Capítulo 5

5

—¡Mira lo que has provocado, niñita!—Espetó empujándome dentro de su habitación—¡¿A caso pretendías tomar su lugar?! ¿Es eso?

El pelinegro abrió la puerta de su baño de una sola patada mientras que con sus manos me sostenía con fuerza para que no me escapara.

—¡¿Qué estás haciendo?!—Mi pregunta sonó fragmentada—¿Qué haces, maldito? ¡Papaaaaaaaaaaaaaaaá!

Aarón tomó entre sus manos mi cuello para así poder abrir la regadera y meterme de cabeza dentro del agua. Mis gritos se escuchaban con fuerza dentro del baño, pero ni mi padre ni Bárbara llegaban.

—Nuestros papás no están, Tobías los llamó porque se reunirán con unos amigos antes de la boda.

—¡Págame mi teléfono!—Agregué mirando como el agua empezaba a tornarse azul pitufo. Esto no podía ser posible, ¿Por qué justamente ahora nadie estaba en casa cuando más los necesitaba?

—Lo haré…—Su pecho chocó contra mi espalda y no pude evitar abrir los ojos al sentir su entrepierna chocar contra mis glúteos—Si prometes que no le darás tu teléfono a nadie… De lo contrario…

—¿Qué?—Hablé con un tono amenazante.

—Te lo haré pagar…

Aarón apretó una vez más mi cuerpo sobre el suyo para luego dejarme caer sobre los azulejos del baño, lo siguiente que escuché fue el azote de la puerta dándome a entender que ese troglodita había dejado su habitación.

A la mañana siguiente la mansión Western estaba vuelta un caos, las flores entraban y salían de la propiedad mientras que papá deambulaba por la casa como si se le hubiese perdido algo. Abrí los ventanales de mi habitación rogándole al cielo que todas las cosas en el día de hoy salgan muy bien para mi padre y su futura esposa y que, con esto, Sullivan se dé cuenta que no pasaremos toda la vida siendo como perros y como gatos.

La brisa fresca veraniega me cobijó logrando que mi cuerpo se estirara por sí solo; a lo lejos lograba ver a mi hermanastro ejercitándose un poco, su cabello estaba humedecido y tuve que apartar la mirada cuando sus ojos y los míos se conectaron por un instante.

El pelinegro tocó el borde de su camisa mojada para luego levantarla hacia arriba y sacarla por encima de su cabeza. Los músculos anchos e hinchados del estúpido de Sullivan me hicieron tragar en seco al notar lo jodidamente que se veía en el día de hoy.

—¡Baja!

Gritó Aarón haciéndome temblar.

—¿Para qué? —Respondí indiferente. Acomodé el peinado que mi Nana me había hecho temprano para la ceremonia. Llevaba puesto un vestido color esmeralda con unas zapatillas plateadas que Bárbara me había obsequiado el día que nos conocimos.

—Sí no estás aquí hasta que cuente cinco, lo votaré…

El chico de mirada oscura levantó en una de sus manos una caja blanca con el loto de una marca de móviles famosas y costosa.

Mis piernas se enredaron por un momento pero corrí como alma que llevaba el diablo y no me detuve hasta que lo tuve delante de mí—¡Dámelo!—Solté estirando mis manos para tomarlo pero Aarón lo alzó antes de que lograra atraparlo.

—Guardé el número de tu amiga Kitty, el de nuestros padres y el mío

Lo último lo dijo en un tono de voz alto extraño.

—¿Para que necesito tu número?

No pude evitar molestarlo, Sullivan me entregó el teléfono y sonreí al saber que por fin podría contactarme con… ¡¿Cómo carajos voy a contactar a Samuel si ni siquiera sé dónde vive?!

—Espero que me hagas caso con lo que hablamos anoche…

¿Anoche?

Arrugué el entrecejo hasta que recordé la tinta azul sobre su cuerpo, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas por aguantar las ganas de llorar hasta que de un momento a otro estallé en carcajadas.

Podía ver el azul reluciendo desde su cuello—JA, JA, JA, JA.

Me burlé al bajarle un poco la camiseta deportiva a mi hermanastro.

—¿De qué te ríes?

Lo señalé limpiando mis lágrimas—¡Eres papá pitufo! JA, JA, JA, JA

—¿Papá pitufo? ¿Qué es eso?

No puede ser…

—¿No viste esa caricatura de pequeño?

Negó sin ningún tipo de expresión en su rostro—No conozco a ese tal papá pitufo, pero te puedo asegura algo, Romina… —Su mano rodeó la mía delicadamente para luego acercarme lentamente hacia él. La mejilla de Aarón se sentía caliente mientras que su aliento con un ligero olor a menta inundó mis fosas nasales—No soy papá pitufo, pero si soy papá pitudo…

¡Santa María Purísima!

¡Cristo redentor ten misericordia de esta alma en desgracia!

—¡Perro sarnoso!—Vociferé soltándome con agresividad de su agarre. Ahora era Aarón el que reía con gracia y ganas—¡Maldito! ¡Eres un pervertido!

—¿No lo quieres ver?

El pelinegro de piel pálida levantó un poco la pretina de su sudadera y me tapé los ojos.

—¡Ascoooooooooooo!

—Eso no es lo que las chicas que han estado en mi cama me dicen…

—¡Te odio!

—¿En serio? En cambio, yo me divierto mucho contigo, oh, cariño, antes de que te desmayes de la vergüenza, mamá te está buscando.

Mi corazón latía con demasiada fuerza y ahora mismo lo que más me convenía era alejarme de Sullivan lo más lejos posible. Las damas de honor de Bárbara comenzaron a llegar un tras de otra, así que subí las escaleras directamente hacia la habitación que compartía ella con mi padre.

Abaniqué un poco mi rostro antes de entrar a su cuarto y así poder alejar el calor que su hijo dejó sobre mi cuerpo para luego tocar un par de veces hasta que escuché su dulce voz donde me otorgaba el permiso de pasar.

—Hola…

Habló acomodando un poco el broche dorada que decoraba hermosamente su cabello.

—Estás preciosa.

Las dos sonreímos al tiempo.

—¿Lo crees?—Cuestionó y asentí convencida de mis palabras—¿Mi hijo te dijo que vinieras?

—¿Sucede algo, Bárbara?

—A partir de hoy usaré el apellido de tu padre…—Me detuve—Aarón usa mi apellido de soltera porque jamás lo reconocieron… —Su voz se corta de repente como si esto aún le doliera—Tu padre quería darle el suyo, pero mi bebé dijo que ya era un adulto y aunque lo respetaba estaba mejor con el mío…

—¿Amas a papá?

Bárbara se levantó de inmediato para tomar mis manos; el vestido blanco que llevaba puesto se le veía hermoso—Mas que nada en el mundo, sé que no soy tu madre, ¿Pero al menos podrías verme como una?

Asentí luego de sacar una de las joyas que mamá me heredó la cual era de color azul—Me dijeron que las novias deben llevar algo de este color para que su matrimonio sea feliz por siempre…

—¡Cariño!

Ambas estamos llorando, te acepto Bárbara, pero jamás podré hacerlo con tu hijo.

—Haz de mi papá muy feliz, por favor…

La futura esposa de Harold me tomó de la mano para caminar ahora hacia el lugar donde hará los votos con mi padre.

—Te haré también feliz a ti, ¿Hablaste con el chico del baño?

Sus ojos me observaban expectantes.

—¿Tu hijo le contó a papá?

Bárbara asintió suavemente—Sí, pero creo que… También debes ser feliz…

A lo lejos pude ver a un chico rubio vestido de traje en color azul que llevaba entre sus manos un ramo de rosas rosadas, miré a la señora Sullivan sin poder creerlo.

—¿Cómo lograste contactarlo?

—Digamos que tengo una empresa informática que se encarga de la seguridad del país…—Mi cara de asombro no se hizo esperar. Papá se movía en el altar de un lado hacia el otro muy ansioso, pero apenas vio a su futura esposa se detuvo en seco a punto de llorar.

¿De verdad yo también me sentiré de esta forma en mi día especial? ¿Él habrá sentido lo mismo con mi madre?

Ahora bien, estaba demasiado emocionada viendo a Samuel en la mansión Western que no me percaté del peligro que Aarón traía consigo.

La boda de nuestros padres se convertirá en una masacre…

El olor a cigarrillos inundó mis fosas nasales y sé que el caos se ha desatado. Dios tenga piedad de mi alma, porque Sullivan no la tendrá…

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