POV de CarmenCaminé con el corazón acelerado, recordando todo lo que había sucedido. El viaje al grupo de Liam con la anciana Herzova se sentía más pesado de lo que había imaginado. El aire frío rozaba mi piel, y la ansiedad en mi pecho se intensificaba. Cada paso me acercaba a Liam, pero también a recuerdos dolorosos.A medida que nos acercábamos a la frontera del grupo, sentí una presión en mi pecho. “Carmen,” interrumpió la voz de la anciana Herzova mis pensamientos. “¿Estás lista?”Asentí, aunque mi corazón parecía estar en conflicto. Quería ayudar a Liam, pero también temía enfrentar una situación más complicada. Sabía que Liam ahora tenía pareja, y de alguna manera, me sentía no deseada.Cuando llegamos, el ambiente parecía tranquilo, pero la tensión en el aire era palpable. Nos recibieron algunos miembros del grupo que parecían sospechosos. La anciana Herzova mostró su autoridad, y nos dejaron entrar sin más. Sin embargo, la tensión se disipó rápidamente cuando una figura que
POV de CarmenAl regresar al grupo, me recibió una mezcla de alivio y melancolía. La familiaridad de los rostros y los aromas me envolvió como una manta cálida, pero también me recordaba lo que había perdido. La vida en el grupo continuaba, pero yo me sentía como un espectador de mi propia historia.Decidí que no podía dejar que el dolor de Liam me definiera. A partir de ese día, me comprometí a canalizar mis emociones en algo productivo. Así que, después de un par de días de aclimatarme nuevamente, me uní a los entrenamientos matutinos. Era una manera de distraerme y, además, de demostrarme a mí misma que podía ser fuerte.Las primeras sesiones fueron difíciles. Mis pensamientos se deslizaban inevitablemente hacia Liam, a menudo interrumpiendo mi concentración. La voz de su pareja resonaba en mi mente, recordándome que no tenía cabida en su vida. Pero, con cada golpe y cada carrera, sentía que el peso en mi pecho comenzaba a desvanecerse, aunque fuera un poco.Durante uno de esos ent
POV de CarmenCon cada nuevo día, me sentía más arraigada en mi papel dentro del grupo. La comunidad que había construido en torno a mí era un refugio, un espacio donde el dolor se transformaba en aprendizaje y en risas. Pero, como todo en la vida, también había desafíos que afrontar.Una mañana, durante uno de nuestros entrenamientos, noté que Ana estaba más callada de lo habitual. Mientras todos se reían y bromeaban, ella se mantenía apartada, con la mirada perdida en el horizonte. Su cambio de ánimo no pasó desapercibido, y sentí que era mi responsabilidad acercarme a ella.“Hey, Ana,” le dije, mientras nos tomábamos un descanso. “¿Estás bien? Te he visto un poco distante últimamente.”Ella levantó la vista, sorprendida por mi pregunta. “Solo… no sé, tengo muchas cosas en la cabeza,” respondió, con una voz suave.“Si quieres hablar, estoy aquí. Todos hemos pasado por momentos difíciles,” le ofrecí, recordando mis propias luchas.Ana dudó un momento, y luego asintió. “Es solo que a
POV de AlejandroNo puedo evitar sentir un nudo en el estómago desde que Carmen me contó lo que sucedió con Liam. Saber que se arriesgó, una vez más, por alguien que ya no merece ni su atención, me enferma. Me pidió que intentara entenderla, que no me molestara, pero ¿cómo no hacerlo? Liam la lastimó, la destrozó, y ahora ella sigue sintiendo la necesidad de salvarlo.Camino de un lado a otro en nuestra cabaña, incapaz de calmarme. La imagen de Carmen ayudando a ese bastardo se repite una y otra vez en mi cabeza. No puedo sacármelo de la mente, y cada vez que pienso en eso, una ola de ira me invade.Carmen está en la cocina, intentando hacer algo de comer, pero noto cómo sus manos tiemblan. Sé que está nerviosa. Quizá sabe lo que viene. Decido que es hora de hablar.—Carmen —digo, mi voz más baja de lo que me gustaría, pero cargada de emociones contenidas—. Necesitamos hablar sobre lo que pasó.Ella deja de cortar las verduras y se gira para mirarme, su rostro lleno de preocupación. M
POV de AlwjandroCamino de regreso a la cabaña con pasos lentos, intentando calmar la tormenta que se arremolina dentro de mí. La conversación con Jennifer me dejó pensando, más de lo que me gustaría admitir. Ella siempre ha estado ahí, y por un momento, la posibilidad de que haya algo más entre nosotros me perturba. Pero mi mente regresa a Carmen, a su temblorosa voz y la determinación en sus ojos al defender a Liam. Me cuesta entenderlo, pero sé que su corazón es demasiado grande, y quizá esa es una de las razones por las que la amo, incluso cuando duele.El aire del bosque se siente denso, cargado con una frialdad que no había notado antes. Los árboles se mecen con un susurro que resuena a lo lejos, y hay algo en el ambiente que me pone en alerta. Miro a mi alrededor, pero no hay nada fuera de lo común, solo la oscuridad salpicada por la luz de la luna. Aún así, mis instintos gritan que algo no está bien. Mi lycan interior, que siempre ha sido una segunda piel de intuición y fuerza
POV de CarmenNunca pensé que el frío de la noche pudiera calar tanto en mis huesos, ni que el peso de mis propios pensamientos fuera más abrumador que el silencio que me rodea. He estado dándole vueltas a la discusión con Alejandro todo el día, desde el momento en que salió de la cabaña, enfadado, sin mirar atrás. Sabía que se iba a molestar cuando le contara sobre Liam, pero nunca imaginé que lo haría de esta manera. Alejandro tiene razón en una cosa: siempre antepongo a los demás, incluso cuando me han lastimado. Pero lo que él no entiende es que no puedo evitarlo. Ayudar es parte de quien soy, aunque me rompa por dentro.Respiro hondo y me froto los brazos, tratando de calmar el temblor que siento en mi cuerpo. Es tarde, y Alejandro no ha regresado. No quiero parecer desesperada, pero estoy preocupada. Decido salir a buscarlo. Tal vez necesitamos hablar de nuevo, aclarar lo que ambos sentimos.Camino hacia el bosque, siguiendo el mismo sendero por el que lo vi desaparecer horas at
POV de CarmenEl abrazo que compartimos con Alejandro bajo las estrellas debería haber sido el fin de la tormenta que se cernía sobre nosotros. Pero mientras sus brazos me rodeaban, algo seguía incomodándome. A pesar de sus palabras, de su promesa, no podía ignorar la imagen de Agatha en sus brazos, y la duda seguía ahí, como una espina que no podía arrancar. Traté de empujar esos pensamientos al fondo de mi mente, pero cuanto más lo intentaba, más me pesaban.Finalmente, me aparté de él, cruzando los brazos sobre mi pecho como si quisiera protegerme de algo. Alejandro me miró confundido, pero yo solo agaché la cabeza, sin saber cómo expresar lo que seguía retumbando dentro de mí.—Carmen, ¿qué pasa? —preguntó en voz baja, con una mezcla de preocupación y frustración.—Es que no sé si puedo hacer esto —susurré, mi voz temblando—. No sé si puedo seguir ignorando lo que vi.Alejandro frunció el ceño y dio un paso hacia mí, pero yo me aparté, levantando la mano para detenerlo.—No es que
POV de AlejandroEl frío de la mañana me golpeó con fuerza al abrir la puerta del despacho, pero lo que sentí en mi pecho era aún más helado. El mundo a mi alrededor parecía desmoronarse, y el peso de lo que había pasado en mi negocio me estaba aplastando. Había perdido una suma importante. Un golpe devastador que no solo afectaba a mi empresa, sino a todo lo que había construido. Mis manos temblaban ligeramente mientras me dirigía al escritorio. Apreté los puños con fuerza, sintiendo cómo la rabia empezaba a crecer en mi interior, una rabia que no podía controlar. Todo se había salido de mis manos. Las inversiones que pensé que serían seguras, los socios en los que había confiado... todo había terminado en un desastre que no podía haber previsto. Me dejé caer en la silla, pasando las manos por mi rostro. El eco de las llamadas que había tenido con mis socios resonaba en mi cabeza, cada palabra grabada como un recordatorio de mi fracaso. Las pérdidas eran colosales. Y lo peor de tod