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¡Dormir en la misma cama que Luciano fue una tortura! Y no me quejo porque él duerma mal, ¡es que el desgraciado ronca como un tractor! No pude pegar el ojo en toda la noche, cada que lo sentía roncar le daba un golpe en el brazo y solo así quedaba en silencio por un par de minutos, y después volvía a roncar.

- te ves horrible.

Me dijo Luciano la mañana siguiente, él se veía tan fresco y radiante, con gotas de agua cayendo por su cuerpo musculoso, era tan injusto que el tipo fuera lindo.

- hoy te desprecio aún más, así que te aconsejo que no me molestes.

El sonrió y no comento nada al respecto y se lo agradecí, porque si el me hubiera dicho algo estúpido ya no tendría cabeza.

- hoy vamos a tener una cena con algunos amigos y familiares, te enviare algunos vestidos.

Yo me senté en el borde de la cama y miré a Luciano mal.

- y hasta entonces qué? No tengo ropa limpia, ¡ni siquiera me dejaste traer ropa interior!

La sonrisa de Luciano se hizo mucho más grande en cuando le dije esa frase.
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