Sus palabras me sorprenden y me dejan desconcertada en medio de mi malestar. No puedo evitar preguntarme por qué Gabriel insiste en resaltar mi apariencia física en un momento tan complicado, más sabiendo que todo lo que me dice es mentira. Yo sé que no soy bella, sino todo lo contrario. Aunque sus palabras puedan ser un intento de consuelo o halago, en mi estado actual, me resulta difícil aceptarlos y comprender su intención.—¡Gaby, me estoy casi muriendo y me estás mirando mis tetas! —le grito realmente molesta.—¡No lo hago, pero estás desnuda, Evelyn! Soy hombre —se defiende Gabriel ante mi ataque.—Gabriel…, por favor, termina —le pido, suspirando mientras cierro los ojos, sintiéndome increíblemente débil—. Creo que me voy a desmayar.—Ya casi termino, déjame ayudarte a levantarte. Apóyate en mí, Eve. Eso es. Ya te sequé bien, ahora pondré tus bragas. ¿Cómo se pone esto, Eve? —pregunta señalando las toallas sanitarias.—Quítale ese papel y pégalo allí abajo.—¿Así, Eve?—Sí, así
No sé qué hora es. Me siento muy adolorida. Una respiración a mi lado, me despierta. Miro, es Gabriel. ¿Qué hace durmiendo en mi cama? Debe ser obra de papá. Sí claro, tenía que dormir conmigo, estamos casados. ¿Por qué está así? ¿Será un pervertido? ¿Me habré equivocado con él?—Buenos días Eve —me saluda sonriente siguiendo mi mirada, pregunta. — ¿Te gusta lo que ves?Me ruborizo y le lanzo una almohada. Y es que no puedo apartarla de su enorme carpa que forma la sábana en donde está ubicado su aparato. Es la primera vez que veo algo como eso y aunque intento no hacerlo, lo hago. Ante su sonrisa y pregunta me pongo toda colorada de la vergüenza y le digo.—¡No estoy mirando nada! — e inmediatamente paso a la ofensiva. —¿Qué haces en mi cama?—Ayer, cuando desperté leí tu nota. Estaba muy preocupado, porque no me llamaste para decirme cómo seguías.—¿Cómo voy a llamarte, si no tengo tu número de teléfono?—Eso es verdad. Pero entonces, ¿cómo tu papá me llamó al apartamento, para dec
Casi estoy a punto de creerle, pero debido a sus burlas anteriores, decido no demostrarle que estoy cediendo.—¡No Eve, no fui yo! ¡Fuiste tú solita! ¡No me culpes, por disfrutar de lo que me hacías! ¡Lo siento Evelin, creo que, si hubiese estado sobrio, te hubiese detenido, pero estaba drogado igual que tú! ¡No fui yo! ¡Estaba profundamente dormido, cuando saltaste arriba de mí!—¿Si crees que te voy a creer eso, estás muy equivocado? —le digo de igual manera. —¡Fuiste tú, quien te aprovechaste de mi! ¡Me robaste mi virginidad! ¡Pervertido! ¡Gírate, para salir de la cama, bañarme e ir a hacer eso de tus papeles!—¿Por qué, Eve, si ya te he visto? —repite, retomando su tono burlón. Aunque sospecho que podría querer verme nuevamente por el brillo en sus ojos.—¡Gabriel, no hagas que me arrepienta más de lo que ya estoy de haberte ayudado con tu problema casándome contigo! —Su expresión se vuelve instantáneamente seria y siento que quizás me he excedido con ese comentario. Para aligerar
Mi padre no dice nada, sigue revisando mi cuerpo, en lo que me indica varias cosas realmente preocupado.—Quédate quieta. Iré a buscar un collar para ponerte y llamar a la ambulancia. Tenemos que llevarte al hospital y hacerte una tomografía, Evelin —indica muy serio con el ceño fruncido, lo cual me dice que he sufrido un accidente grave. — Gabriel, límpiala bien para que no vaya a soltar líquidos. Vístela con un vestido. Ya vengo. Pero no la muevas, déjala así.Y se marcha dejándonos solos. No podemos contener la risa. Aunque me duele todo, no puedo evitar reírme. Gabriel se pone su ropa. Vaya, sí que es guapo. Luego, se mete en mi armario.—¿Qué estás haciendo, Gabriel? —pregunto entre risas.—Necesito encontrar un vestido para ti, Evelin. No puedo dejarte ahí tirada sin nada que ponerte —responde mientras busca entre mis prendas.——¿Pero qué ropa más rara tienes Eve?—No te importa Gabriel. Escoge cualquier vestido y pónmelo. O mejor, tráelo, puedo vestirme yo misma. No necesitas
Después de salir del hospital ayer, Gabriel se fue a solucionar algo y aún no ha regresado. Solo me llamó para informarme que estaba ocupado resolviendo unas cosas y que no iba a venir. Mi padre ha estado cuidándome todo este tiempo. Duermo mucho por los calmantes, para el dolor. Cualquier movimiento que hago, me provoca un fuerte dolor. Escucho mi teléfono sonar, alargo mi mano y lo tomo.—Evelin —dijo Gabriel, su voz sonando preocupada y ansiosa—. Soy yo, Gabriel.—Dime Gaby —respondí, tratando de ocultar el dolor que me embargaba.—Eve, sé que estás sufriendo mucho —susurró Gabriel, con un tono de comprensión—. Pero, ¿crees que podrías venir conmigo hoy?—¿Hoy, Gaby? —hice una pausa, sintiendo cómo cada movimiento me causaba dolor—. No puedo ni siquiera caminar.—No te preocupes, Eve. Te enviaré paramédicos para que te ayuden —dijo Gabriel, intentando transmitirme tranquilidad—. Pero necesito ir urgentemente a Italia y no puedo dejarte aquí. Te necesito allá conmigo. Suspiré, sabi
Mis pensamientos se llenaron de dudas y remordimientos mientras continuaba preparándome para este nuevo capítulo de mi vida. Aunque mi padre intentaba ocultarlo, sabía que su corazón estaba lleno de preocupación y tristeza. Me prometí a mí misma que haría todo lo posible para demostrarle que podía cuidarme y que esta decisión no sería en vano.Pero prometo nunca separarme de mi padre, cuidarlo y amarlo el resto de su vida y hacer todo lo que él quiera a partir de ahora. Él se lo merece, es el mejor padre del mundo. Sin embargo, me preocupa cómo reaccionará cuando se entere de que todo esto de mi matrimonio es una farsa. Estoy segura de que estará muy decepcionado de mí.Me siento como la peor hija del mundo por hacerle esto al buenazo de mi padre, por un desconocido. Parece que he asegurado mi lugar en el infierno. No sé si alguien podrá salvarme de eso. Evelin, eres la peor hija del mundo.Ya llegamos a Roma y nos dirigimos a nuestra casa, una mansión que pertenecía a mis abuelos. Ta
Aunque no estaba de acuerdo con lo que pasaba, decidí dejar el tema de lado por el momento. Había suficientes tensiones entre nosotros y no quería añadir más conflictos a nuestra situación, fue por eso que le hice esa maldad. Y entre risas, le respondo al por qué lo había hecho:—Ja, ja, ja. Eso es por torturarme. Suspende la reunión y trae ropa aquí. ¡Vamos, sal de aquí y llama a la enfermera!—¡Por hacer eso, ahora no la llamaré! ¡Tendrás que dejar que te bañe!Gabriel sale de la ducha, visiblemente molesto y se quita la ropa. Mientras lo escucho llamar por teléfono, levanto mi mano para ajustar mi cabello sin darme cuenta de que me provocaría un terrible dolor de cabeza.—¡Gaby...! —llamo fuertemente, sintiendo el agudo dolor en mi cabeza. Gabriel aparece corriendo hacia la puerta del baño, sin camisa y con una expresión de terror en su rostro.—¡¿Dime, Eve?! ¡¿Qué pasó?! —pregunta con voz preocupada y acelerada. "¿Ahora qué fue lo que hizo? ¡Me va a matar del corazón esta chica!
La observo mientras avanzamos y siento un fuerte deseo de besarla nuevamente, mirando sus labios.—Sí, abrazarnos, besarnos. Parecer una familia. En este momento, hay tres viejos odiosos en mi oficina esperando para verte.Y yo también quiero abrazarte como loco, Eve. Te extrañé. Tranquilízate, Gabriel, pronto lo harás.—¿Para verme a mí?—Sí, quieren asegurarse de que la Evelin del certificado de matrimonio realmente existe. El abogado de tu padre lo trajo hace un mes, pero nadie te ha visto. He estado rechazando todas las invitaciones debido a tu accidente.Y yo solo te he visto dormida, Eve, durante un mes, piensa Gabriel, mirándola embobado.—No te preocupes, haré muy bien mi papel. Para ser honesta, no he tenido ninguna relación de pareja, pero he ayudado a un amigo mío gay a hacerse pasar por su novia frente a sus padres porque él no quería revelar su homosexualidad. Así que tengo experiencia en fingir. Hacíamos un verdadero espectáculo de enamorados. Ja, ja, ja.—Entonces, ima