Sylvia Lluc no podía quedarse conmigo, por lo que, hablé para asegurarme que los abuelos Dupre estaban en su casa en Manhattan, les pedí cuidar a su nieto, por mí estaba bien si me hacía compañía en mi oficina, lamentablemente tenía que salir fuera y sería inconveniente. A regañadientes lo convencí de que por la noche pasaría por él, ni se despidió de mí, sus abuelos se disculparon por su temperamento y porque el niño me imponía su presencia al llegar sin aviso hasta mí. No sé si fue el hecho de dejarlo, pero mi corazón sintió una opresión, por lo que salí rápido para olvidarme de esa sensación. Los Hamptons era un lugar que regularmente visitaba, primero; porque allá se encontraba la casa de Merts, segundo; varios clientes tenían casa de descanso o los inversionistas rentaban las propiedades. Lo único que amaba de ir a ese sitio era poder llevar uno de mis preciados tesoros, recorrer esa carretera poco transitada, me ponía de buen humor. Las estadísticas señalan que la ma
Sylvia Sonidos de voces llegaron a mis oídos, aunque todavía no me era posible despertar del todo, trate de comunicarme con Aruna, no lo logre, mi cuerpo se sentía con una pesadez que no me permitía ni mover un dedo. Por lo que podía distinguir escuche un ruido que mi cerebro asocio con un avión, eran las turbinas, una puerta se abrió o eso me pareció, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, no intente nada, tampoco es que pudiera hacer algo, hace un momento había probado a emitir sonidos sin éxito alguno. Volví a escuchar el clic de la puerta, seguido de, — Aún está dormida — así que habían ido a asegurarse de mi estado. Se me ocurrió que sería mejor fingir estar inconsciente, de ese modo sabría a dónde me llevaban y si tenía la oportunidad de huir de alguna forma. Para mi mejor sí bajaban la guardia. Conforme trascurría el tiempo mi cuerpo empezaba a reaccionar, lo primero que pude hacer fue abrir los ojos, y efectivamente estaba confinada en un espacio pequeño, encima de
Sylvia Un fuerte golpe me despertó, seguido de gritos, en mi estado de confusión no sabía qué pasaba. — ¡¿Qué significa esto?! — grito una voz masculina, no vi quien era, pues yo me cubrí con los brazos, porque ya era costumbre estar tendida en el piso, quizá me habían tirado para despertarme. — La mercancía por la que pago, ¡por supuesto! — respondió el mismo hombre que yo pensé era quien daba las órdenes. — ¡¿Son idiotas?!, ¿por qué está en esa condición?, no debían lastimarla. — Gracias a que ganaste la subasta la tienes en una pieza, la ¡maldita! Mato a uno de los nuestros, estuvimos tentados a olvidarnos del trato. — Josh, encárgate de pagarle a los señores, — otra vez el aroma conocido, quite mis brazos y pele los ojos para identificar a quién pertenecía, esperaba estar errada. Acto seguido salieron de la habitación, para dejarme sola con... — ¡¿Tú?!, ¿por qué? — Oliver, se acercó y se incoó a mi lado, llevo su mano derecha para acunar mi mejilla, con la impresión no hic
Sylvia ¿Descansar? No podría, sentía punzadas en los pies, y rodé de un lado a otro toda la noche, con las preguntas rondando mi mente, esas que no pude hacer porque jamás regreso Oliver, lo que me alivio, por un lado. Llámenme loca si lo desean, pero la vibra que él tenía no me gustaba para nada. Amada o no, mi hogar estaba en Nueva York y en cuanto pudiera quería volver a mi casa, así que cuando Liss se asomó en la puerta llevando lo que sería el desayuno, la invite a que me acompañara, a lo que me dijo que no había suficiente para las dos. — Bueno, quédate por lo menos, no quiero estar aquí sola, quizá puedas decirme, ¿en dónde estamos? — La vi titubear, le rogué hasta que la convencí de sentarse. — Estamos en Canadá, en el territorio de la manada Black River — vi que se enlazó en un mensaje, a lo que de inmediato se disculpó con la excusa de tener que atender sus deberes. Mucha hambre no tenía, pero olía fantástica la comida, al terminar me dio curiosidad mi entorno, fui has
Sylvia Seguí con mi dieta estricta de agua de la llave del baño, Liss me había traído otra manzana, eso había sido un día antes, no tenía sueño, pero la falta de alimento y el aburrimiento me tenían de mal humor. En una de las visitas de Liss, no lo soporte más y primero le pedí y rogué me ayudara a mandar un mensaje, al negarse termine aventándole la bandeja con la comida, termino trayendo otra bandeja con alimentos, que fueron a parar directamente al escusado. Al tener tanto tiempo, me puse a revisar posibles formas de salir del sitio, el baño tenía una ventana por la que intente salir, solo que mi cabeza no pasaba, seguí con la ventana de la recámara, al revisarla me di cuenta de que tenía unos seguros que habían sido atornillados para que no se abriera. Una lámpara de material sólido y resistente fue mi elección para intentar romper el cristal, para encontrar que no se rompía, era plástico, ni un rasguño le logré hacer, solo atraje la atención innecesaria. La siguiente ocasió
Sylvia Dicen que la locura puede ser contagiosa, a mi parecer y el de los que estuvieron ahí eso es lo que acababa de hacer. Mande al caño mi oportunidad de salir de esta prisión. No podía irme, no, cuando Oliver tenía el antídoto a la pócima que me había quitado la posibilidad de tener bebes, Callan o no en la foto de mi futuro. Si deseo bebes, me hago tonta autoconvenciéndome que de no tenerlos todo está bien, pero ante la oportunidad que me presento Oliver fue tonto, lo sé. Que pasa con todo lo demás, justo me mostró la propuesta que le hizo a Merts para comprar mi parte de la sociedad, claro que eso no era posible si yo no la vendía, pero al parecer así es como han ido arruinando los negocios de la manada de Peakwood. Compran voluntades derrochando sumas extravagantes de dinero. Me alegro saber que Merts declino su ofrecimiento, Oliver me felicito por tener allegados que me estiman y me muestran lealtad, de alguna u otra forma, me acorralaría. — Muy bien, fue exactamente lo q
Callan Al regresar, vi las caras expectantes, los que nos aguardaban, al igual que yo, Conrad y principalmente Noa, sentimos un dejo de fracaso, por mi parte estaba frustrado, debí haber sacado mi lado cavernícola y arrastrarla fuera de ese lugar. No usaré como justificación el hecho de sentir su rechazo, se suponía que ya estaba preparado para ello, el rostro de Sylvia era una mezcla de varias emociones, por mi parte imagine que le darían un inhibidor para desconectarla de Aruna. De otra forma no serían capaces de mantenerla en ese lugar, podría fácilmente salir por sus propios medios, ellos mismos ya habían experimentado de lo que es capaz Aruna, cuando intentaron sustraerla de Peakwood en su primer intento. Odiaba tener que bailar al ritmo que dictaba Oliver, los del consejo lobuno me reprendieron por ir y meternos al territorio, argumentaban que eran violaciones que yo uno de sus miembros no debía cometer. Eran idiotas o no veían lo que han venido haciendo; aun así, querían q
Sylvia ¿Existirán personas que les guste ser el centro del universo?, si, a veces soy de esas, pero no en este momento, cuando todo el mundo puede terminar de un momento a otro, aun siendo detenida por Noa, que no afloja su agarre y Conrad a pocos pasos. Instintos primarios, claro, por desgracia nuestra especie está cargada de ellos al compartir el alma con lobos. Yo no comparto sus creencias, mucho menos esta clase de formas para subsanar disputas. Tenerlos frente a mí intercambiando golpes, semidesnudos, es inverosímil. Con la inteligencia de Callan tuve la esperanza de apelar a su razonamiento, verlo ahí con evidente furia en su semblante, me hizo no intentarlo más, su mirada de determinación ¡aah! Oliver es un formidable oponente para Callan a pesar de los años que le lleva, lo cual compensa con experiencia que muestra, porque la pelea parece muy pareja, llevándome a temer por la vida de Callan. El cansancio se hace evidente y veo a Deo emerger, un vistazo que me dio antes de