EDMON
La mocosa se acerca y justo cuando veo que Arlequín le pone una mano en la cadera, todo se va a la mierda, veo rojo, pierdo el puto control saboreando suficiente su humillación, juego o no, teatro o no, es mía, y lo que es del Underboss no se mira, no se toca, no se desea y mucho menos se corrompe. Por lo que levanto una mano y me acerco hasta Arlequín, sus hombres alzan armas y los míos disparan primero, los ojos de Chastity se fijan en mi y en la dirección que toma mi arma, apunto a la cabeza del hijo de perra y este borra todo atisbo de felicidad en su rostro.
—¿Qué significa esto, Underboss? —pregunta con calma mientras el caos alrededor se desata—. Debo suponer que eres un mal perdedor.
Rio, y esta vez no es por sus palabras o su significado, no, sino por el hecho de ver lo estática que se pone la cría al verme, pero no de miedo, la maldita no me teme y necesito que lo haga.
—Supone
EDMONNo responde, clavo mis ojos en los suyos, me odia, la odio, estamos a la par en eso, en todo lo demás, no, es inferior. Paso mi mano por su vientre plano hasta llegar a su coño, está como un río y yo duro como una roca, agarro su clítoris y ella hace un gesto mimado que la hace ver como una niña, pero no lo es.—¿Entendido? —vuelvo a repetir.—Sí… —gime haciendo la cabeza para atrás.Esa es la señal que necesito, agarro sus piernas y las abro, su sexo rosado, sin rastro de vello como si fuera una estrella porno, brillante, me saluda y sin perder tiempo bajo la cabeza y comienzo a alimentarme, sabe a miel, sus jugos recorren mi boca, mi lengua entra y sale al ritmo que mejor elijo, gime como zorra, mueve las caderas incitándome a que le dé más, en un momento a otro agarra mi cabello con una mano y llega a u primer orgasmo, pero no me detengo, sigo y sigo, hasta que lanza un chorro q
LUKYANEdmon no se inmuta cuando Chastity le dispara, no le ha tirado a matar, el impacto cayó directo en su hombro izquierdo. Es la primera vez que presencio a una mujer tener los cojones para siquiera pensar en atacarlo, es el Underboss y se le debe rendir pleitesía, así se nos educa, pero yo tengo otra ventaja, y es que soy no sólo el médico de cabecera, sino, su mejor amigo, su cómplice, su verdugo, soy sus ojos, sus oídos y su boca cuando de amenazas se trata.Termino el trabajo sucio la mayor parte de las veces, y me gusta, el deseo y la satisfacción de sentir la sangre de mis víctimas en mis manos, nadie me la quita, conozco a Edmon mejor que nadie e incluso me atrevo a decir que mejor que él mismo. Y la mirada que le lanza a la rubia que mantiene firme el brazo apuntando hacia él, es de admiración. No se queja, no realiza mueca que detone alguna molestia, la observa a detalle estudiando y adelantándose a cada uno de
LUKYANDos Voyevikis seguramente mandados por Edmon me siguen con la intención de cuidar mis espaldas, los dejo, subo a la camioneta que rentamos y acelero, necesito alejarme, la velocidad es algo que dispara la adrenalina en mi sistema y piso el acelerador aumentando cada vez más. Sé a dónde ir, sé con exactitud el camino, casi pasa de la una de la madrugada y no temo entrar a la zona criminal más peligrosa de los Ángeles, por la calle diviso a varias prostitutas baratas, mujeres sin beneficio, ni oficio, perdedoras, no juzgo a fondo, cada quien hace lo que debe hacer para sobrevivir, con ojos adustos busco a la elegida.«Me gusta la gente rota»Los recuerdos que dejo sepultados en el pasado se empeñan en golpear fuerte para salir, aprieto con fuerza el volante obligándolos a quedarse en su sitio, donde nunca nadie podrá descubrir mis sucios secretos. La única persona que lo sabe es Edmon, ni la propia Bratv
LUKYANSu sangre se derrama por esta y camino con sutileza hacia mi maletín, necesito acabar con los demonios esta noche, por lo que saco un haladie y sin perder más el tiempo, lo clavo acabando con su martirio, abriéndole la espalda como res, hago cortes perfectos y le saco los pulmones, su sangre me ensucia, los lanzo fuera y les echo sal, órgano por órgano es desmembrado de su cuerpo, tomo su sangre y me baño en ella, los gritos en mi cabeza martirizan, las voces derrumban mis barreras, y el miedo regresa en forma de un monstruo que soy yo mismo, me engulle y dejo que esa oscuridad llena de porquería, me embarre el cuerpo hasta tocar mi alma.Todo me da vueltas, mi respiración es inestable al igual que mis emociones, pero dentro de toda esa maldita oscuridad, viene a mí la imagen de un par de ojos verdes que me miran distinto a las demás, las mujeres
CHASTITYEl aire gélido nocturno golpea mi rostro en cuanto piso tierra firme, el vuelo me resultó de lo más incómodo, en especial porque el culo me duele un infierno cuando me siento o camino, y el ardor en mi sexo me pone de mal humor. Edmon lo sabe, se da cuenta y me hace saber con sutileza que se siente orgulloso. Trato de ignorarlo, pero es difícil cuando siento cada cinco minutos sus gélidos ojos sobre mí. No le dirijo la palabra a nadie, no me interesa otra cosa que no sea llegar a la fortaleza Lebedev y hablar con el Boss por la mañana.Entre más rápido tenga la información que necesito, más rápido podré encontrar una solución a este matrimonio tan extraño al que me sometió mi padre en vida. Uno de los hombres que llaman Voyeviki, me dirige una mirada asesina que cambia drásticamente cuando
CHASTITYNo volteo, en primera porque no sé si me lo dice a mí, y en segunda porque pese a lo que acaba de hacer, él no me da órdenes, no es nadie para mí. Los segundos pasan hasta que alguien tira de mi brazo, un Voyeviki me arrastra hasta Edmon, quien empina el codo bebiendo el trago que le trajeron. El hombre tatuado me sienta de mala gana pero me suelto de último momento. Dejo caer mi cuerpo al lado del mafioso y me cruzo de brazos.—Compórtate, si no quieres que tu mano sufra el mismo destino que la sumisa que se acaba de ir —espeta con brusquedad.—No te tengo miedo —digo sin mirarlo—. Y no tengo ganas de tocarte.—Deberías —es todo lo que dice y callo.Hablar con él es una pérdida de tiempo, a más de que me da desgaste emocional y mental. Los minutos pasan, comienzo a impacientarme y el sueño me va dando, no dormí nada bien en el vuelo y mi cuerpo ha recibido los estrago
CHASTITY—No, no y no —punteo con el pie—. Tengo una vida por delante, voy a ser médico, quiero estudiar, no necesito responsabilidades de nada y mucho menos una que implique casarme, a más, su hijo me odia y compartimos el mismo sentimiento.—Tan terca como tu madre, pero con el corazón de tu padre —niega con la cabeza—. Mientras más rápido aceptes tu destino, más rápido entenderás todo.Chasquea los dedos y dos Voyevikis se acercan con la intención de llevarme a rastras.—Estás a salvo con la Bratva, Chastity, no voy a permitir que nadie te haga daño, le di mi palabra a tu padre y la voy a cumplir —finaliza dándome la espalda al tiempo que enciende un puro.«Tanto el padre como el hijo, son unos mierdas»—¡Oye, espera! —batallo cuando me agarran de los brazos y comienzan a alejarme—. ¡Prometiste respuestas, dijiste que me dirías todo sobre mi madre y
CHASTITYEl dolor de jaqueca me resulta insoportable para cuando abro los ojos, detallo el sitio en el que estoy; una habitación espaciosa, las paredes están pintadas de un blanco deslumbrante, las cortinas doradas están abiertas mostrándome dos enormes ventanales de los que abren paso a la luz del sol, un enorme librero llama mi atención y me incorporo de la cama dejando de lado las sábanas, desciendo mi mirada y la confusión termina por nublarme la vista al darme cuenta de que estoy vestida con un camisón blanco.Pensar que alguien me vio desnuda y me vistió, me produce escalofríos. Camino hasta el balcón y me asomo solo para ver que el jardín que está abajo se encuentra rodeado de Voyevikis, que al percatarse de mi presencia me apuntan con armas de donde la luz láser roja me llega en el pecho.&la