Sylvia Este ir y venir ya lo habíamos vislumbrado, solo que las circunstancias para hacerlo no son lo que yo esperaría. Algo raro pasa, la ocasión que me aleje de Callan a sabiendas de que él era mi pareja destinada sufrí inmensamente, ahora no siento malestar físico, me duele la traición, pero realmente esperaba otro panorama. No sé, si sea la distancia, pero ya no sufro de esos terribles dolores, Ana me ha pedido que sea ecuánime y que no me apresure a tomar decisiones que luego tengan consecuencias irremediables. Le prometí tomármelo con calma, así que me enterraré en el trabajo. Merts es mi salvavidas, me ha invitado a una cena, dijo que es de negocios, pero él, siendo perspicaz, sabe que estoy aquí porque en el paraíso algo ha fallado. Por suerte la cena es todo lo que Merts prometió, hombres y mujeres de negocios interesados en acrecentar sus cuentas. El sumergirme en algo que me apasiona y para lo que soy buena, me levanta el ánimo. Quizá desde un principio siempre tuve ra
SylviaHace ya más de tres años que yo revise sus finanzas y en aquel entonces todo estaba excelente, además debieron mejorar por los dos negocios que se lograron. Necesitaba respuestas, toda la noche me rondaron varios pensamientos, así que tan solo llegar a la oficina me dirigí a ver a Ana. — ¿Aún tienes contacto con Callan y la manada de Peakwood? — le cuestioné, ni un saludo le di. — ¡Buenos días! Para ti también, sí, mantengo una relación cordial, ¿por? — respondió — Ayer, alguien me comento que están mal económicamente, podrías ayudarme a preguntar. — ¿Algo en específico? — No sabría decirte. Para sobornarla le invité una comida ostentosa, no es que ella no se la pudiera costear, pero incluso a veces es difícil conseguir reservaciones de último minuto. Ese mismo día por la noche me entrego una carpeta con un estado financiero. Alabe la prontitud con la que lo consiguió. Luego solo me dijo, no necesito más que decirles que era para mí, por lo que se lo habían dado con to
CallanUna semana antes...A pesar de saber que todo esto de la separación es meramente un teatro para nuestros espectadores espías. En las palabras de la propia Sylvia ella no podía fingir, me hubiera gustado que fuera de otra manera.Para mi fortuna, en el momento que se corrió la voz de que la Luna de nuestra manada había sido traicionada y por consiguiente se alejó para no volver, Cora empaco sus cosas y se fue, vino a mí para despedirse, su plan original era quedarse y aprovechar la oportunidad para volverse Luna.Solo que para mí no era lo más conveniente, por lo que le implante la idea de que lo mejor para ella era irse, porque no habría nada de valor, pues se supone estamos a poco de quedar en la quiebra, o al menos eso es lo que les hemos hecho creer.Flashback...«El minuto mismo en el que pisamos tierra, después de la Luna de miel.— Callan es mejor que vengas conmigo, deja que Sylvia aborde la otra camioneta, pasaron cosas en tu ausencia — me comento Adam en el enlace ment
Sylvia Lluc no podía quedarse conmigo, por lo que, hablé para asegurarme que los abuelos Dupre estaban en su casa en Manhattan, les pedí cuidar a su nieto, por mí estaba bien si me hacía compañía en mi oficina, lamentablemente tenía que salir fuera y sería inconveniente. A regañadientes lo convencí de que por la noche pasaría por él, ni se despidió de mí, sus abuelos se disculparon por su temperamento y porque el niño me imponía su presencia al llegar sin aviso hasta mí. No sé si fue el hecho de dejarlo, pero mi corazón sintió una opresión, por lo que salí rápido para olvidarme de esa sensación. Los Hamptons era un lugar que regularmente visitaba, primero; porque allá se encontraba la casa de Merts, segundo; varios clientes tenían casa de descanso o los inversionistas rentaban las propiedades. Lo único que amaba de ir a ese sitio era poder llevar uno de mis preciados tesoros, recorrer esa carretera poco transitada, me ponía de buen humor. Las estadísticas señalan que la ma
Sylvia Sonidos de voces llegaron a mis oídos, aunque todavía no me era posible despertar del todo, trate de comunicarme con Aruna, no lo logre, mi cuerpo se sentía con una pesadez que no me permitía ni mover un dedo. Por lo que podía distinguir escuche un ruido que mi cerebro asocio con un avión, eran las turbinas, una puerta se abrió o eso me pareció, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, no intente nada, tampoco es que pudiera hacer algo, hace un momento había probado a emitir sonidos sin éxito alguno. Volví a escuchar el clic de la puerta, seguido de, — Aún está dormida — así que habían ido a asegurarse de mi estado. Se me ocurrió que sería mejor fingir estar inconsciente, de ese modo sabría a dónde me llevaban y si tenía la oportunidad de huir de alguna forma. Para mi mejor sí bajaban la guardia. Conforme trascurría el tiempo mi cuerpo empezaba a reaccionar, lo primero que pude hacer fue abrir los ojos, y efectivamente estaba confinada en un espacio pequeño, encima de
Sylvia Un fuerte golpe me despertó, seguido de gritos, en mi estado de confusión no sabía qué pasaba. — ¡¿Qué significa esto?! — grito una voz masculina, no vi quien era, pues yo me cubrí con los brazos, porque ya era costumbre estar tendida en el piso, quizá me habían tirado para despertarme. — La mercancía por la que pago, ¡por supuesto! — respondió el mismo hombre que yo pensé era quien daba las órdenes. — ¡¿Son idiotas?!, ¿por qué está en esa condición?, no debían lastimarla. — Gracias a que ganaste la subasta la tienes en una pieza, la ¡maldita! Mato a uno de los nuestros, estuvimos tentados a olvidarnos del trato. — Josh, encárgate de pagarle a los señores, — otra vez el aroma conocido, quite mis brazos y pele los ojos para identificar a quién pertenecía, esperaba estar errada. Acto seguido salieron de la habitación, para dejarme sola con... — ¡¿Tú?!, ¿por qué? — Oliver, se acercó y se incoó a mi lado, llevo su mano derecha para acunar mi mejilla, con la impresión no hic
Sylvia ¿Descansar? No podría, sentía punzadas en los pies, y rodé de un lado a otro toda la noche, con las preguntas rondando mi mente, esas que no pude hacer porque jamás regreso Oliver, lo que me alivio, por un lado. Llámenme loca si lo desean, pero la vibra que él tenía no me gustaba para nada. Amada o no, mi hogar estaba en Nueva York y en cuanto pudiera quería volver a mi casa, así que cuando Liss se asomó en la puerta llevando lo que sería el desayuno, la invite a que me acompañara, a lo que me dijo que no había suficiente para las dos. — Bueno, quédate por lo menos, no quiero estar aquí sola, quizá puedas decirme, ¿en dónde estamos? — La vi titubear, le rogué hasta que la convencí de sentarse. — Estamos en Canadá, en el territorio de la manada Black River — vi que se enlazó en un mensaje, a lo que de inmediato se disculpó con la excusa de tener que atender sus deberes. Mucha hambre no tenía, pero olía fantástica la comida, al terminar me dio curiosidad mi entorno, fui has
Sylvia Seguí con mi dieta estricta de agua de la llave del baño, Liss me había traído otra manzana, eso había sido un día antes, no tenía sueño, pero la falta de alimento y el aburrimiento me tenían de mal humor. En una de las visitas de Liss, no lo soporte más y primero le pedí y rogué me ayudara a mandar un mensaje, al negarse termine aventándole la bandeja con la comida, termino trayendo otra bandeja con alimentos, que fueron a parar directamente al escusado. Al tener tanto tiempo, me puse a revisar posibles formas de salir del sitio, el baño tenía una ventana por la que intente salir, solo que mi cabeza no pasaba, seguí con la ventana de la recámara, al revisarla me di cuenta de que tenía unos seguros que habían sido atornillados para que no se abriera. Una lámpara de material sólido y resistente fue mi elección para intentar romper el cristal, para encontrar que no se rompía, era plástico, ni un rasguño le logré hacer, solo atraje la atención innecesaria. La siguiente ocasió