5. NACE UN ROMANCE

Y allí está Alexa, llegando a su casa y olvidando dejar a Cristopher en su departamento.

— Alexa ¿todo bien?... Creo que olvidaste dejarme en casa.

— ¡Wow! Lo siento Cris. Te llevaré... Debiste recordarme.

— Lo hice. De hecho lo hice una cuadra antes de llegar al edificio y lo hice cuando estabas pasando por en frente de él, pero no me escuchaste... No te preocupes, pediré un taxi desde aquí — responde tiernamente.

— ¡Que vergüenza! Pero está bien. Lo bueno es que aún es temprano.

Ambos bajan de auto, Cristopher toma su mochila y se acerca a despedirse de Alexa.

— Nos vemos mañana Cris. Hay que arreglar los papeles para acomodar el desastre que se nos vendrá encima.

— ¿Estamos hablando de la construcción de la casa? Porque me da la impresión de que te refieres a otra cosa — dice con una pequeña sonrisa.

— ¿ah?... De la construcción, obviamente.

— Nos vemos mañana entonces Ale — el joven se acerca a Alexa y le da lentamente un tierno beso en la mejilla con el que roza un poco la parte izquierda de sus labios mientras la mira a los ojos.

— Eh..  Esta bien — responde ella  con el corazón acelerado.

Él da media vuelta y camina al paradero de taxis, mientras ella lo ve caminar <<¿Qué pasó? ¿Acaso Cristopher acaba de coquetear conmigo? >> piensa ella <<¡Esto no puede estar pasando! >>

Alexa llegó a su casa, pidió a una de sus empleadas que le preparara almuerzo y pasó toda la tarde acostada en su enorme cama de tres plazas. Su cabeza divago entre todo lo que había sucedido en las últimas treinta horas.

La chica, quien en más de siete años no había tenido ningún interés amoroso, acababa de sentir un fuego abrasador que sacudió todo su cuerpo cuando vio a George con su escultural físico al aire <<es todo un hombre>> pensó. Mientras tanto, antes de salir del pueblo había vuelto a ver pasar al hombre que le destruyó la vida, y para culminar, Cristopher había sido muy amable, amoroso y hasta coqueto con ella como nunca antes lo había hecho.

— ¿Que fue todo esto? — se dijo a sí misma en voz alta mientras se paró de un brinco de la cama — hacía mucho que no me sentía así — continuó diciendo mientras caminaba hablando sola por la habitación — George me hizo sentir un deseo que creí que había muerto en mi hace años y Cristopher fue tan.. fue tan tierno, comprensivo y hasta me dio un beso tan delicado y amoroso que me provocó saltar encima de el y besarlo — dijo mientras se acarició la mejilla en donde le dieron el beso — obviamente por Sebastián sólo siento desprecio y odio... Aun así, me gustaría saber que hizo todo este tiempo ¿Será feliz? ¿Me habrá extrañado alguna vez cómo yo lo extrañe durante tanto tiempo? — se preguntó confundida.

Alexa se envolvió en una montaña rusa de emociónes. No sabía que pensar o que hacer a partir de este punto. En su corazón sabía que todo su mundo estaba a punto de cambiar pero no quería que eso pasara. Le llevó años de trabajo construir una muralla a su alrededor cómo para que en cuestión de segundos se derrumbe.

A la mañana siguiente se despertó tarde para ir al trabajo, así que tuvo que correr. Aunque era la dueña de la empresa, debía llegar temprano para tener listos unos documentos muy importantes que debía entregar. Durante el camino aprovecho el tráfico para pensar en lo que haría cuando volviera a ver a Cristopher en la oficina ¿se pondría nerviosa o todo estaría normal? Era algo que tendría que averiguar.

Al cabo de un tiempo llevó al edificio, subió a su oficina y entró rápidamente.

— Srta. Unos señores han estado esperándola desde muy temprano — le avisa su secretaria mientras le señala hacia el lugar donde están los dos sujetos.

— ¿Te dijeron lo que deseaban? — responde frunciendo el ceño.

— No. Sólo que querían hablar con usted y entregarles unos documentos.

— Entiendo, dame cinco minutos para organizar mi escritorio y luego hazlos pasar.

Alexa guardo las carpetas que tenía sobre la mesa del Sr.Sanders y de otros proyectos ya culminados, ordenó su escritorio y luego hizo pasar a los hombres.

— Srta Prince, buenos días. Venimos de parte del Sr. Sanders.

— Mmm el Sr. Sanders no me dijo que enviaría a nadie ¿ocurrió algo?

— Nos dijo que le diéramos ésto — el hombre sacó de su portafolios un cheque y se lo entregó.

— ¿y esto a que se debe? — preguntó Alexa al ver el cheque del Sr. Sanders que estaba firmado en blanco.

— Es para los gastos que conlleven el derribar las casas de las personas que viven en el terreno donde se construirá la casa.

— Pero ¿porque está en blanco?... El derrumbe de esas casas no está presupuestado y es algo que se debería hacer con tiempo suficiente.

— El Sr. Sanders quiere la mayor discreción en cuanto a ese tema. Por eso me ha dado un cheque en ese estado, para que usted misma haga los cálculos y ponga el monto sin necesidad de que quede plasmado en los documentos de la empresa.

— Esto es algo que debo consultar antes con mi contador. Como dueña de esta empresa debo dar fe de todos los ingresos y no recibir dinero bajo la mesa. Es algo que el Sr. Sanders debería entender; sino, creo que él mismo debería encargarse de hacer el trabajo de demolición y limpieza.

— Se lo haremos saber Srta.

— Me parece bien.

Los hombres se despiden y salen de la oficina de Alexa, al hacerlo Cristopher aprovecha de entrar.

— Hola Ale — dice con una sonrisa.

— <<Su sonrisa es perfecta. No me había fijado antes en eso>> piensa la chica — Hola, Cristopher ¿cómo estas? ¿Te ayudo en algo?

— Eeh, bien bien ¿pasó algo con esos hombres?

— No, todo bien. Eran trabajadores del Sr. Sanders.

Cristopher la continua mirando fijamente con una sonrisa tierna que la derrite internamente <<¿Qué me pasa? Estoy sintiéndome como una quinceañera nerviosa>>

— ¿querías decirme algo Cris? — se interpone ella para cortar el silencio que se había creado.

— ¡Ah! Si claro, me preguntaba si... Si quisieras... Me preguntaba si quisieras ir a almorzar conmigo al medio día.

<<¿Qué? Cristopher jamás me había invitado a almorzar juntos, siempre que hemos ido a comer a algún sitio es por una reunión de negocios con otras personas>>

— Mmmm ¿Alexa? — pregunta el.

— ¿Ah?

— te quedaste pensando ¿que dices?

— Mmm creo que si. Me parece buena idea. Así me llevo algunos documentos que luego debo ir a entregar y hasta podría enseñarte algunos.

— Claro claro. No hay problema. Entonces pasó por ti a la hora del descanso — dice Cristopher mientras camina en retroceso, mirándola fijamente y chocando con la puerta de salida en el proceso.

— ¡Cuidado! No te caigas — le dice Alexa mientras sonríe.

<< ¿qué fue eso? Él nunca me había invitado a almorzar. Bueno, los amigos hacen eso, el y yo somos amigos ¿no? Porque estoy tan nerviosa >> piensa una y otra vez tratando de concentrarse en el trabajo.

Al mediodía Cristopher pasa por ella y van a un lindo y cálido restaurante. El sol estaba brillando, la brisa era fresca y el día estaba radiante. La música del lugar creaba un ambiente alegre y acojedor.

Ambos se sentaron, pidieron algo de comer y conversaron trivialidades del trabajo durante un buen rato. Sin embargo, Alexa desde hace mucho que se volvió un poco frontal y aunque se sienta muy nerviosa por la invitación de Cristopher, trata de sobrellevarlo, y lo hace justo hasta que ambos están por salir del lugar y cada uno se dirija a un sitio distinto.

— Cristopher ¿te puedo preguntar algo?

— Claro Alexa, ya lo estás haciendo — responde mientras sonríe — dime.

— ¿porqué me invitaste a almorzar? Osea, me refiero a que antes sólo comíamos por algún negocio y con otras personas.

— Alexa ¿en serio me preguntas eso? Te he invitado a comer más veces de las que recuerdo, pero o no podías o siempre terminaba citando a alguien para conversar sobre algún negocio y así "aprovechar la oportunidad". Hoy es la primera vez que vienes sin traer a nadie... Aunque aún así te trajiste tus documentos y me los enseñastes la mitad del tiempo — responde el con una carcajada.

— ¿Qué? ¿Siempre he hecho eso? Jamás me he dado cuenta.

— ¡Ay! En realidad hay muchas cosas de las que no te has querido dar cuenta Alexa — Cristopher lo dice con un poco de pesar mientras la mira fija y profundamente a los ojos.

— Eh, trataré de no hacerlo nuevamente — Alexa se sonroja y baja un poco la mirada — ya debo irme, me están esperando con estos documentos. Cuando salga iré directo a mi casa, creo que entonces nos veremos mañana en la oficina.

El sólo asiente con su cabeza mientras la mira. Apenas ella se voltea para subirse a su auto, él la toma por su brazo derecho y la hace dar vuelta. En ese mismo instante todo parece ponerse en cámara lenta, Alexa siente que el mundo se está deteniendo y que todo lo demás a su alrededor no existe. Cristopher la ha tomado del brazo sutilmente pero con firmeza y le da dado un beso en sus labios. Ambos se funden por unos breves segundos en un tierno y sutil beso que les acelera el pulso a ambos y crea una chispa dentro de sus corazones.

¿Qué pasará ahora con la vida de ambos? Esto definitivamente no era lo que Alexa espera sentir un día después de haber visto al hombre que rompió su corazón en mil pedazos.

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