Austin
Al llegar a esta gran ciudad, lo inicial era conseguir un lugar para vivir... parece mucho más sencillo decirlo que ejecutarlo, ¿saben?
Estuvimos algunos días durmiendo bajo un gran puente, días que me parecieron eternos, unas personas que desconozco nos ayudaron a salir de ese lugar, gracias a ellos estuvimos un par de semanas en un refugio para desamparados, ahí conocí y vi a personas con situaciones realmente críticas, son lecciones de vida que llevare conmigo siempre, sé que suena rudo y fuerte, pero mamá siempre luchó para salir adelanté por lo que poco después logro encontrar un trabajó como ama de llaves en una casa de ricachones, no nos trataban cómo era debido pero al menos no estábamos con papá; o bajo ese tenebroso puente.
Mamá cada día iba retomando muchas más fuerzas.
Logro obtener todo para qué pudiera iniciar mis estudios y no sólo se trató de una escuela común, era uno de los colegios más prestigiosos de la zona, sí sé lo que piensas, tenía una mamá increíble.
Disfrutaba de mi vida en esta nueva ciudad, siempre me decía a mí mismo que todo lo que pudiera estar viviendo aquí siempre sería mejor que tener que soportar lo que vivía en mi antigua ciudad, en mi antiguo hogar, debo admitir que nunca me sentí en casa cómo hasta ahora y es qué un hogar te da protección, bienestar y calor fraternal, pues... mi antigua casa carecía de todo esto, por ello sentía este lugar cómo mi hogar, mi nueva casa, mi nuevo comienzo.
Estuvimos en casa de los señores Foster por 4 años, el señor Luca Foster siempre me daba caramelos y me contaba historias de sus viajes, aunque su esposa la señora Marla Foster era una cascarrabias que no me permitía estar en la misma habitación que sus hijos, sabía que no era una mala persona, aunque en incontables oportunidades intenté decirle al señor Foster que huyera cómo lo hicimos mamá y yo, pero sabía que no iba a escucharme y quizás mamá se enojaría, era mejor evitar esa situación que claramente no me beneficiaría, sí que extrañaría a ese sujetó. Pero sobre todo, extrañaría a Lana Foster, su hija mayor... sí, me llevaba algunos años, pero gracias a ella aprendí a tocar el saxofón y la guitarra, incluso me mostro como sé puede sacar el máximo provecho a mi voz, que era bastante agradable y no lo había notado hasta ahora, sé que parece que soy el tipo de chico que no se interesaría en algo tan “good boy” cómo eso pero ¿qué les digo? Se me daba muy bien realmente.
Fue muy duro despedirnos de esta casa, pero sabía que necesitábamos avanzar, mamá había conseguido un trabajo cómo mesera en un restaurante muy conocido en esta ciudad y pocos días después vivíamos en un gran departamento, mamá trabajaba sin descansó y yo me dedicaba a enorgullecerla, era uno de los mejores promedios de mi clase y sabía que eso alegraría a mamá y como sabes lector, ese siempre fue mi objetivo, mostrarle a mamá que podía ser un buen chico, que no soy cómo mi padre, odiaba parecerme físicamente a él, cabello negro azabache, ojos azul claro, piel con una tez muy blanca, casi pálida, con una estatura increíble para mi edad tenía 14 años y parecía un chico de más de 18, ya parte de mis músculos estaban desarrollándose lo que me asemejaba mucho más a la figura del hombre que hizo de la vida de mi madre y la mía un infierno, pero me decía a mí mismo una y otra vez, que yo no era él; no lo era, era un buen chico y demostraría qué podía llegar a ser mejor que ese idiota que me engendró.
Mi vida fue pasando y de la mejor forma posible, llego el momento de ir al instituto y me sentía listo, mamá me inscribió en uno de los mejores institutos de la ciudad de New York "The Berkeley College", lo sé... se ha esforzado por darme lo mejor y lo valoró más de lo que cualquiera podría imaginar, ahí hice amigos nuevos... también aprendí cosas nuevas, el mundo de las chicas por ejemplo, mi padre nunca me enseñó como ligar con chicas, nada que te sorprenda lector, él sólo fue padre por prestar su ADN para lo demás le faltaron cojones, la cuestión en sí es que me vi obligado a conocer ese mundo a mi manera y me funcionó, estuve con muchas chicas... en serio, muchas; demasiadas para contarlas con todos mis dedos, pero ¿qué puedo decir? Mis hormonas estaban al tope, no me culpen.
Pero les confieso que nunca llegué a más de una semana con ellas, nunca le presenté a una chica formal a mamá, no tuve una novia, sólo seguía una regla que me formule, sólo tendríamos 2 citas y una noche de sexo, es todo lo que podía ofrecer, no me preocupaba este método por que las chicas parecían aceptarlo y yo nunca desee una segunda vez, así que funcionaba para mí, buen método ¿eh?
En fin, había terminado una larga jornada de clases y estaba ansioso por ir a casa, el cumpleaños de mamá es este 11 de mayo y me emocionaba, sé que faltan tres meses pero ¿qué rayos?, quería hacer una gran fiesta en honor a esta mujer que merece el cielo y el universo enteró, para eso necesitaba tiempo, ¿no? al llegar a casa arroje mi mochila al piso y me quite mi chaqueta de cuero, despeine un poco mi cabello que caía sobre mis ojos (recordatorio personal, necesito cortar mi cabello) al entrar en la cocina, vi a mi madre apoyada en la encimera con ambos ojos cerrados y un tanto inclinada hacia el frente.
— Mamá, ¿estás bien?
Se percató de mi presencia y se incorporó rápidamente mirando en mi dirección, estaba algo pálida...
— Audi, ¿qué tal tu clase? Sí hijo, estoy bien; nada de qué preocuparse sólo fue un mareo.
— ¿Estas segura mamá? Te notó un poco extraña
Ella puso sus bonitos ojos en blanco y me hablo con toda la ironía capaz de reunir
— Sí papá, estoy bien.
Esbozó una forzada sonrisa e intenté convencerme a mí mismo de que decía la verdad y estaba bien.
— Bien, señorita Caroline Smith. En unos pocos meses cumplirá 39 años, será una mujer adulta y quizás con ¿menopasia o pausa? No sé cómo rayos se llama, pero ya lo tendrás.
La señale con mi dedo índice con la intención de acusarla y continúe mi discurso —¿algo que pedir al público en cuestión para esta fecha especial?
Hice una reverencia hacia ella, se había sentado en el sofá frente a mí. Pero nada de esto pareció importarle más qué...
— ¡¡¡¿¿Menopausia??!!! ¿¿¿Que te sucede??? Yo aún soy una jovencita.
Bufe de forma automática, pero vale no quería hacerla enojar quería hacerla feliz, así que sonreí y saque de mi espalda un pequeño ramo de petunias (las favoritas de mamá) y se las extendí.
De inmediato me mostró esos bonitos dientes y las recibió
— A qué debo esté honor querido Audi.
Mamá no dejaba de llamarme así, tengo 17 años debía parar.
— Mamá, tengo 17 años puedes llamarme por mi nombre ¿por favor? O mejor aún "Austin sexy Smith".
Mamá comenzó a reírse a carcajadas
— ¿de qué te ríes mujer? Eso me ofendió.
— Te llamas Audi y cumpliste 17 hace tres meses, sigues siendo mi bebe y te llamaré como quiera, fin del tema.
Puse un dramático puchero en su dirección (trata de imaginar las escenas en dónde el gato con botas de Shrek hacia esto para persuadir a los guardias, pues exactamente así. Demonios, amo esa película) sabía que no podía resistirse así qué finalmente cedió.
— Vale Austin sexy Smith, ¿vemos una película?
— Oh, claro que sí. Esta la elijo yo y veremos esa del Justiciero.
Sabía qué mamá detestaba la acción pero yo la amaba, ¿algún día será mi turno de decidir?
— Ah no, ni de chiste me harás ver a ese tipo matar sin control, mejor veamos "Orgullo y prejuicio".
Quizás algún día... pero evidentemente ¡no sería hoy!
— Ash, mamá que pésimo gusto.
Puse una exagerada mueca de asco.
— Audi, soy tu madre y veremos lo que diga.
Rebatí rápidamente
— No me obligaras a ver eso, ni de coña.
— Austin Malone Smith, veremos lo que quiera y deja de decir malas palabras.
M****a, usó mi nombre completo, es mejor no hacerla enfadar.
— Vale jefa, veremos esa costrosa película.
Comenzó a aplaudir con emoción. Sonreí instantáneamente, una de las cosas qué amo de mamá es cuando está emocionada, por ello intentó sorprenderla siempre que tengo la oportunidad.
— Bien, iré por las palomitas, tu pon la película.
Asentí un par de veces sonriendo.
Mamá intentó correr hacia la cocina con su evidente emoción y en ese instante, pareció perder el conocimiento y cayó de bruces al piso. No reaccione a tiempo, ya mamá estaba en el piso inconsciente y yo no sabía que hacer... corrí en dirección a ella e intenté reanimarla, pero nada parecía funcionar, así que llame al 911 y llegaron 6 minutos después... mamá había fracturado su nariz debido al golpe y juró que me culpaba una y otra vez por no detenerla a tiempo, me subí con ella en la ambulancia al cabo de unos minutos, ella despertó totalmente perdida.
— ¿Audi? Bebé, ¿dónde estamos? ¿Qué sucede?
Intentó levantarse de la camilla pero falló, se veía débil y cansada, ¿cómo no pude notar eso antes? Su cara no tenía el particular brillo que la caracterizaba, estaba algo pálida.
— Mamá, estás bien. Vamos caminó al hospital, te desmayaste en casa y llamé al 911, iremos a qué te hagan unos exámenes y luego nos iremos a casa, ¿de acuerdo?
Mamá sólo asintió una vez y volvió a cerrar sus ojos.
Rápidamente llegamos al hospital y el médico le exigió un montón de exámenes qué no entendí, sólo sé qué debíamos pasar la noche en ese lugar sólo para asegurarnos de que estaba bien y claro que lo haría.
Unas horas más tarde, vi a más de tres médicos entrar a la habitación donde estábamos y vi preocupación en sus rostros... ¿qué demonios pasa?
— Señora Caroline Smith; necesitamos comunicarle algo sumamente serio y personal, será su decisión si decide que su hijo no esté presente o ¿desea que la discutimos frente a él?
Mamá asintió y habló como pudo.
— Por supuesto que sí; somos un equipo — tomó mi mano y me miró con esa característica mirada que me generaba paz cada que tenía temor, sólo qué estaba vez, la sonrisa no estaba, volvió a dirigirse a los tipos con batas blancas que nos miraban con cautela... — estamos listos para escuchar lo que tenga para decir doctor.
— Bien, mi nombre es Kalum Drew, soy oncólogo y me especializó en el diagnóstico de cáncer y sus tratamientos — silencio... ¿cáncer? Debe estar mintiendo. — sus exámenes le han diagnosticado cáncer de páncreas, este se ha propagado por los órganos distantes causándole una metástasis, lo que se conoce cómo el grado 4 (IV), lo siento señora Smith. Sí usted me permite podríamos tratar con algunos tratamientos qué, bien no podrían sanar el cáncer podrían darle mucho tiempo más de vida...
No paraba de repetirme esas palabras una y otra vez en mi cabeza "cáncer, cáncer, cáncer... mamá tiene cáncer, mamá va a morir, mamá va a dejarme"... no, mamá no puede dejarme sólo, la necesito.
Sentí su agarre en mis manos mucho más fuerte, con su mano derecha limpió mi mejilla que hasta ahora no había notado que estaba llena de lágrimas.
— Bebé, estaremos bien... haré todo lo que este en mi alcancé para estar contigo mucho tiempo, ¿vale? - hizo un terrible intentó de sonreír y siguió — Debemos ver esa película, DEBEMOS VER LA MALDITA PELÍCULA... La disfrutaremos bebé y estaremos bien. Te amo.
Con esa última palabra sentí mi corazón quebrarse en mil pedazos y desee con todas mis fuerzas ese abrazo de mamá qué lograba juntar mis partes rotas.
— Te amo mamá, estoy aquí y no me iré jamás, saldremos de esta, ¿vale? Y veremos un millón de veces la puta película.
¿Por qué sentía qué lo que decía no era cierto? ¿Por qué rayos sentía qué lo que decía era una mentira? Mi mundo cayó a mis pies en unos minutos. Haría qué mamá viviera feliz lo que restaba de vida, sé que vivirá. Necesito que viva.
Cito para ustedes las palabras significativas de John Green en el famoso libró "bajo la misma estrella"
— Y ahora qué hago con el dolor... ¿lo demandó por sentirse?
Vaya, un capitulo un poco emotivo, se que es difícil aceptar este pequeño tramo de la historia, pero esto tiene mucho más que mostrar y espero que aun desees seguir experimentando los sentimientos que estos capítulos les instan a sentir. Gracias por seguir leyendo y por apreciar mi trabajo.
Austin Al día siguiente mamá decidió salir de ese lugar y venir conmigo a casa, sentí alivió por qué parte de mí se engañaba con el hecho de que ella lo hacía porque se sentía genial, o quizás porque no pretendía dejarme sólo, aunque no es una decisión qué está en sus manos, es lo que sucede con el jodido destino, sólo resta aceptarlo y seguir, pero... ¿cómo puedes sólo aceptarlo? ¿Cómo podría siquiera seguir? La vida de mi madre dependía de un hilo y yo dependía de ella, por lo que ese angosto hilo estaba sujeto a ambos. No podría soportar perder a alguien importante, mi vida se basó en sólo usar a las personas a mi alrededor y desecharlas cómo sí se trataran de un objetó cualquiera y no me afectaba, pero esta vez no era el caso, esta vez si perdía mucho, perdía mi vida en pleno. Caminó a casa, subimos al auto y vi a mi madre de reojo mirando hacia la ventanilla del coche, con la mirada perdida en la carretera y las casas qué dejábam
Austin 11 de abril 2017 Sentí una leve luz colarse por la ventanilla del hospital, me daba justo en el rostro, estaba amaneciendo, intenté incorporarme cómo pude, de inmediato sentí una punzada de dolor por todo mi cuerpo ¿qué me pasa? Ah... recordé la paliza de ayer, tuve pesadillas con ese idiota toda la noche, me sentía de la patada, intenté levantarme con todo el cuidado qué fui capaz de reunir, mamá seguía dormida y no quería despertarla. Me levanté de la incómoda silla e intenté estirarme, m****a... pésima idea, pésima idea. Todo el cuerpo me dolía cómo sí un camión me hubiese arrollado, tenía que darle crédito a mi cuerpo por haber soportado tanto, mis nudillos ardían y ni hablar de los costados de mi abdomen, mis costillas estaban destrozadas, maldito idiota. Intente frotar mis ojos con la intención de finalmente entrar en sí, recordé perfectamente la conversación de aye
Austin 11 de mayo 2017 7:30 pm Estaba decidido a acabar con todo, con este dolor que oprime mi pecho y que no cesa, con estas incansables ganas de querer estar junto a ella, escuchar su risa, sentir su abrazó, ese que lograba unir cada parte de mí, necesitaba hacerlo, ya no más apatía, ya no más culpa, ya no más sufrimiento y sobre todo ya no más existir, yo no quiero sólo existir, joder... yo deseo vivir y querer hacerlo, pero sencillamente no puedo, no tengo motivos para seguir soportando esto a lo que llamamos vida, acabo de perder a mi madre, lo que más amaba, no soportaba más este vacío qué hundía mi pecho. Y entre mis vagos pensamientos sobre la muerte, camine sin sentido (al menos yo no estaba consiente hacia donde me dirigía, pero todo mi ser sabía lo que quería y hacia donde quería llegar) y ahí estaba, de pronto me vi en la azotea de este deprimente hospital, justo en lo más alto contempland
Austin 12 de mayo 2017 3:00 am No he logrado dormir, he intentado una y otra vez reformular en mi mente pensamientos positivos como mamá lo hacía, pero no... Nada bueno aparecía, cerraba mis ojos en un intento por calmar el ardor en ellos pero no lograba más qué ver la imagen de mi madre muerta. Estoy cansado, harto de todo, me encontraba en un lugar llamado "child protection center", me habían dado una charla al llegar, pero honestamente no escuché nada más que un discurso qué no me interesaba, recordaba fragmentos de esa conversación en la que sólo me limitaba a asentir, como sí no fuera capaz de expresar nada más. Al llegar una mujer de tez morena, cabello atado y falda de tubo se acercó a mí con una gran sonrisa. — Austin Smith — me tendió su mano pero no la recibí, no tenía fuerzas para nada. Ella aun así continuó — mi nombre es Kaila Morgan y soy una trabajadora social, me centró en los chicos sin
Austin Primera etapa: aceptación. Mi mente suele ser persuasiva y en ocasiones un tanto masoquista, lo que me hacía dañó a mi mismo de una forma poco fácil de explicar, me obligaba a ver una y otra vez imágenes de cosas qué no quería recordar ¿o quizás sí? Probablemente suceda por qué parte de mí siente qué merezco esto, que estar perdido es parte de un extrañó castigó, en ocasiones veía a mamá junto a mí... sé qué pensaras que estoy loco lector, pero la veía, no podía escucharla o tocarla, pero estaba ahí... esos fueron mis días favoritos, cuándo desaparecía me sentía vacío, me obligaba a dormir para poder verla y eso funcionaba, mi mente recopilaba los mejores momentos que había vivido con mamá y los transformaba en sueños, precisamente esos sueños hacían qué mí dolor fuera un poco más soportable. Me costaba aceptar su muerte, joder era horrible pensar qué ya no estaba y sólo estuve así, pensando, dur
Austin 3 de Junio 2017 9:30 am Estaba en la cafetería con los chicos, estos últimos días habíamos estado frecuentando fiestas, amanecía en camas desconocidas con chicas diferentes, me metía en peleas por diversión, todos estos días me había desestrezado a mí manera. Cada día que pasaba aumentaba más la dosis de los narcóticos, por lo que se estaban terminando... sólo me quedaban unos pocos y eso me ponía los pelos de punta pero tenía suficiente para unos días más, ya me las arreglaría para conseguir más de esa porquería porque joder, lo necesitaba. Estábamos desayunando algo asqueroso, a los chicos parecía gustarles por que comían como si no existiera un mañana. — Andrew ¿vas a comerte eso? — Si Travis, ¿Tú vas a comerte el tuyo? — Claro que sí. — le lanza un trozo de pan en la frente. — Dime qué no has hecho eso — Tra
Austin ¿Has sentido alguna vez como un acto tan sencillo como la unión carnal de dos personas se convierte en más que un simple contacto? es cómo si el mundo se detuviera y sólo existieran tú y la persona frente a ti. Lo había escuchado antes, lo había visto en películas, libros y demás... Descripción qué me parecía exagerada, más qué eso bastante dramático, pero la verdad es qué es tan real cómo la misma existencia, yo lo estaba viviendo con esta chica, con Maddison. No pensé qué sentiría alguna vez una conexión tan fuerte como está. Y sé qué querrás matarme por terminar de forma tan abrupta una escena tan romántica y bla bla, pero la verdad es qué me aterre, no estoy acostumbrado a sentimientos cómo este, así que la aleje de mí con rapidez y la mire con horror. Ella habló con calma y bastante confusión. — Austin, yo no quise... no fue con... — Tranquila, es mi culpa yo no debí... — La culpa es mía por decirte es
Austin Mis manos no paraban de sudar, aún si intentará entender qué sucede conmigo, no sabría cómo explicarme, sólo puedo decir qué, esta chica me hace sentir más qué cualquier persona en este mundo. Es como si parte de mi necesitara nuevamente su contacto, necesitará de ella. No había cantado en público jamás, recuerdo perfectamente las veces que mamá me impulsaba a hacerlo, pero sencillamente me negaba, guardaba este talento para mí, pero dicen por ahí qué existe una primera vez para todo ¿no? Esta es una de esas veces, no había hecho algo similar con nadie antes y sé que lo he repetido cientos de veces, pero parte de mi quiere finalmente entender que esta chica vale para mi mucho más de lo que he intentado admitir. Así me encontraba, en el enorme escenario situado en el salón de música, luces brillantes fijadas en mí, estoy sentado en una pequeña banqueta con la guitarra apoyada en mi torso, esperando a qué los idiotas regresen con la chica especia