—Bueno, Natalia no tomó muy bien la relación entre Maximiliano y yo —digo—. Se sintió traicionada y engañada, y cree que estoy traicionando la memoria de mi hermano.Alisa frunce el ceño.—Eso es muy difícil para ti —dice—. ¿Cómo te sientes al respecto?Suspiro.—Me siento triste y confundida —digo—. Quiero que Natalia me entienda y me apoye, pero al mismo tiempo, entiendo por qué se siente de esa manera. Es una situación muy complicada.—Lo entiendo, Mila —dice—. No es fácil para Natalia aceptar la relación entre tú y Maximiliano. Pero creo que debes darle tiempo, permitir que procese sus emociones y que entienda que tu relación con Maximiliano no es una traición a tu hermano.Me miro a Alisa, agradecida por su comprensión.—Sí, tienes razón —digo—. Pero es difícil ver a Natalia sufrir de esta manera. Por fin pensé que iba a tener una familia unida, con abuelos para mis hijos, algo que yo nunca tuve. Pero ahora, con la reacción de Natalia, todo se ha complicado.Alisa asiente, su ros
MILAMe devuelvo corriendo a la oficina de Maximiliano, jadeando y con el corazón acelerado. Entro sin llamar, muy agitada.—Maximiliano, ¡mi tía está aquí! —exclamo, sin aliento.Maximiliano se sorprende y se levanta de su silla viniendo a mi puesto.—¿Qué pasa mujer? ¿estas muy alterada Qué es lo que pasa? —pregunta, confundido.—Mi tía... mi tía está aquí —repito, intentando controlar mi respiración—. Ella puede dañarnos, puede poner en peligro a mis hijos, ella es muy mala Maxi, muy mala.Maximiliano frunce el ceño, intentando entender. Me abrazo a Maximiliano, sollozando desconsoladamente. Mi cuerpo tiembla de miedo y confusión, mientras mi mente se llena de pensamientos aterradores. ¿Qué quiere mi tía? ¿Qué pasará con mis hijos? ¿Están en peligro?Me siento segura en los brazos de Maximiliano, pero no puedo dejar de llorar. La presencia de mi tía ha desenterrado recuerdos y emociones que había intentado enterrar durante años. La confusión y el miedo se han apoderado de mí, y no
MILAMe quedo quieta en el baño, escuchando la conversación que se desarrolla en la habitación contigua. Alaska pregunta a Maximiliano:—¿Quién es esa señora? —pregunta Alaska.—No es nadie importante —responde Maximiliano—. La señora ya se iba.Irse, mi tía no haría eso sin obtener lo que vino a buscar.—No, yo no me puedo ir hasta que usted no me dé la información —dice la señora.—¿Qué tipo de información? —pregunta Alaska.—Eso no es de su incumbencia —responde Max—. Venga conmigo, señora.Puedo escuchar los pasos de Maximiliano que se alejan, y me doy cuenta de que Alaska se ha quedado en la habitación. Mi corazón late con fuerza, esperando a que Alaska descubra mi presencia en el baño.Me quedo en silencio en el baño, esperando a que Maximiliano regrese. Puedo escuchar la conversación que tiene con Alaska, hablando de temas de la mafia. La conversación dura prácticamente dos horas, y me siento cada vez más incómoda y ansiosa. Me pregunto qué habrá pasado con mi tía, y si Maximil
MILAMe acomodo en el asiento, intentando calmarme, pero mi corazón late con ansiedad. No puedo creer que ella esté sentada frente a mí, después de todo lo que sucedió. Nunca pensé que vendría a buscarme, especialmente tan pronto.Mi mente está llena de preguntas y temores. ¿Qué quiere? ¿Por qué ha venido? Me siento nerviosa y ansiosa por saber qué está pasando. Mi cuerpo está tenso, mis manos están sudadas y mi boca está seca.La miro fijamente, intentando leer sus pensamientos, pero su rostro es una máscara de tranquilidad. No puedo entender por qué ha venido aquí, después de todo el tiempo que ha pasado. Me siento confundida y asustada, y no sé qué esperar de esta situación.—Lo siento mucho, Mila. Sé que lo que pasó entre nosotros fue muy doloroso para ti —dice Natalia, con una mirada de tristeza.—Sí, lo fue —respondo, asintiendo con la cabeza—. Pero también entiendo que estabas protegiendo a tu familia.—Sí, eso es cierto —dice Natalia—. Pero también me di cuenta de que fui muy
MILAMe desperté temprano, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Hoy era el gran día: el primer cumpleaños de mis hijos. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para empezar a preparar todo.Mientras preparaba el desayuno, no podía dejar de pensar en cómo habían cambiado nuestras vidas en el último año. De la llegada de nuestros pequeños a la adaptación a la vida en familia, todo había sido un aprendizaje constante.Justo cuando estaba terminando de preparar el desayuno, escuché los sonidos de mis hijos despertando. Me sonreí, sabiendo que hoy sería un día especial para ellos.—¡Buenos días, mis amorcitos! —les dije, mientras los levantaba de sus cunas.—Hoy es un día muy especial —les dije—. Es vuestro primer cumpleaños.La nana se encarga de vestir a la niña, que lleva un vestido rosa adorable con flores blancas. El vestido es ligero y fresco, perfecto para una fiesta de cumpleaños en casa.Alisa se encarga de vestir a los dos niños, que llevan pantalones cortos azule
MILALa fiesta de cumpleaños de mis hijos es un éxito, con todos los invitados disfrutando de la celebración. Milton y Natalia, los abuelos de los niños, están sonriendo y charlando con Alisa, mi mejor amiga, y la nana, que se encarga de cuidar a los niños. Mientras tanto, Maximiliano, el tío de los niños, está jugando con ellos en el suelo, haciendo que se rían y se diviertan.La mesa está llena de deliciosos alimentos y bebidas, y la torta de cumpleaños es un gran éxito. Los niños están emocionados de recibir regalos de todos los invitados. Natalia le regala a Galina un muñeco de peluche rosa y blanco, y a Maksi un camión de juguete rojo y azul. Milton le regala a Kuzman un osito de peluche marrón, y a Galina un conjunto de ropa adorable.Alisa le regala a Maksi un libro de cuentos ilustrados, y a Kuzman un conjunto de juguetes musicales. La nana le regala a Galina un juguete de peluche con forma de gato, y a Maksi un conjunto de bloques de construcción. Maximiliano le regala a Kuzm
MAXIMILIANO—Follame—me lo pide estando de piernas abiertas.—Quiero sentir tus labios —me susurra con voz seductora.—No necesitas pedir permiso —le respondo con una sonrisa, y sin esperar más, se lanza sobre mí, besándome con una pasión que me deja sin aliento.Puedo sentir su deseo en cada movimiento de sus labios, en la forma en que aprieta mi mano y enreda sus dedos en mi cabello. Me gusta la forma en que lo hace, es como si cada beso fuera una promesa de algo más.—¿Por qué tus besos me hacen sentir así? —pregunta, separándose de mí y apoyando su cabeza en mi pecho.—¿Así cómo? —le pregunto, acariciando su cabello.—Como si nada más importara —responde, levantando la vista hacia mí.—Si nos hace felices, ¿por qué deberíamos preocuparnos por lo que piensen los demás? —le digo, sonriendo.—Pero... —comienza a decir, y luego se detiene.—¿Qué pasa? —le pregunto, mirándola con curiosidad.—Tengo miedo —dice finalmente, apartando la cabeza para mirarme.—¿De qué? —le pregunto, acaric
MILA—Señoritas —comienza Maximiliano, mirándonos a ambas—, les presento al coronel Viktor Kuznetsov. Es un experto en defensa personal y manejo de armas, con una carrera militar distinguida y varios títulos en tácticas de combate.Alisa y yo nos miramos confundidas.—¿Por qué necesitamos aprender a defender nosotras mismas? —pregunta Alisa, frunciendo el ceño.Maximiliano se acerca a nosotras, su expresión seria.—Ustedes saben de lo que están metidas —dice—. No podemos permitir que estén desprotegidas. Es necesario que sepan defenderse.Me siento un poco tensa al escuchar las palabras de Maximiliano. La idea de aprender a defenderme con armas me pone nerviosa, pero sé que es necesario. He visto el mundo en el que vivo, y sé que no siempre estaré segura. La idea de ser vulnerable me aterra, pero también me motiva a aprender y a protegerme a mí misma.—Pero ¿qué tipo de situaciones de peligro podemos enfrentar? —pregunto, tratando de entender.El coronel Kuznetsov se adelanta, su voz