Esa noche esperó a Hanza con su vestido nuevo y cuando la vio sonrió.
—¡Estas swina!
—¿Te parece?—se dio una vuelta.
—Eres hermosa Laila—sonrió él.
—Lo hizo Malak para mí—vio su sorpresa—es una mujer con talento.
—No lo dudo…
—Hanza tenemos que hablar.
Lo llevó cerca de los jardines y mirando las flores que crecían allí las damascenas y los jazmines. Traídas especialmente para ella desde el Valle de las Rosas, partiendo de Kelaát M´Gouna, se llegaba a un precioso lugar de ensueño en donde crecían las damascenas en su esplendor. Laila tenía una gran variedad de ellas en sus jardines.
—Nunca olvidaré lo que te costó traer brotes de cada una de estas rosas para mí—dijo ella.
—Fue todo un reto, pero lo conseguí.
—¿Hanza, eres feliz?
Hanza le dijo la verdad.
—Lo soy.
—¿Malak te hace feliz?
No quería confesarlo, pero…
—Solo sé sincero conmigo.
Entonces le dijo la
Dicen que donde hay muchacho no hay diablo y Amed se olvidó de su hija, veremos lo que pasa.
Malak estaba en el instituto recibiendo las clases, cuando al salir se topó con Gaela que al verla se quedó impactada por su cambio. —Pero si eres tú, Malak…—la admiró. Esas telas eran costosas, su piel se veía en verdad cuidada y usaba joyas caras. —¿Qué hiciste Malak? —Nada. —¿Y ese cambio? Ella se miró, supuso que para alguien como Gaela era en verdad bastante no
—¿Quién te enseñó a seducir de esta forma?—decía besando su boca. —Tú… —Nunca vi algo como eso… Eres desquiciante Malak, me pones como loco—besaba sus pechos. —Te amo esposo mío. Deslizaba sus manos por su desnudez y le dijo con voz ronca. —Nunca me dejes. —No amor, nunca te dejaré…—le aseguró ella. Hanza no dejaría que nada la apartase de él. La envidia Malak iba a salir esa mañana a sus clases, se sentía plena y radiante después de aquel momento que había pasado con su amado esposo. En el curso le enviaban a comprar varias telas y detalles para su proyecto de costura. Esa tarde, cuando entró en compañía de su chofer al almacén, Rania la alcanzó a ver y la siguió, vio la cantidad de compras y comparó con sus fundas, entonces se llenó de celos: ¡Cubierta de oro! Su ropa era costosa y se la veía tan…. Feliz y era esposa. ¡Esposa! Ella solo se quedó en
Ella se fue y miraba atrás, Bullá sonreía, era fácil hacerla ver mal y esperaba que esa tonta mujer haya tomado las fotos, Rania salió de su escondite. —Actuaste bien. —Debí ser actor…—la miró y era bella—tienes unos ojos hermosos. —No solo los ojos; pero, no te daré a ver más que ellos. Bullá sonrió, ya caería en sus redes. Pillerías Shary era una niña muy observadora, esa tarde cuando vio llegar a su padre despertó su curiosidad. Su padre era un misterio para ella: duro, a veces similar a un acero y sagaz, inteligente; sin embargo, su inteligencia era algo malévola, daba miedo su mirada… Aunque ante todo era un ser humano y muy básico, nada más su madre lo engrandecía, aprovechó que entró a asearse y ella con únicamente poner la clave del año de su nacimiento entró y comenzó a leer y lo que vio le h
Ella lo miró y le dijo muy segura. —Nunca te equivocarás conmigo, sería alucinante, es una palabra que usa una profesora…—se rio—suena muy bonita. —Tú eres alucinante—acarició su rostro. Ella le dijo emocionada. —Siempre quise estudiar diseño, cuando veía a mi mamá decorando los vestidos y a doña Gaela con esas telas… Sentía que mi corazón vibraba. —Hablas con tanto entusiasmo de ese asunto… —Es un sueño hecho realidad—dijo ella. —Quiero que cumplas mi sueño de ser padre. Ella se afligió y le dijo —Es lo que más quiero. —Me hice unos exámenes médicos—vio su sorpresa—estoy óptimo para ser padre, entonces, ¿de quién depende Malak? ¿Acaso los estás evitando? Malak lo miró sorprendida y le dijo molesta.
Hanza solo pudo decir con voz casi imperceptible.—Malak me engañó.Amed metió candela al asunto.—Esa mujer embarró tu honor por toda la Medina, no está drogada, está ebria de su pecado—se acercó a él que estaba devastado—no te quiero como mi hermano; pero, tampoco dejaré que una bastarda lujuriosa te haga esto…—alzó la voz—¡Nos haga esto a todos!“¡Ella embarró nuestro nombre por la Medina, tenía amante, que Allah disminuya sus días!David entonces le dijo a su hijo:
Laila llamó a Rajan, el chofer, y le preguntó. —Dime todo lo que sepas del momento en que Malak desapareció. —Ella se encontró con una amiga, una joven zwina y habladora. —¿La habías visto antes?—lo vio menear la cabeza—entonces la conocía… ¿Quién era esa mujer? —No lo sé, señora. Entonces ella le dijo a su chofer. —No puedo dejar a Malak sola, debes ir por ella, búscala y dale esto—le dio dinero—ubícala en un lugar junto a su madre y luego me cuentas, veré cómo ir a verlas—entonces le recalcó—que Hanza no se entere. Él asintió y ella intranquila pensaba cómo ayudar a Malak. La misión de Yamala Yamala andaba preguntando por Malak, le dijeron que había sucedido una tragedia, supuso lo peor, cuando llegó vio a la joven llevando el féretro de su madre y todo eso corrió a decirle a su hijo. Laila se entera del triste final
Malak revisaba unas telas que le habían dado, Him entró con comida y le dijo a la joven. —Es mejor que te alimentes, comes tan poco últimamente. —Perdí las ganas de comer—dijo ella. —Eso no es bueno, la señora Laila viene a verte. No quería darle problemas a esa mujer e intentó animarse; más, al ver la comida sintió asco y corrió al baño a vomitar. —¿Qué te pasó Malak? La escuchaba vomitar… ¡Cielos! Pensó lo peor de todo. Cuando la vio salir toda pálida y desanimada. —¡Malak! —No me siento bien…—dijo incómoda. —¡Malak! ¡TÚ ESTÁS EMBARAZADA! Gritó emocionado y Fadila entró y lo vio todo alborozado. Le contó todo y le hicieron los exámenes a la joven y en efecto: Estaba embarazada. Fadila dijo emocionada. —Ahora tu marido te enviará a llamar de vuelta. Entonces Malak dijo con bríos. —¡La! Todos la vieron sorprendidos. —Él nunca sabrá de esto. —Pero la señora
Malak veía la mano extendida de Bullá y le preguntó muy desconfiada. —¿Por qué he de creer en ti? Me secuestraste, mataste a Reba y conspiraste contra mí. —Ojos Dorados, es cierto, te secuestré el día de tu boda por órdenes de mi padre Makir; pero, no maté a nadie esa noche. —Entonces tus hombres mataron a Reba. —¡La! (no) —¿Entonces quién mató a Reba? Él sabía y se lo dijo a la joven. —Amed fue descubierto por esa tal Reba y la mató. —¡Por Allah!—se llevó las manos a la cara. —¿Ves con quién estás lidiando Ojos Dorados?—vio su desconcierto—Lo que desconocía de mi padre era que él deseaba ayudar a Amed Ansar en esa ocasión. Eso extrañó a Malak que le preguntó. —¿Por qué haría eso tu padre? —Porque Amed es su hijo bastardo—vio su asombro—así es Ojos Dorados, Amed no es hijo de David. —Pero, él tiene el liderazgo ahora. —No solo de Fez, también del desierto, me usaron para d