Pov Hardick Mi cabeza anda con miles de pensamientos y a eso sumémosle, el hecho de que no tenemos ni una pista de ella. Aitor trata de ubicarla con su olfato incluso a través del vínculo, pero nada. La marca medio hecha ha sido todo un problema en todo esto. —Hardick, tranquilo, serías el primero en saber si algo le pasó, así que mira lo positivo, ella sigue estando bien y a salvo. —¿Por cuánto tiempo?, ¿cuánto tomará para que él la atrape primero? —Tranquilo hombre, dale algo de méritos al menos, siendo una humana era fuerte y letal, solo imagínatela ahora que es la elegida y tu compañera. Talvez él tiene razón, debería confiar en ella, pero nuestra última discusión y el hecho de que la dejé sola, es lo que no me deja tranquilo. —Debemos seguir caminando, unos compañeros nos esperan al frente. —¿Por qué de todos los lugares, guardaste ese libro justo en ese pueblo, no dijiste que los guardianes eran despiadados? —Lo son, además, ese pequeño pueblo por estar casi pegado a su
Pov Amaya. Sus manos fueron a tocarme de nuevo mientras asentía con la cabeza. Las volví a apartar de un manotazo y comencé a retorcer el top. Me acerqué más a él, mis senos desnudos antes su mirada. Tragué con fuerza al ver su boca yendo a uno de mis pezones, pero rápido enrollé la tela en su cuello. Él comenzó a aferrarse a ella, intento zafarla. Levantó mi cuerpo y lo estrelló contra el mueble donde cayeron cosas haciendo estruendo en la habitación. Seguí apretando con toda la fuerza que tenía; su cuello, mientras mis piernas se aferraban a su cintura. —Si creías que ibas a poner tus sucias manos en mí, estabas loco, nadie más que mi compañero, puede tocarme. Volví a ser estrellada contra otro mueble antes de lanzarme contra el piso. Mi cuerpo se estrelló con fuerza mientras el peso de él sumaba más a mi golpe. Solté el agarre cuando todo el aire escapó de mis pulmones y un gran dolor recorrió mi columna. Él se alejó de mí tosiendo y buscando aire. Si lo dejo escapar e
Pov Narrador Darius se levantó de golpe, caminando rápido a la ventana, una sonrisa apareció en su rostro al sentir el poder de la elegida, de aquella a la que tanto deseaba tener. —Mórtagos. —Señor. —Ve y tráela, no quiero errores, la quiero aquí conmigo, debes llegar antes que el lobo blanco. Mórtagos se inclinó, dando un paso atrás y saliendo del lugar. Todos pudieron sentir aquel poder en algún punto en la lejanía. Por otro lado, Hardick, Liam y todos sus acompañantes ya habían entrado a las tierras prohibidas. Un escalofrío recorrió la piel de los dos Reyes, ellos pudieron sentirla a pesar de que las tierras estaban protegidas. —Liam, tú ve, yo debo saber qué pasa. —Hardick, si vas ahora solo estarías poniéndola más en peligro. —No voy a dejarl... —No lo harás, pero escúchame, ya todos saben que está aquí, seguramente ya debió escapar de ese lugar, si tú vas a buscarla, a través de ti llegarán a ella. Ambos se quedaron discutiendo, Hardick se negaba a seg
Pov Amaya Salimos de aquella pequeña casita, espero que la anciana se encuentre bien, no quiero que nada malo le pase por mi culpa. —Oye, ¿estás bien? Solo asentí y seguí caminando. Estaba feliz por la noticia, claro que sí, pero algo más se estaba instalando en mi interior. Lágrimas de tristeza se deslizaron por mis ojos, Hardick posiblemente ya ni me quiere a su lado y yo soy lo suficientemente orgullosa para querer retenerlo con un hijo. Por ahora, solo saldré primero de aquí y después veré. Caminamos y caminamos y el sueño ya me estaba comenzando a arrastrar y ni hablemos del cansancio. —Déjame hacer algo para descansar, iré por algunos palos secos para la fogata. Simplemente, me recosté en un árbol y cerré mis ojos, de verdad me estaba durmiendo. Mi piel comenzó a hormiguear y abrí los ojos de golpe, algo nos estaba acechando y era muy poderoso. Me encaminé por donde vi a Kayle irse, mientras avanzaba, comencé a ver sangre, desesperada, corrí siguiendo el rastro hasta q
Pov HardickAl siguiente día, algo me tenía tenso, algo en mi interior estaba inquieto, Aitor quería salir y buscar a Amaya, sabíamos que algo con ella no estaba bien.Anoche apenas y pudimos dormir con los maldit0s gemidos de esa mujer y allí viene ese guardián como si nada con una sonrisa de satisfacción en su cara.—"Es el compañero de Mirsella"Ahora entendí por qué dijo que ella pagaría el precio.—Como acordamos, aquí está el libro—, extendió el libro que tomé y le di un asentamiento.—Nos vamos ahora.—Espera, mejor espera.Iba a responderle y en eso entró una mujer, era bastante mayor, su cuerpo era delgado, pero no había malicia en ella.Aitor y yo nos pusimos rígidos cuando se acercó y logramos oler el olor de nuestra compañera en ella.—Ella estuvo conmigo hace poco.—¿Dónde está?— caminé hacia ella y la tomé por los hombros.—Parece que es muy tarde, Darius ya la tiene en su poder, su hijo la llevó hace unas dos horas al castillo.La solté mientras daba pasos atrás, el mie
Pov Narrador. El círculo ante Amaya se cerró por completo, algo en su pecho comenzó a arder al igual que la marca de su cuello. Ella supo lo que estaba pasando y no estaba dispuesta a perder lo único bueno que tenía en su vida. Aun con el enorme dolor de su cuerpo, aun con las restricciones que la misma marca de su compañero había creado en su poder. Estaba convocándolo desde el fondo de su alma, sus runas comenzaron a brillar, el suelo bajo sus pies empezó a temblar. El candelabro sobre sus cabezas se sacudía violentamente. La brisa apareció de algún lado haciendo estragos, todos se cubrían y otra corrían en todas las direcciones. Afuera del castillo, frente a las murallas, se libraba otra batalla, Mórtagos se enfrentaba a muerte contra Aitor, los hombres de los guardianes a los guerreros de Darius. Todo era un campo de batalla que comenzaba a teñirse de sangre, el cielo ahora lanzaba rayos hacia ellos. Amaya dejó salir todo su poder, el camisón que tenía puesto se quemó po
Pov Amaya No sé si estoy soñando o no, pero sentir la suavidad bajo tu cuerpo, es reconfortante. Es como sentir que tu cuerpo está bajo un montón de nubes con un delicioso aroma en el aire. Abro los ojos, lentamente, para darme cuenta de que la habitación apenas está iluminada y ya es de noche. ¿Esto no es un sueño, verdad? ¡Estoy muerta, lo sabía!, eso iba a matarme y mi bebé o no, Diosa, mi bebé. Me senté de golpe en la cama y escuché una suave risa a mi lado. Al voltear, observo a Hardick mirándome, se levanta y se sienta recostándose sobre el respaldar de la cama. Miro cada detalle de él, realmente me gusta mi guapo compañero. —Cachorra... Un subidón me llega de repente sintiendo mi centro calentarse y mojarse en solo segundos. Me quité el camisón y me subí a ahorcadas sobre él. —Amor, estás delic... No lo dejé terminar y comencé a devorar sus labios con hambre, su sabor se mezcló con el mío mientras nuestras lenguas luchaban por el control. Al final él ganó y la ver
Pov Hardick Dejo un suave beso en su frente antes de tener que salir a atender algunos asuntos. Tomo con suavidad su cabello entre mis dedos, ahora es blanco con pequeños mechones rojos, mi poder fluyendo a través de ella. Subo la manta con suavidad por su cuerpo y antes de salir, una vez más, me paro frente al espejo. En mi cuello está su marca, dos hermosos lobos blanco y rojo entrelazados, en mi brazo llevo el tatuaje de sus llamas que se complementan a la perfección con sus runas. Al dirigirme a la oficina, me recibe todo un desastre adentro. Lobos discutiendo contra los híbridos lanzándose cosas de un lado a otro. Ya no tengo una oficina. —¿Qué se supone que pasa aquí? No necesito alzar la voz para hacer que todos se detengan en el acto. Los híbridos bajan sus cabezas y los lobos me exponen su cuello. —"Creo que amo tener el aura de mi compañera, es sumamente poderosa" Sonrío al saber que tiene razón, ella es más poderosa que yo. —Siéntense y no me interesa dónde, de