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5. ERROR/ACIERTO DEL DESTINO

Austin

11 de mayo 2017

7:30 pm

Estaba decidido a acabar con todo, con este dolor que oprime mi pecho y que no cesa, con estas incansables ganas de querer estar junto a ella, escuchar su risa, sentir su abrazó, ese que lograba unir cada parte de mí, necesitaba hacerlo, ya no más apatía, ya no más culpa, ya no más sufrimiento y sobre todo ya no más existir, yo no quiero sólo existir, joder... yo deseo vivir y querer hacerlo, pero sencillamente no puedo, no tengo motivos para seguir soportando esto a lo que llamamos vida, acabo de perder a mi madre, lo que más amaba, no soportaba más este vacío qué hundía mi pecho.

Y entre mis vagos pensamientos sobre la muerte, camine sin sentido (al menos yo no estaba consiente hacia donde me dirigía, pero todo mi ser sabía lo que quería y hacia donde quería llegar) y ahí estaba, de pronto me vi en la azotea de este deprimente hospital, justo en lo más alto contemplando desde ahí la imponente vista de New York, mirando mis converse y así mismo al vacío, sentí un aire gélido rozar mis mejillas, secando mi rostro llenó de lágrimas y en ese instante me permití elevar mi rostro al cielo, cerrar mis ojos y extender mis brazos a mis costados, este es el momento y ya es hora, estaba listo para irme, rompí en llanto y escuche mí débil voz decir

— Estaré contigo otra vez mamá...

De pronto de forma inesperada, tomándome por sorpresa sentí unos brazos rodear mi torso desde mi espalda, tomándome con fuerza y empujando mi cuerpo hacía atrás, en ese momento abrí mis ojos abruptamente y salí de mi ensoñación, sentí un fuerte golpe en mi espalda, el piso frío recibiendo mi cuerpo, cuándo pude al fin reaccionar, soportando el dolor de mi espalda hice un esfuerzo enorme por levantarme e intente apoyar mi cuerpo con mis codos, sentí un peso en mi torso ¿qué coño había pasado? Vi a una chica con bata de hospital abrazada a mí cómo si su vida dependiera de ello, con sus ojos cerrados fuertemente, pude ver un golpe que parecía ser causado en poco más de unos días (sabía mucho de golpes créanme) este rodeaba parte de su ojo derecho y su nariz, lágrimas cayendo por sus mejillas sin parar, ahogando sollozos mientras apretaba sus labios y mi cuerpo, su cabellera evidentemente rubia caía a un lado de su cara, en ese momento sólo pude articular

— ¿Pero qué diablos pasa, tú quién eres y qué crees que haces?

Pareció escucharme por qué inmediatamente levantó su vista hacía mí y pude ver su rostro con claridad... era la chica qué había visto en la habitación de mi madre está mañana, pero ¿qué está pasando? ¿Estoy muerto y este es un pesado juego del destino? Me incorporé rápidamente lanzándola a un lado, estaba cabreado, esta chica sin importancia acaba de quitarme la oportunidad de dejar esto que siento atrás y finalmente estar en paz, lo qué me asombró aún más es que ella se levantó desde dónde estaba unos segundos después de mí y comenzó a gritar una y otra vez...

— MALCOM POR FAVOR, NO HAGAS ESTO, PARA POR FAVOR

¿Quién demonios es Malcom y por qué está llamándome de esta manera? ¿Es que esta chica no sabe con quién se ha metido?

Halaba su cabello con desesperación y seguía gritando, de un momento a otro tomó mis manos y aún seguía con sus ojos cerrados.

Vale, está chica está definitivamente loca.

Solté mis manos de su agarré y con toda la paciencia que fui capaz de reunir abrí mi boca y dije

— ¡¿Estás loca?! ¿Qué te sucede?

Vale, quizás grite un poco, pero es que estaba en serio furioso.

Ella abrió sus ojos rápidamente, pude ver miedo y pánico en ellos, por un breve instante me recordó a mí cuándo vi a mi madre morir, como si el tiempo arrebatara parte de su vida cada minuto que transcurría, cómo si parte de mi sabía perfectamente qué algún día mi mayor miedo se haría realidad, aquí estaba viviendo ese miedo. Me quedé inmóvil mirando el llamativo color verde de sus ojos, por alguna razón no fui capaz de decir nada, sólo estaba ahí... mirándola.

Ella acuno mi cara con sus manos, secando las lágrimas qué no noté qué salían, por un momento me género tranquilidad ¿pero qué rayos pasa conmigo? ¿Cómo coño estoy siempre metido en situaciones bizarras cómo estás? Rompiendo mis pensamientos, tome sus muñecas y baje ambas manos de mi cara, estaba en serio confundido, no sé cómo sentirme, sólo quería que esta m****a del dolor parara, seguía mirándome y yo a ella y como sí ese contacto visual le quemara ella apartó su vista de forma abrupta, dio pasos hacia atrás mirando sus manos, comenzó a articular lo que me pareció unas disculpas ¿en serio se estaba disculpando?

— Lo siento, yo... lo siento.

Su débil voz se escuchaba cómo un susurro bajó el ruido de la ciudad, ella no paraba de mirar sus manos cómo si intentará encontrar algo en ellas.

De verdad ¿Que rayos está pasando?

Esta chica acabó con la poca paciencia que me quedaba, había reaccionado y estaba furioso.

— ¡¿acabas de disculparte?! ¿QUIÉN RAYOS CREES QUÉ ERES? ACABAS DE INTERRUMPIR ALGO PRIVADO.

Me acerqué a ella con la furia enmarcada en mi rostro, la tomé por ambos brazos sin nada de amabilidad y la acerque a mí, sentía las venas de mi cuello palpitar dolorosamente debido a la presión marcada en mi mandíbula, está chica causaba en mí una rabia que no podía contener y entre dientes logre decir.

— Escúchame bien niña, puedo ver qué estás acostumbrada a salirte con la tuya, que todos hagan lo que quieras y cuándo quieras, quieres ser la estúpida heroína en este momento para cumplir estereotipos de m****a en tu vacía vida de niña malcriada, pero ¿adivina qué? Esta no es una de esas historias, así qué lárgate de mí vista si no quieres que convierta tu patética vida en un maldito infierno — la empuje con la suficiente fuerza cómo para hacerla caer sentada en el suelo.

Quizás fui un hijo de puta con ella pero no podía pensar, estaba dejándome llevar por el dolor y eso nunca es bueno...

Vi confusión en su rostro ¿ella está confundida? Yo debería estarlo, no ella.

Abrió su boca para decir algo, pero la cerró de golpe. Frustrado me giré nuevamente hacia la ciudad e intenté caminar para posicionarme y cumplir mi objetivo, sería esté jodido día y nadie iba a detenerme, menos una chica cualquiera, estaba a punto de subir la baranda cuándo la escuché decir.

— Pero... yo te he salvado la vida, ¿qué sucede contigo?

Vale, ahora sí estoy cabreado.

Puedes salvar la vida de alguien qué no intenta morir, qué no quiere morir. Pero yo quería hacerlo, mi vida cambió de un momento a otro y no era lo suficientemente valiente cómo para afrontar la nueva realidad.

Me giré nuevamente hacía ella, pero esta vez no avance, sabía que si me acercaba le haría dañó y sí, era un hijo de puta pero no pretendía dañarla, aunque me estuviera arruinando la noche, mantuve las distancias y logré decir.

— ¿Salvarme la vida? - no pude evitar soltar una risa amarga cargada de sarcasmo - ¿Quién piensas qué eres? ¿Te parece qué quiero que me salven? No necesitó tu patética ayuda, no necesitó salvación... yo no tengo salvación, merezco morir y es lo qué haré justo ahora, así que déjame en paz hasta que acabé con ambas existencias en una misma noche.

Y como si mi amenaza no la afectará en lo más mínimo

— Yo no te dejaré hacerlo.

¿Acababa de decir lo que escuché?

— ¿no? ¿Y quién va impedirlo, tú? Ja. ¡¡¡¡Por favooor!!!! No te ofendas linda, pero no eres precisamente la persona adecuada para poder conmigo.

— Así es, yo lo haré. Soy precisamente la adecuada por qué estoy aquí y ahora.

Estaba a punto de yo mismo sacarla de ese lugar a la fuerza, ya estaba harto de esta situación.

Intenté acercarme a ella con la rabia a flor de piel cuándo de pronto comenzó a gritar cómo sí hubiese visto al mismísimo diablo.

— ¡AUXILIOOOO! ¡AYUDENMEEEEEEEE! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH...

Me detuve abruptamente, abriendo mucho los ojos ¡¿qué demonios le pasa a esta chica?! Hará qué me descubran, joder.

— ¡¡¡¡¡Cállate la puta boca!!!!! ¿Estás loca?

Al terminar de pronunciar estás palabras escuché una puerta abrirse de golpe y ambos nos giramos en su dirección, era lo que parecía ser ¿un médico? Recordé rápidamente el lugar en dónde estábamos, el hospital.

— ¿Qué sucede aquí? ¿Maddison? ¿Estás bien?

Se acercó a ella rápidamente inspeccionando su cuerpo de pies a cabeza, luego lanzó una mirada asesina en mi dirección.

Escuché a alguien aclararse la voz a mi lado y decir

— Doctor Wilson, él es Austin Smith.

¿Espera, qué? ¿Sabe mi nombre? ¿Por qué rayos me llamó Malcom? ¿Cómo sabe quién soy? Ella continuó; aumentando aún más mí asombró.

— Hijo único de la Sra. Caroline Smith... la mujer del piso 3 que falleció esta mañana.

Estaba estupefacto

¿CÓMO CONOCE A MI MADRE? ¿CÓMO SABE TANTO DE MÍ? ¿QUIÉN ES ESTÁ CHICA? Siguió su discurso diciendo

— Ha intentado acabar con su vida y yo lo impedí.

Hija de...

— Soy el doctor Rasmus Wilson.

Me tendió su mano y no la acepté, ni siquiera miré su rostro sólo tenía intención de mirar a la chica qué acaba de terminar con mí diminuta paciencia. Quería asesinarla. El médico ignorando mi grosero gesto, puso sus manos juntas en su torso y continuó.

— Así qué tú eres el famoso Austin, hijo de la mujer más bondadosa que alguna vez conocí, tengo entendido que aún no has cumplido la mayoría de edad, tu madre solía hablar mucho de su pequeño Audi.

¿Ahora todo el maldito hospital me conoce?

—Así es doctor Wilson, Austin sólo tiene 17 años, sin sus padres acá él depende del estado ¿no es cierto? y no está en cabales de tomar decisiones, mucho menos terminar con su vida.

El doctor William o cómo se llamé asintió con la cabeza lentamente mirando en mi dirección, no me contuve mucho más y hable por mí mismo.

— ¿pero qué coño? Tú no eres nadie para decirme que puedo o no hacer, está es mi decisión y parece ser que en este lugar no respetan ajenos pensamientos.

— Señor Austin, este es un establecimiento público usted no puede ejercer poder en este lugar y mucho menos siendo un joven. Permítame llamar a la policía para qué puedan establecerle un lugar en dónde pueda adaptarse hasta cumplir la mayoría de edad, es mi responsabilidad.

La pequeña entrometida decidió elogiarnos con su molesta voz.

— Lo hice hace un momento doctor Wilson, ya han de estar muy cerca.

— ¿Estas de coña? No, ni de chiste. Déjenme en paz.

No termine de pronunciar dichas palabras cuándo escuche sirenas a lo lejos, m****a la policía.

— Austin, mira yo sólo intentó ayudar; tu madre era una persona importante para mí y siento qué debo apoyarte en esta situación, sé que no me conoces y quizás no fue la mejor presentación, pero... por favor acepta la ayuda, si esto no funciona en los meses que restan de tu cumpleaños número 18 podrás hacer lo que quieras, pero ahora aunque me detestes es lo correcto y estas obligado a hacerlo.

El doctor Willow o cómo se llame ese idiota la miró desconcertado, como si estuviera viendo a un alienígena, pero no. Era esta chica de menos de 1.60 m qué intentaba tomar decisiones en mi vida que no le competen ¿ayuda? Qué se joda.

— Puff, ¿qué sabes tú de mí o de mi madre? Por mi pueden joderse ustedes y su estúpida ayuda.

— Intenté hacerlo a las buenas... — ¿qué? ¿A qué se refiere? — la policía te llevara a un hogar de cuidados para chicos sin familia y estarás ahí quieras o no — ¿por qué no me teme como todos? Habla con ímpetu y audacia, cómo si olvidará qué amenaza a un tipo de 1.90 metros y con cara de cabreo capaz de arrancarle esa estúpida sonrisa de suficiencia en menos de dos segundos.

— No tienes ningún maldito poder sobre mí niñata, haré lo que quiera cuándo quiera.

La puerta volvió a abrirse sin esfuerzo dejando entrever a un tipo con uniforme policial. Genial, súmense a la fiesta del día de mi muerte. Aclaró su voz y comenzó a marcar su estúpido discurso.

— Me temo señor Austin qué la señorita Jones tiene razón, está obligado a venir con nosotros y sí no lo hace por voluntad, me veré en la necesidad de llevarlo a la fuerza.

Cerré mis ojos tratando de no cometer asesinato, centrando mis pensamientos e intentando procesar toda está situación de m****a, la miré por un breve momento y pude ver que sentía que me había ganado. ¿Por qué demonios le importa tanto mi vida? ¿O lo que haga con ella? Sea lo que sea que esté pasando por su vacía cabeza de Barbie, hizo lo necesario para lograr su objetivo. Así me vi, siguiendo por obligación a estos policías, no quería problemas, no tenía ánimos para luchar o pelear... ni siquiera para seguir, estaba obligado a seguir adelante y todo por esta extraña que me jodio la vida.

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