POV de AlejandroDespués de todo lo que había pasado entre Carmen y yo, nunca pensé que llegaría el día en que la encontraría enredada en algo tan peligroso como esto. El simple hecho de que hubiera ayudado a Liam, un hombre que yo sabía que no podía traerle nada bueno, me encendía por dentro. Caminaba de un lado a otro en nuestra pequeña sala de estar, sintiendo la tensión en mis músculos, mientras Carmen permanecía en silencio, mirándome."¿Cómo se te ocurrió ayudarlo?" le pregunté, mi voz vibrando con frustración. No podía entenderlo. "¡Es Liam, Carmen! Él es peligroso, y lo sabes. No puedes arriesgarte de esa manera."Ella se quedó callada por un momento, bajando la mirada hacia sus manos entrelazadas. Parecía perdida en sus pensamientos, pero yo necesitaba respuestas. Sentí que algo dentro de mí se estaba rompiendo, como si todo lo que habíamos construido hasta ahora estuviera en peligro por su cercanía a él."No fue una decisión fácil, Alejandro," murmuró al fin, su voz tembloro
Después de la tensa conversación que tuve con Carmen, sentí una mezcla de frustración y enojo que no podía sacudirme. El hecho de que defendiera a Liam, después de todo lo que él le había hecho, me enfurecía. No podía entender cómo alguien que había causado tanto dolor en su vida seguía mereciendo su compasión. Caminé de un lado a otro por la sala, tratando de despejar mi mente, pero cada vez que lo intentaba, las palabras de Carmen resonaban en mi cabeza.**"Ayudar a Liam no es algo malo, Alejandro."** Sus palabras seguían dándome vueltas, y cada vez que lo pensaba, sentía que me hirvía la sangre. ¿Cómo podía decir eso? Sabía lo que Liam le había hecho. Sabía cómo la había dejado rota en el pasado, y aún así, ella se sentía obligada a ayudarlo.No pude soportar más. Necesitaba desahogarme, y la única persona en la que podía confiar en momentos como este era Jennifer. La llamé sin dudar, y tras unos minutos de conversación, ella sugirió que nos viéramos en el parque de la ciudad. Acep
POV de AlejandroMe encontraba en el parque, el aire fresco y la luz del sol iluminando todo a mi alrededor. A pesar de la belleza del día, mi mente seguía atrapada en pensamientos oscuros sobre Carmen y Liam. No podía creer que ella hubiera decidido ayudar a su ex, un tipo que le había hecho daño. Esa decisión me dolía más de lo que quería admitir.Jennifer, por otro lado, intentaba animarme. Era evidente que tenía buenas intenciones. La había conocido desde hacía tiempo, y siempre había sido una amiga leal. Me sonrió, rompiendo mi trance. “¿Qué te parece un helado?” sugirió con entusiasmo, mientras caminábamos por el sendero.“Claro, ¿por qué no?” respondí, aunque mi mente seguía divagando.Mientras caminábamos hacia el carrito de helados, me di cuenta de que Jennifer trataba de distraerme. Su risa era contagiosa, y a pesar de mi frustración, no podía evitar sonreír. “¿Te acuerdas de la última vez que vinimos aquí? Te desafié a una carrera hasta el lago,” dijo, recordando un momento
POV de CarmenNo podía dejar de sentir un nudo en el estómago. La idea de ir a ver a Liam me inquietaba, y no solo porque tuviera que enfrentar mis sentimientos por él, sino porque sabía que su estado estaba empeorando. Desde que lo vi en la calle, herido y vulnerable, no podía sacarlo de mi mente. Necesitaba ayudarlo, y ahora tenía la oportunidad, pero me sentía dividida.Estaba en la cocina de la casa del pack, tratando de concentrarme en preparar el desayuno, pero mis pensamientos se centraban en el dolor que Liam estaba soportando. Sus palabras resonaban en mi cabeza: "Necesito tu ayuda, Carmen". Había algo en su tono que me decía que no podía ignorarlo. Sabía que si no iba, podría arrepentirme.Sin embargo, no era solo mi decisión. Alejandro había sido muy claro al decirme que no debía ir sola, y el pensamiento de desobedecerlo me llenaba de ansiedad. Mientras mezclaba la masa de los pancakes, mi mente daba vueltas, tratando de encontrar una forma de escaparme sin levantar sospec
POV de CarmenCaminé con el corazón acelerado, recordando todo lo que había sucedido. El viaje al grupo de Liam con la anciana Herzova se sentía más pesado de lo que había imaginado. El aire frío rozaba mi piel, y la ansiedad en mi pecho se intensificaba. Cada paso me acercaba a Liam, pero también a recuerdos dolorosos.A medida que nos acercábamos a la frontera del grupo, sentí una presión en mi pecho. “Carmen,” interrumpió la voz de la anciana Herzova mis pensamientos. “¿Estás lista?”Asentí, aunque mi corazón parecía estar en conflicto. Quería ayudar a Liam, pero también temía enfrentar una situación más complicada. Sabía que Liam ahora tenía pareja, y de alguna manera, me sentía no deseada.Cuando llegamos, el ambiente parecía tranquilo, pero la tensión en el aire era palpable. Nos recibieron algunos miembros del grupo que parecían sospechosos. La anciana Herzova mostró su autoridad, y nos dejaron entrar sin más. Sin embargo, la tensión se disipó rápidamente cuando una figura que
POV de CarmenAl regresar al grupo, me recibió una mezcla de alivio y melancolía. La familiaridad de los rostros y los aromas me envolvió como una manta cálida, pero también me recordaba lo que había perdido. La vida en el grupo continuaba, pero yo me sentía como un espectador de mi propia historia.Decidí que no podía dejar que el dolor de Liam me definiera. A partir de ese día, me comprometí a canalizar mis emociones en algo productivo. Así que, después de un par de días de aclimatarme nuevamente, me uní a los entrenamientos matutinos. Era una manera de distraerme y, además, de demostrarme a mí misma que podía ser fuerte.Las primeras sesiones fueron difíciles. Mis pensamientos se deslizaban inevitablemente hacia Liam, a menudo interrumpiendo mi concentración. La voz de su pareja resonaba en mi mente, recordándome que no tenía cabida en su vida. Pero, con cada golpe y cada carrera, sentía que el peso en mi pecho comenzaba a desvanecerse, aunque fuera un poco.Durante uno de esos ent
POV de CarmenCon cada nuevo día, me sentía más arraigada en mi papel dentro del grupo. La comunidad que había construido en torno a mí era un refugio, un espacio donde el dolor se transformaba en aprendizaje y en risas. Pero, como todo en la vida, también había desafíos que afrontar.Una mañana, durante uno de nuestros entrenamientos, noté que Ana estaba más callada de lo habitual. Mientras todos se reían y bromeaban, ella se mantenía apartada, con la mirada perdida en el horizonte. Su cambio de ánimo no pasó desapercibido, y sentí que era mi responsabilidad acercarme a ella.“Hey, Ana,” le dije, mientras nos tomábamos un descanso. “¿Estás bien? Te he visto un poco distante últimamente.”Ella levantó la vista, sorprendida por mi pregunta. “Solo… no sé, tengo muchas cosas en la cabeza,” respondió, con una voz suave.“Si quieres hablar, estoy aquí. Todos hemos pasado por momentos difíciles,” le ofrecí, recordando mis propias luchas.Ana dudó un momento, y luego asintió. “Es solo que a
POV de AlejandroNo puedo evitar sentir un nudo en el estómago desde que Carmen me contó lo que sucedió con Liam. Saber que se arriesgó, una vez más, por alguien que ya no merece ni su atención, me enferma. Me pidió que intentara entenderla, que no me molestara, pero ¿cómo no hacerlo? Liam la lastimó, la destrozó, y ahora ella sigue sintiendo la necesidad de salvarlo.Camino de un lado a otro en nuestra cabaña, incapaz de calmarme. La imagen de Carmen ayudando a ese bastardo se repite una y otra vez en mi cabeza. No puedo sacármelo de la mente, y cada vez que pienso en eso, una ola de ira me invade.Carmen está en la cocina, intentando hacer algo de comer, pero noto cómo sus manos tiemblan. Sé que está nerviosa. Quizá sabe lo que viene. Decido que es hora de hablar.—Carmen —digo, mi voz más baja de lo que me gustaría, pero cargada de emociones contenidas—. Necesitamos hablar sobre lo que pasó.Ella deja de cortar las verduras y se gira para mirarme, su rostro lleno de preocupación. M