hago lo correcto.

Pajuo, pajuo... Manuel es un pajuo claro que sí. Es boca suelta.

-Sí, tú sabes que no eres un pajuo y un llorón ¿Para qué les haces caso?

-Pero son mis hermanos.

-Serán lo que sean, si se burlan de ti y esas cosas no son verdad no tienes porque llorar por eso.

Cuando se es madre uno a veces -muchas veces- debe ment