—Enzo… ¿Qué es todo este desastre? —Enzo rascó sus ojos, mientras se acomodaba en el sofá frente a sus padres.Le había pedido a Gianna que descansara un poco mientras él bajaba a tener una conversación con sus padres, que ahora era una necesidad. Además, tampoco quería exponerla sin antes no enfrentarlos primero.—Ella es Gianna… espero que puedan recibirla una vez se sienta mejor…Alonso miró a Francesca y luego frunció el ceño hacia Enzo.—Y ¿Dónde queda tu esposa, Enzo?La mirada del empresario, fue dura para sus padres.—¿Qué quieres decir con eso, papá? Demandaré a Antonella, además de una orden de restricción para que no se acerque a Gianna, y les digo de una vez, lo más seguro es que tenga que enviar una demanda para el divorcio… ¿Acaso han creído todo lo que ha salido en ese periódico? ¡Esta mujer ha arruinado mi vida! Me ha mentido de la peor forma haciéndome creer que no podía tener hijos para no dañar su cuerpo, y llevando todo esto al límite de utilizar los óvulos de Gian
Con los ojos muy abiertos, Enzo se removió en la cama de un lado a otro, sin poder conciliar el sueño. Miró la hora desde su teléfono, y notó que eran las once de la noche.Y aunque su día había sido difícil, la euforia por lo que había vivido con Gianna, lo mantenía alerta, si, poder cerrar sus ojos, o sacarla de su mente por un minuto.Se sentó en la cama y aspiró el aire. Solo tenía una sudadera puesta cubriendo sus piernas, ya que por lo general dormía sin camisa.Caminó por la habitación, y decidió ir a la cocina a buscar agua fría, entonces cuando bajó las escaleras, pudo notar que las luces bajas de la cocina estaban encendidas, y no pudo evitar fruncir el ceño para acercarse de forma lenta.Le tomó por sorpresa ver allí de pie a Gianna, que sostenía un vaso en sus manos, mientras observaba al jardín detenidamente. Y esto lo hizo sonreír.—Hola… —ella saltó de inmediato, y él se apresuró en llegar a su sitio para tocar su espalda—. Soy yo…Gianna se giró con las mejillas rojas.
Una semana después, Enzo estaba sentado en su escritorio, mientras Zia trataba de organizar su agenda lo mejor posible.Estaba abarrotado de reuniones que habían sido aplazadas por toda la situación que arropó su familia toda la semana, y exactamente en este día, iba a dar una conferencia a la prensa, junto a su hermana Alexia, que iba a sentarse junto a él como forma de apoyo.Había un poco de preocupación desde el momento en que salió de su casa por colocarle una orden de restricción a Antonella, y aunque su abogado le dijo que ella ya la había recibido, su silencio de hecho lo ponía más nervioso.No por él por supuesto, sino por Gianna, y con hoy eran tres días desde que ella lo supo.Al día siguiente, desde que se levantó de esa cama y se quedó mirando a Gianna mientras ajustaba su corbata, supo que no iba a apabullarla con sus deseos a que no estuviera en el trabajo por un tiempo, y recordó días atrás como se agachó para depositar un beso en su nariz.Le había costado una vida qu
Si alguien le hubiese dicho que iba a experimentar esta sensación de enamoramiento, de un proceso en el que literalmente estaba construyendo algo y que se estaba esforzando en cada momento, en cada palabra, en cada acción para poder tener un resultado positivo en su vida, no lo hubiese creído.No quería comparar a Gianna con Antonella, porque era bizarro incluso hacerlo, pero sabía que, en el pasado, no hizo absolutamente nada para forjar una relación, no tuvo que hacer ningún esfuerzo, ni sintió algún mérito para eso, y por supuesto qué ahora podía notar una diferencia abismal.Unos toques en la puerta hicieron que su boca se torciera en un gesto, y luego se giró lentamente para anotar que Gianna estaba delante de él, completamente seria y con los brazos cruzados.Su vestido suelto solo la hacía parecer fresca, y adoraba como su vientre un poco abultado se notaba ya en este tercer mes.Y de alguna forma, también lo excitaba.—Lamento interrumpirle, señor, pero vengo a colocar una que
—Sus dos bebés…Los ojos de Enzo ardieron cuando observó el monitor, y vio a estos dos chicos moviéndose por la pantalla completamente formados.Aún le parecía increíble que esto fuera cierto. Y mirando los ojos nublados de Gianna, solo pudo apretar su mano mientras le envía una sonrisa segura.—¿Cuándo podremos saber el sexo? —preguntó ella con la respiración entrecortada, mientras el médico le sonrió y pasó nuevamente el ultrasonido por su vientre.—Pensaría que en el cuarto mes y medio o sobre los cinco, nunca se sabe, a veces ellos se dejan ver a las pocas semanas o a veces no se dejan ver. Pero lo que sí les aseguro, es que, como es un embarazo gemelar, ambos niños serán del mismo sexo.Enzo y Gianna se miraron para asentir, y luego el doctor le indicó a ella, que se limpiara el vientre, entre tanto él hacía un informe, para enviar algunos complementos, que eran fundamentales para el segundo trimestre.A los pocos minutos Gianna recibió en sus manos la foto de sus bebés, mientras
Había preparado un atardecer maravilloso con Gianna en esa cabaña, tenía una cena increíble, rosas, junto a una chimenea encendida para hablar toda la noche. Pero ahora mismo no podía resistir el ansia y las ganas que tenía por besar su boca y por demostrarle todo lo que se está acumulando en su pecho, y todo lo que sentía por ella.Y sin darle un aviso, sin prepararla, incluso tomó su rostro, lo alzó hacia él, y de la forma más sincera como nunca en la vida lo hizo, le dijo:—Te amo cara mía…Gianna estaba a punto de responder lo mismo que ella sentía por él, cuando Enzo la besó de una manera apabullante que hizo que su aliento muriera en su misma boca.Ella se apresuró por abrazarlo, y luego sintió cómo el cuerpo de Enzo la echó hacia atrás hasta que ella se recostó en la arena, y medio cuerpo de él estuvo encima, teniendo cuidado de no ejercer su peso.Gianna abrió la boca para que Enzo profundizara el beso, mientras que sus lenguas danzaban de una forma significante, apasionante y
Gianna reposó su cabeza en el pecho de Enzo, mientras sus dedos acariciaban su duro abdomen. La noche era demasiado perfecta como para pensar en alguna cosa mientras sus cuerpos entraban en calor., junto al sonido de las llamas que se consumían muy cerca de ellos en la chimenea.Ella todavía no salía del trance, estaba impresionada con lo que había pasado y sobre todo lo que su cuerpo ya había experimentado. Jamás en su vida pensó vivir una experiencia como esta, y ser tomada de una manera tan sublime y tan llena de pasión, llena de un control para hacer las cosas, en movimiento perfecto solo para arrancarle los sonidos que ni siquiera ella conocía, y que habían salido de su garganta una y otra vez.Alzó el rostro hacia Enzo y sin pensarlo, le dio un beso en la mandíbula entretanto él bajo la mirada y le sonrío.—Me gusta eso… —y después Enzo besó su boca apasionadamente—. Quisiera quedarme toda la vida en este instante. Mirándote, acariciando tu cuerpo y amándote hasta la eternidad.
Ya no necesitó tres dedos de frente para saber de quién se trataba, y dejándose caer en el sofá entendió que su vida ya no iba a ser nada fácil a partir de ahora.Enzo y ella estaban marcados, de por vida.Y por más de qué intentara ser fuerte, por más de qué pudieran hacerse de la vista ciega, esta mujer a su alrededor, se encargaría de hacer de su vida una desgracia todos los días.Cerró la notificación de su celular cuando la puerta del apartamento se abrió, y Enzo la miró expulsando un poco el aire ante la irritación que le habían dado esos reporteros afuera.—La policía ya está controlándonos, contactaré a una agencia de seguridad de confianza para que esté contigo en las 24 horas al día, y para que mantengan esta gente fuera de nuestras vidas.Gianna bajó la mirada y asintió un poco desanimada.—Creo que ella no desistirá nunca de esto, Enzo. Creo que ella estará cada día de su vida haciéndonos la vida imposible… y no tengo miedo por nosotros, porque podemos resistirlo, el tema