Después de un largo día, llega Ana muy cansada a su casa, y desde ya la esperaba un gran interrogatorio de preguntas: —Hola ¿Y esas caras, paso algo? —pregunta Ana con confusión. —¿Eso queremos saber? ¿Qué pasa entre tú y el licenciado Hufman? —pregunta su padre, mientras, que su hermano la mira desafiante. —No entiendo. Ya Abel te lleno la cabeza de dudas, definitivamente tu hobby, es molestarme Abel—lo mira Ana con recelo. —Respóndele a nuestro padre, no evadas sus preguntas. —No pasa nada entre Tony y yo. —¿Tony? Ya ves papá hasta lo tutea. —Responde hija por favor, esta mañana tu hermano, te vio muy temprano irte en su auto. —Bueno papá, él me acompaño para la clínica, no le veo nada de malo. —Ana este tipo tiene todo de malo, sus intenciones, por ejemplo, son muy raras y ese afán de estar para todos lados contigo, desde que supo lo de tu embarazo. Hasta estoy empezando a creer, que es su hijo el que te inseminaron—Ana se queda pensativa, y mira a su hermano fijamente. —O
Mansión Hufman… A la mañana siguiente, suena el timbre de la mansión, ya Tony se había ido al periódico a trabajar. —Buen día, le puedes decir a Rebecca, que llegó Grace—se dirige a la chica del servicio, con evidente arrogancia. —Enseguida, señora—le responde la muchacha. Al cabo de unos minutos, baja Rebecca a recibirla: —¿Querida y esas maletas? —pregunta asombrada, no esperaba su sorpresiva visita. —Buen día Rebecca, tan bella como siempre. Vine de visita, por una temporada, espero no te moleste. —Para nada, ven vamos desayunar juntas. Ya mismo, mando a subir tus cosas al cuarto de huéspedes. —¡Que gentil! —exclama Grace con la mirada erguida. —Vamos. Salen fuera para desayunar al aire libre, la visita de Grace se torna grata para Rebecca, ya que ésta desde un tiempo para acá, ha mostrado un ligero interés en Tony. Su madre, en un afán de que destierre de su mente, la tristeza por la pérdida de Micaela, ve en Grace una nueva oportunidad, para que su hijo establezca una nu
—Hola, eres una mujer muy hermosa—le dice Justin a Sofía, y se le acerca. —Gracias caballero, por el halago—se voltea Sofí, dándole ligeramente la espalda. —Mi nombre es Justin ¿Y el tuyo? —Samarha. —No creo que ese, sea tu nombre real. —Es el que te puedo presentar. —En serio dime ¿Cómo te llamas? —Le acabo de decir. —Está bien. Por lo visto, eres un hueso duro de roer. —Así es. —Y de pocas palabras. Aunque las palabras ahora sobran—sin miramientos, se le abalanza encima y la besa. —¿Qué hace?, no confunda las cosas—lo empuja Sofí y lo aparta de su lado—es mejor, que se retire de mi camerino. —Lo siento, no me pude contener. Realmente eres muy bella y quede impactado al verte. —Es mejor, que se vaya. —Lo lamento, perdóname sí—suplica Justin con la mirada encendida. —Está bien, pero quiero que le quede clara una cosa, no soy una prostituta. No confunda, mis sensuales bailes con algo más. —Tranquilízate que no volverá a pasar, si es lo que deseas—la mira muy fijamente, c
Como era de esperarse, Matilde comienza a espiar a Ana por órdenes de Grace, se acerca sigilosamente hasta el cafetín, donde Ana desayuna, con Tobías en total tranquilidad: —Ana disculpa, que te insista, pero ¿Tú estás bien con el padre de los niños? —Huy Tobías ya te dije, que no quiero hablar de ese asunto, me atormenta. —¿Ese hombre jugó contigo? Dime la verdad. —No, pero es una historia muy larga, y no sé si me vas a entender. —Claro que sí, yo estoy para ti. Ana te confieso, que me gustas mucho. —Por Dios Tobías, es imposible un romance entre nosotros. —¿Eso porque no, que estás soltera? —Te parece poco, que voy a tener gemelos. No soy la mujer indicada para ti—allí está Matilde, con la oreja bien activa, escuchando toda la conversación. Tobías nota enseguida su reflejo y percibe su presencia. —Matilde, que manía la tuya, de estar escuchando conversaciones ajenas—le reprocha. —Yo no estoy escuchando nada, solo estoy limpiando. Es mi deber limpiar, todos los espacios de l
—Lo siento Ana—manifiesta Tony muy apenado, por su reacción. —Tony—balbucea Ana, con la respiración entre cortada. —Ana discúlpame de verdad, no quiero que pienses, que me quiero aprovechar de ti—ladea la cabeza con mucha intranquilidad. —Me gusto—musita Ana, sin poder todavía creer, lo que había ocurrido entre ellos. —Ay Anita—susurra Tony y besa su frente. —Las palabras sobraron—dice Ana. Tony la toma entre brazos con mucha ansiedad, no fue su intención besarla como lo hizo, solo siguió a su instinto que lo motivo hacerlo. No pretende jugar con la muchacha, siente mucha culpa por su confusión. Desconoce todavía que es lo que está sintiendo por Ana, sin embargo, desde ya siente que la dulce Ana, despierta emociones nuevas en él, que solo había provocado en su momento su difunda esposa. —No quiero que pienses mal de mí. Esto no debió haber ocurrido. —Pero, pasó ¿Te arrepientes? —Ana, soy mayor que tú y…—Ana lo interrumpe y le dice: —¿Qué estoy embarazada de algún extraño? ¿Es
Entra rápidamente Ana a la oficina de Tony: —¿Qué te dijo mi padre? Lo vi irse por la ventana. —Nada del otro mundo, solo me advirtió como todo padre, que no te hiciera daño, por nuestra cercanía. —No le hagas caso, no quiero que nada ni nadie nos separe—Tony, se siente entre la espada y la pared, preso por la incertidumbre de no saber qué hacer. —Ana tenemos que hablar. —Es que tengo mucho trabajo encima, solo me escapé por un minuto. Si quieres luego hablamos. —Está bien—sale Ana de su oficina e ingresa Alfred, quien le esboza a Ana una sutil sonrisa, antes de entrar. —¿Malas noticias con la muchacha? —pregunta Alfred. —Acaba de irse su papá, me advirtió que no ilusionara a Ana, ella está enamorada de mí. Tengo que sacarla de su error sin lastimarla. —Dime realmente Tony ¿Qué sientes por esa muchacha? Me temo, que no te es indiferente, por tu preocupación. —Ana de un tiempo para acá, me confunde muchísimo, es tan linda y buena. Aparte es la madre de mis hijos. Este enredo m
La guapísima y audaz Grace, comienza a tejer nudos en la cabeza de Abel, lo confunde al tal punto, que éste le confiesa, como fue que se embarazó su dulce hermana. Los hombres seductoramente perdidos, deberían de tener un bozal. —Eres muy bueno en la cama—lo emociona Grace, para dar el siguiente paso. —Hago lo que puedo mi bella dama—responde Abel jactancioso. —¿Querido y tu hermana tiene pareja? —No. —¿Cómo se embarazo? —A mi hermana, le inseminaron en un laboratorio por error—deja a Ana al descubierto. —¿Qué? ¿Hablas en serio? Lo que dices, es increíble. —Muy en serio dulzura—le responde, mientras besa su hombro. Ya ésta lo adentro en un laberinto sin salida. —Vaya ¿Qué cosas no? Este mundo está perdido—se sorprende y comienza a tejer, diversos matices de opinión en su cabeza. —¿No vamos a seguir hablando de mi hermana y sus problemas? Si quieres saber más, le preguntas en el periódico. Mejor seguimos en donde estábamos—ya el muy tonto, inocentemente le había dicho todo. G
A la mañana siguiente… Tony está a la espera de Ana, a las afueras del consultorio, se encuentra ansioso por verla y también por saber el sexo de los bebes, llega Ana de inmediato. Se baja de su carro y la abraza con mucha vehemencia: —Te quiero tanto—la aprieta y Ana se pierde, enseguida en ese potente abrazo. —Y yo más. Estoy nerviosa. —¿Por qué, corazón? No vas a la hoguera. —Siento un poco la incertidumbre. Yo quiero que sean niñas. —Y yo niños, para llevarlos a jugar futbol, mi deporte favorito. —¿En serio, vas a querer a mis hijos como tuyos? —pregunta Ana sorprendida. —Así es, son mis hijos también—apunta a una realidad, que Ana todavía desconoce. —Vamos ¿Novio? Te digo así—expone Ana sin tapujos. —Está bien novia—esboza Tony una linda sonrisa. —¡Que alegría! Por fin mi sueño realidad—exclama Ana muy emocionada. —Creo que exageras amor—dice Tony y le da un beso en la frente. Entran de los más sonrientes al consultorio y la doctora inmediatamente los hace pasar: —¿C