Hoy es el cumpleaños del padre de Leonardo, y su abuelo les llamó para decirle que a partir de las siete de la noche los quiere en la casa para agradecer por un año más de vida de su primer hijo.
- Aixa debes de estar lista para las seis y veinte minutos de la tarde, por favor no te atrases, porque si yo vengo y aún no estás preparada entonces te quedarás porque ya sabes que yo no perderé el tiempo por estar esperándote-.
Dijo Leonardo dirigiéndole la palabra a Aixa por primera vez en muchos días.
- Como tú digas-. Respondió Aixa, y se preocupó porque entonces hoy deberá de pedir permiso en la casa donde trabaja para llegar temprano y vestirse.
Por otro lado, la persona que el señor Miguel Bustamante contrató para los cuidados del abuelo de Aixa después de que Aldair se marchó; le comunicó a Don Miguel que el señor se está poniendo bastante mal, peor que cómo ha estado reaccionando estos días atrás.
- ¿Será que debo de decirle a la pequeña Aix
- Leonardo, el abuelo de esa pobre chica está agonizando. Por favor apiadate de ella y llévala, haz de cuenta que soy yo el que está por morir y seas tú el que está en la situación que por ahora ella está. - Está bien abuelo ahorita voy-. Dijo Leonardo sintiendo empatía por su esposa y se fue tras ella para llevarla. - Aixa espera yo te llevaré-. Gritó Leonardo cuando la alcanzó. - No necesitas hacerlo Leonardo, puedes quedarte en la fiesta y yo me iré sola-. Dijo Aixa al borde del llanto. - Ya te dije que yo te voy a llevar, espérame aquí. Yo iré a traer el auto. Aixa detuvo su andar y se quedó esperando a que el regresara, total le costará encontrar un taxi en esta enorme villa, mientras que yéndose con Leonardo llegará más rápido. - Vamos, sube-. Ordenó Leonardo. - Gracias por traerme-. Dijo Aixa ya cuando iban de camino. - Aixa siento mucho lo de tu abuelo. - Tú no sientes nada porque no tienes sentimientos
- Bueno pero como tú fuiste claro al decirme que yo tenía que comprar mi propia comida, entonces no tuve otra opción que salir a buscar trabajo. Y aunque me costó pero al final encontré y también lo perdí por tu culpa cuando me pasó el incidente de la cabaña, pero ahorita ya tengo otro y gracias a Dios la jefa es muy buena y me dio permiso por dos semanas por el duelo de mi abuelo-. Respondió Aixa cuando Leonardo le dijo que ella no debería de estar trabajando sino que merecía estar en casa y ser tratada como la reina que es. - Cuánto lo lamento haberte ido a dejar a la cabaña, te juro que me asusté cuando la vi en llamas pero luego cuando te encontré mi felicidad volvió. - A ti lo que te daba miedo era el remordimiento de conciencia que te iba a quedar porque tú eres el culpable si me hubiese muerto. - La verdad sí, era eso más que todo. Pero como te comentaba anteriormente, yo pensé que eras otra clase de persona. Estaban platicando
- ¿Quién te crees que eres para hablarle así a la muchacha? Preguntó el chico bajando de su lujoso auto para enfrentar a Leonardo. - Pues quien más que su esposo-. Respondió Leonardo envalentonado. - Chicos por favor cálmense-. Pidió Aixa preocupada porque le parecía que Leonardo ya se le tiraba a su amigo. - ¿Aixa tu estás casada? Preguntó el chico confundido, pues ella no se lo había comentado. - Sí, estoy casada y él es mi esposo. - Leonardo por favor ve al auto y esperame allí, en un momento regreso. - Ve tranquila mi amor, yo hablaré un par de cositas de hombre a hombre con él. - Por favor comportate si-. Pidió Aixa encarecidamente a Leonardo y se marchó, iba sonriendo porque sabe que Leonardo está celoso y va a interrogar al otro chico pero se llevará tremenda sorpresa. - Mira idiota, jamás permitiré que te vuelvas a acercar a mi esposa. - ¿Pero por qué no, si ella está
Cuando Leonardo salió de la empresa, pasó por una repostería y compró variedad de cupcakes, galletas, brownies y varias rebanadas de diferentes postres fríos para su esposa. - Hola guapa-. Saludó Leonardo cuando entró a casa. - Hola. ¿Y eso qué es? Preguntó Aixa cuando él le entregó una cajita. - Pensé que te podría conquistar con golosinas dulces y por eso te las traje. - Que lindo, gracias. Déjame decirte que nunca he probado varios de ellos porque en el pueblo no existen estas cosas. - Bueno pues disfrútalos y si quieres todos los días te traigo hasta que los aburras y me pidas que ya es suficiente. - ¿Por qué lo haces Leonardo? - Te dije que te trataré y te consentiré como a una reina-. Leonardo no le quiso comentar que lo hace porque ya se está enamorando de ella. Aixa se puso a preparar la cena y mientras lo hacía estaba conversando con Leonardo que estaba en la sala esperando una vid
- ¿Dime cómo? Preguntó Aixa con humildad. - Así-. Dijo Leonardo acercándose a ella para besarla, y eso bastó para que al final terminaran haciendo el amor sobre el suelo de ese pequeño cuarto de aseo. - Me ha encantado y quiero repetirlo de nuevo ahora mismo-. Dijo Leonardo colocándose sobre ella. - No Leo, espérate-. Dijo Aixa haciendo el intento de salir de debajo del cuerpo de su esposo. - ¿Pero por qué no, o es que no te gusta hacer el amor conmigo? Preguntó Leonardo bastante confundido. - ¿Es que no sientes ese olor a quemado? la ropa se te está quemando porque no apagué la plancha-. Dijo Aixa y se levantó de un salto cuando Leonardo se hizo a un lado. - Mira lo que pasó por tu culpa. - ¿Qué, acaso fue a mi que se me ocurrió dejar la plancha sobre la prenda de ropa aún sabiendo que esta estaba encendida? Preguntó Leonardo pero muriéndose de un ataque de risa al ver la carita de asustada que
- Eso lo dudo que llegue a suceder. - ¿Por qué lo dudas? - Porque yo quisiera estudiar para convertirme en médico cirujano. - Pero la carrera que estás sacando ahorita es de contabilidad y eso te sirve para que sigas estudiando en esta rama y que me ayudes en el futuro con las empresas. - Sí lo sé, pero a mí no me llama la atención esa carrera. - ¿Y entonces por qué decidiste estudiarla si no te gusta? - Porque en mi lugar no había más opciones. - Bueno está bien entonces yo apoyaré hasta el final a mi doctora favorita. - Muchísimas gracias Leo, te lo agradezco de todo corazón. - Ven que te mostraré otra parte de la empresa. Leonardo se dirigió hacia otro piso que era donde estaba el salón de conferencias y era allí donde le tenía la sorpresa que le mencionó a Aixa hace rato. - Ten la llave abre la puerta tú-. Dijo Leonardo entregándole la llave a ella. (Feliz, feliz cumpleaños deseamos p
La clase está por llegar a su fin y el chico que abrazó a Aixa está deseando que los minutos pasen rápido para que la clase se termine y ese maldito profesor se vaya y lo deje en paz porque de todos los alumnos que hay en el salón, solo a él le hace las distintas preguntas. - ¿Profesor por qué solo a mí me hace las interrogantes y a los demás no? Preguntó el chico con miedo a que el maestro le diera una mala respuesta delante de toda la clase, pero es que en realidad ya no soportaba el hecho de que solo a él le preguntara y lo peor es que a la mayoría de sus interrogantes no se las respondía bien porque no se las sabía ya que es uno de los tantos alumnos que solo van al instituto a ver a qué chica se ligan y no a lo principal que es a aprender. - Agradezca que lo nombro a usted jovencito, sientase afortunado de que yo lo tome como uno de los más inteligentes del salón. Claro sin ofender a los demás, por hoy lo hago así pero en las siguientes clases todos se v
Al día siguiente en el instituto Aixa decidió ponerle un alto al chico que la acosa cada día y también demostrarle a Leonardo que ella no le está mintiendo.- Chicas ustedes han sido testigos de como Wilson me acosa verdad-. Les comentó Aixa cuando se reunieron a la hora del receso.- Sí Aixa y créeme que como mujer que soy, a mí no me gusta la forma en la que él te mira porque se nota que tú no le haces caso y él como que a la fuerza te quiere tener. Bueno, hablo por mí no se las demás qué opinan de ese comportamiento de él-.Dijo una de las chicas y luego Todas se pronunciaron que opinaban lo mismo que la primera.- ¿Ustedes estarían dispuestas a contarle sobre eso al profesor Leonardo? es que a mí me da pena y no quisiera que el director se entere porque se armará un escándalo.- ¿Y por qu&eacu