Aurora noto el sonrojo en su cara y se alegró, Damaris era una linda chica que se merecía ser feliz, lo que paso con Carlos la lastimó mucho y ella no quería tener una relación por miedo.
“Damaris puedes llevar al señor al quinto piso para que no vuelva a perderse”.
Damaris miro a Aurora negando despistadamente, pero Giovani le dijo. “Me encantaría, ¿podría señorita Damaris?”.
Ella lo miro y asintió en silencio totalmente apenada, su corazón palpitaba rápidamente.
David y Renzo miraban al hombre y a Damaris.
“Mamá porque no nos presentas también”. Le dijo David quien estaba intrigado con este hombre.
Renzo lo miraba fijamente y miraba a su madre, eran muy parecidos… se limitó a presentarse. “Yo soy Renzo y el es mi hermano David”.
“Hola”. Giovani los saludo y los examinaba detenidamente, no eran muy parecidos… uno era castaño y de ojos verdes, el otro… pelo negro y ojos ¿azules? ¡Por Dios se parecía a Damián!”.
Se escuc
Ella se sonrojo. “Claro es xxxxxxx”. El saco su teléfono y guardo en sus contactos el número, le hizo una llamada y el teléfono de Damaris sonó. “Listo podemos estar en contacto”. Dijo él. Ella sonrió. “Si, entonces… me voy”. Ella le dijo, pero no se movía de su lugar. Giovani la miraba y sonreía. “Ok, yo también me voy…” pero tampoco se iba. Ambos se apenaron y juntos se rieron. El elevador se abrió y Carlos los observo molesto, camino hacia ellos. “Damaris el jefe necesita unos documentos”. Ella lo miro enojada y después se giró a Giovani con una gran sonrisa. “Bueno, estamos en contacto”. Giovani asintió sonriéndole. “Te llamare”. Damaris y Carlos entraron al elevador, todo estaba en completo silencio mientras subía, Carlos no aguantó. “¿Quién era el tipo ese?”. Damaris sin mirarlo y checando su celular le dijo. “No es de tu incumbencia”. Carlos rodo los ojos. “Te preguntó para que tengas cuidado, hay muchos
Giovani y Damaris fueron juntos al hospital para realizar la prueba, se las entregaron tres días después. Giovani abrió el sobre leyendo con atención los resultados. Damaris lo miraba intrigada. “Entonces… ¿Que dice el resultado?”. Giovani sonrió. “Es mi hermana… es ella”. Cargo a Damaris dándole vueltas. Damaris solo chilló carcajeándose al instante. Giovani la bajo abrazándola fuerte y besando sus labios frenéticamente, repetía. “¡Es ella! ¡Es ella!”. Después de calmarse ella le preguntó. “Y ahora ¿Qué vas hacer?”. Giovani la miro. “Tengo que hablar con ella… pero…” “¿Pero?”. Giovani estaba pensativo. “Rafael…” Damaris lo miro confundida. “¿Qué ahí con él?, se alegrará que Aurora tenga familia, él la ama mucho”. Giovani ya no dijo más, tenía la sensación que el amor que Rafael le tenía a Aurora era enfermizo, las ocasiones que se encontraron, nunca la dejaba sola, tenía gente vigilándola y no había inf
Damián la escuchaba con atención. Y Damaris le entrego la invitación, él la abrió para examinarla. “Mi Jefe, el medico Rafael Ibáñez y su esposa realizan este evento cada año, estamos visitando personalmente a los grupos mas importantes para se animen a visitar nuestro hospital y que conozcan la forma en que la contribución de los donadores se usa para la gente que lo necesita”. “Se realiza durante tres días, primero se hace una cena formal donde conocerá a los demás patrocinadores, el día siguiente se visita el hospital para conocer las instalaciones y los diferentes programas que benefician a las personas de escasos recursos y el tercer día se hace una gala para realizar sus donativos, ese día conocerá al médico especialista Rafael Ibáñez que es el dueño del hospital”. Damián la escuchaba, pero miraba y rozaba con su dedo el apellido Téllez en la invitación. El sonrió. “Puede estar segura que estaré presente”. Ella le regalo una mirada indescifrable
Rafael levantó a Aurora rápidamente. Giovani y Damaris también se levantaron abruptamente. Rafael miraba a Aurora. “¡Nos vamos!”. La tomó fuerte del brazo para sacarla del restaurante, pero ella forcejeo con él. “¡Suéltame Rafael me lastimas!”. Él no la escucho y la arrastro hacia afuera del restaurante, Giovani se acercó y la tomó de la mano deteniéndola, Rafael giro y furioso le frito “¡No la toques!”. Aurora se asustó, nunca había visto a Rafael de esa manera. Carlos trataba de tranquilizarlo, pero era imposible. Giovani lo empujo y Rafael soltó a Aurora para darle un puñetazo a Giovani y empezaron a pelear, Damaris gritaba que se detuvieran y Carlos le pidió a los guardaespaldas que los separaran. Damaris ayudo a Giovani a levantarse, mientras los subordinados de Rafael lo levantaban a él y Carlos ayudaba a Aurora a calmarse estaba desconcertada. Ella miro a Rafael. “¿Rafael que te pasa? ¿Por qué te comportas así?”. Rafael
Rafael giro para verla. “Les hice creer que estabas muerta… les entregue las cenizas de otra mujer que no tenía familia y… te lleve conmigo a mi laboratorio”. Ella se levantó asustada miraba a Rafael con otros ojos. “¿Por qué?”. Rafael se acercó, pero ella camino hacia atrás. “Porque te amo, porque no tenías nada ni a nadie, estabas sola en esta vida y esos amigos tuyos estaban desesperados y sin dinero, yo… yo podía darte una oportunidad de vivir… pero” Aurora lo miraba y las lágrimas empezaron a caer en su rostro. “¿Qué hiciste conmigo Rafael?”. El la miraba, pero no decía ni una palabra. “¿Qué me hiciste? ¡Habla!”. Rafael le contestó. “Te trate con drogas experimentales para hacerte despertar…” Ella se enfureció. “¡Te dije que no quería ser parte de todos esos experimentos que haces! Ahora resulta que soy parte de ellos, te lo dije Rafael, ¿Cómo pudiste?”. Rafael se acercó y la tomó de los hombros. “Si no lo hubiera
Aurora regreso a la oficina al día siguiente, solo para terminar con los preparativos de la fiesta de recaudación, Damaris tenía casi todo listo. Solo faltaban dos días para la llegada de los invitados. En un restaurante de la ciudad Aurora charlaba con Damaris y Giovani, ella se dio la oportunidad de tratar a su hermano, llevo a los niños para que conocieran a Giovani como su tío, ellos encantados disfrutaron de una tarde. Al regresar a la mansión Rafael estaba tomando un trago en la sala, sabía dónde estaban y poco le falto para salir y recogerlos, estaba completamente celoso de que Giovani estuviera con ellos. “¡Papa llegamos!”. Los niños corrieron a saludarlo, el rápidamente puso el vaso en la mesa y los abrazo. Aurora vio la imagen por un momento y Rafael también giro para mirarla, sus ojos se encontraron después de tantos días, ella bajo su mirada para subir a su habitación. Ambos niños y Rafael la vieron mientras subía las escaleras, después lo
Tiempo después que ella despertara… Rafael la ayudaba a entrar a la mansión, la mando construir mientras ella se recuperaba. Aurora observo alrededor, la sala era muy grande y amplia, de la cocina salió una mujer mayor. “Bienvenida señora Aurora”. Ella le sonrió. “Hola”. Mientras se sentaba en un pequeño sillón que era el único en el lugar. Rafael le dijo. “Ella es nana Bertha, cualquier cosa que necesites puedes pedírselo”. Aurora asintió saludándola amablemente. Giro para ver a Rafael. “Me gustaría descansar”. La llevo por las escaleras hasta llegara una habitación con puerta blanca, entraron y ella examinó alrededor, la habitación era grande con una cama amplia con sábanas blancas, un ventanal con cortinas del mismo color que dejaban entrar la luz, un peinador blanco rustico con varios cajones, a la derecha estaba dos puertas, unas era n anchas y la otra normal, Rafael abrió las anchas. “Este es el armario aquí está toda tu ropa”.
Rafael rodo los ojos. “Solo has lo que te dije, Damaris es eficiente en su trabajo, no necesitamos otra asistente”. Carlos sonrió recordando a la chica. “Lo se … es muy linda”. Mas tarde, Aurora trabajaba junto a Damaris en su oficina. “¿Dónde está Rebeca?, no la he visto en todo la mañana”. Preguntó revisando la hora en su teléfono. Damaris hizo una mueca. “No ha estado en su escritorio”. Aurora frunció el ceño, esa chica era muy floja se la pasaba entre los departamentos y ya varias veces notaba las miradas extrañas que le dedicaba a su esposo quien la ignoraba por completo. “Ve a buscarla y dile que se presente en mi oficina”. Damaris afirmó caminando a la puerta. Al abrir la puerta Damaris salió y entró Rafael, se acercó a Aurora y beso sus labios tocando su vientre abultado. “Vengo por mi esposa para llevarla a comer”. Aurora se abrazó a su cuello. “¿Comida china?”. Rafael sonrió. “Comida china será”. La tenía abra