Rafael levantó a Aurora rápidamente. Giovani y Damaris también se levantaron abruptamente.
Rafael miraba a Aurora. “¡Nos vamos!”.
La tomó fuerte del brazo para sacarla del restaurante, pero ella forcejeo con él. “¡Suéltame Rafael me lastimas!”.
Él no la escucho y la arrastro hacia afuera del restaurante, Giovani se acercó y la tomó de la mano deteniéndola, Rafael giro y furioso le frito “¡No la toques!”.
Aurora se asustó, nunca había visto a Rafael de esa manera. Carlos trataba de tranquilizarlo, pero era imposible. Giovani lo empujo y Rafael soltó a Aurora para darle un puñetazo a Giovani y empezaron a pelear, Damaris gritaba que se detuvieran y Carlos le pidió a los guardaespaldas que los separaran.
Damaris ayudo a Giovani a levantarse, mientras los subordinados de Rafael lo levantaban a él y Carlos ayudaba a Aurora a calmarse estaba desconcertada.
Ella miro a Rafael. “¿Rafael que te pasa? ¿Por qué te comportas así?”.
Rafael
Rafael giro para verla. “Les hice creer que estabas muerta… les entregue las cenizas de otra mujer que no tenía familia y… te lleve conmigo a mi laboratorio”. Ella se levantó asustada miraba a Rafael con otros ojos. “¿Por qué?”. Rafael se acercó, pero ella camino hacia atrás. “Porque te amo, porque no tenías nada ni a nadie, estabas sola en esta vida y esos amigos tuyos estaban desesperados y sin dinero, yo… yo podía darte una oportunidad de vivir… pero” Aurora lo miraba y las lágrimas empezaron a caer en su rostro. “¿Qué hiciste conmigo Rafael?”. El la miraba, pero no decía ni una palabra. “¿Qué me hiciste? ¡Habla!”. Rafael le contestó. “Te trate con drogas experimentales para hacerte despertar…” Ella se enfureció. “¡Te dije que no quería ser parte de todos esos experimentos que haces! Ahora resulta que soy parte de ellos, te lo dije Rafael, ¿Cómo pudiste?”. Rafael se acercó y la tomó de los hombros. “Si no lo hubiera
Aurora regreso a la oficina al día siguiente, solo para terminar con los preparativos de la fiesta de recaudación, Damaris tenía casi todo listo. Solo faltaban dos días para la llegada de los invitados. En un restaurante de la ciudad Aurora charlaba con Damaris y Giovani, ella se dio la oportunidad de tratar a su hermano, llevo a los niños para que conocieran a Giovani como su tío, ellos encantados disfrutaron de una tarde. Al regresar a la mansión Rafael estaba tomando un trago en la sala, sabía dónde estaban y poco le falto para salir y recogerlos, estaba completamente celoso de que Giovani estuviera con ellos. “¡Papa llegamos!”. Los niños corrieron a saludarlo, el rápidamente puso el vaso en la mesa y los abrazo. Aurora vio la imagen por un momento y Rafael también giro para mirarla, sus ojos se encontraron después de tantos días, ella bajo su mirada para subir a su habitación. Ambos niños y Rafael la vieron mientras subía las escaleras, después lo
Tiempo después que ella despertara… Rafael la ayudaba a entrar a la mansión, la mando construir mientras ella se recuperaba. Aurora observo alrededor, la sala era muy grande y amplia, de la cocina salió una mujer mayor. “Bienvenida señora Aurora”. Ella le sonrió. “Hola”. Mientras se sentaba en un pequeño sillón que era el único en el lugar. Rafael le dijo. “Ella es nana Bertha, cualquier cosa que necesites puedes pedírselo”. Aurora asintió saludándola amablemente. Giro para ver a Rafael. “Me gustaría descansar”. La llevo por las escaleras hasta llegara una habitación con puerta blanca, entraron y ella examinó alrededor, la habitación era grande con una cama amplia con sábanas blancas, un ventanal con cortinas del mismo color que dejaban entrar la luz, un peinador blanco rustico con varios cajones, a la derecha estaba dos puertas, unas era n anchas y la otra normal, Rafael abrió las anchas. “Este es el armario aquí está toda tu ropa”.
Rafael rodo los ojos. “Solo has lo que te dije, Damaris es eficiente en su trabajo, no necesitamos otra asistente”. Carlos sonrió recordando a la chica. “Lo se … es muy linda”. Mas tarde, Aurora trabajaba junto a Damaris en su oficina. “¿Dónde está Rebeca?, no la he visto en todo la mañana”. Preguntó revisando la hora en su teléfono. Damaris hizo una mueca. “No ha estado en su escritorio”. Aurora frunció el ceño, esa chica era muy floja se la pasaba entre los departamentos y ya varias veces notaba las miradas extrañas que le dedicaba a su esposo quien la ignoraba por completo. “Ve a buscarla y dile que se presente en mi oficina”. Damaris afirmó caminando a la puerta. Al abrir la puerta Damaris salió y entró Rafael, se acercó a Aurora y beso sus labios tocando su vientre abultado. “Vengo por mi esposa para llevarla a comer”. Aurora se abrazó a su cuello. “¿Comida china?”. Rafael sonrió. “Comida china será”. La tenía abra
Rafael terminó con los botones de su camisa colocándose la corbata y el saco, giro para ver a Aurora que estaba terminando de ponerse las zapatillas de tacón alto. Ella camino hacia el peinador para poder maquillarse. Al terminar se recogió su cabello en una coleta alta. Rafel se acerco y beso la parte derecha de su nuca abrazándola y respirando su perfume. “Iré abajo para ver si los niños están listos, nos iremos en diez minutos”. Ella asintió siguiendo con su maquillaje, al terminar recogió su bolso y pertenencias para bajar, los tres hombres la esperaban en la sala. Renzo miro a su madre. “Mamá ¿Por qué tardas tanto?”. David asintió. “Nosotros ya desayunamos y estamos listos desde hace mucho tiempo”. Rafael los regaño. “Niños deben ser amable con las mujeres y saber esperar, en especial con su madre”. Los niños se miraron entre si confundidos, tiempo antes Rafael veía su reloj a cada momento ya desesperado. Salieron
Aurora miro a la gente que estaba a su alrededor y les dijo. “Este proyecto se ha realizado por mas de tres años, empezamos con pocos benefactores y hoy estos muy orgullosa de que seamos muchas mas empresas las que podamos ayudar a tanta gente que lo necesita”. Damaris miro a Damián que salía entre las mesas y giro para ver a Giovani que estaba sentado al frente, el reaccionó y se levantó caminando a la dirección de Damián para detenerlo. Aurora seguía hablando y explicándole a los invitados lo que hacían con las donaciones, mientras aparecían diferentes imágenes en la pantalla detrás de ella. Damián seguía mirándola, no podía creer esa mujer era igual a Alba, era idéntica, su forma de hablar sus gestos y movimientos, todo era ella. Cuando quiso caminar hacia el escenario, fue detenido del brazo por Giovani quien le preguntó. “¿A dónde vas?”. Damián no dejaba de verla, pero sintió como Giovani apretó su brazo y lo miro fijamente. “Es Alba…” Gi
Aurora y Rafael regresaron a la mansión, en el camino ninguno habló, al llegar Aurora se fue a la habitación de los niños para verlos antes de dormir, Rafael fue a su despacho y llamó a Carlos muy molesto. Aurora salió de la habitación de los niños para ir en busca de Rafael, pero antes de entrar escucho lo escucho al teléfono. “Carlos, se supone que Damián no estaría aquí, ¿Qué no desapareciste de las invitaciones?”. Carlos le dijo. “Lo hice, saque las invitaciones del escritorio de Damaris, recuerda yo te las entregue, tú las tiraste a la b****a”. Aurora abrió la puerta, Rafael miraba por la ventana, se frotaba los ojos de cansancio. Y no se dio cuenta de su esposa detrás de él. “Necesito que te deshagas de él, que regrese, no lo quiero cerca de Aurora”. Ella le dijo. “¿Por qué Rafael?”. Él se giró mirándola fijamente. “Te llamare luego Carlos”. Aurora seguía parada en el mismo lugar. “¿No confías en mí? ¿De verdad crees que
Ella miro a Benjamín y después volvió a girar su cabeza hacia Rafael quien le dio un asentamiento para que se fueran, ella entendió y siguió explicando a donde caminar. Rafael cerró la puerta de la habitación de las mujeres quedándose en el pasillo con Damián. Lo miro y preguntó. “¿Puedo ayudarlo en algo?”. Damián lo miro. “¿Ella es Alba?”. Rafael sonrió y se hizo el loco. “¿De quién habla?”. Damián molesto. “De Aurora su supuesta esposa, es Alba”. “Aurora es mi esposa, estamos legalmente casados”. Rafael le contestó lo más tranquilo posible. Damián sonrió. “Si no me lo dices lo averiguare y no sabes de lo que soy capaz…” Rafael levantó una ceja. “Es… ¿Una amenaza?”. “Tómalo como quieras, pero si descubro que ella es Alba me la llevare”. Rafael se rio. “Señor Alcántara, mi esposa y yo lo invitamos de la manera más cordial a ser parte de los benefactores, pero creo que con su actitud no tendremos ningún acuerdo,