Lo último que recordaba de la pesadilla que había tenido fue que le decía a Radolf que Lyon volvería por ella, cuando abrió los ojos volvió a llamar a Lyon, pero él no pareció por ningún lado. Mira la habitación, igual a como la vio en su pesadilla, se vio el camisón, no esto era real, llevó su mano con desesperación a su cuello, si Lyon hubiera muerto ya no tendría su marca. Corriendo se puso de pie, apartó un poco la tela y ahí estaba como un tatuaje a fuego la marca de Lyon, él vivía, lo sentía en su corazón, al verse bien en el espejo abrió los ojos, llevo su mano a tocar su rostro, donde debía estar la cicatriz, pero estaba había desaparecido, su piel era perfecta, como siempre lo soñó.—¿Cómo fue que desapareció? —preguntó pensando que estaba sola en la habitación, detrás de ella se escucha un pequeño quejido —¿Quién eres?—Soy yo Dilay —por la oscuridad de la habitación no la vio sentada en la silla, encendió la luz —Radolf me pidió que me quedara aquí contigo, no sabes el gu
Su madre y todos la miraron.—La que tenía en mi cara desde nacimiento —gritó desesperada, porque todos la seguían viendo como una loca.—Mi amor tu nunca has tenido ninguna cicatriz, ni fuiste el reemplazo de nadie —dijo Radolf dando un paso al frente —desde que naciste fuiste mi compañera y no sabes lo honrado que me siento al tener a la compañera más hermosa del mundo…—No, no esto no es verdad —Aysel comenzó a sentir como le faltaba el aire —todos ustedes están mintiendo ¡Lara! ¡Uzziel! —sus gritos se escucharon por toda la casa.—Hay mi vida, cuanto daño te hizo Lyon —soltó Tara intentadola abrazar —mi niña nada de eso cierto, Radolf te está diciendo la verdad… tú siempre fuiste la Luna destinada para Radolf, él alfa por nacimiento…—No, no eso es mentira, necesito hablar con Uzziel, con Lara ellos me dirán la verdad, ellos son mis amigos… —hizo a un lado a su madre que no dejaba de llorar, paso por un lado de todos. Salió de la habitación llamando a Lara, a Uzziel, recorriendo
Aysel se vio sorprendida al momento que abrió los ojos, Radolf la estaba abrazando que su impulso fue empujarlo lejos de ella, al tiempo que se ponía en pie. Él se vio sorprendido por la forma en que despertó, se frotó los ojos un instante, cuando los abrió vio los ojos de terror de ella.—Tranquila mi Luna, estás segura conmigo —dijo Radolf con voz suave e intentado jalarla de nuevo a sus brazos a la cama —ven Aysel…—¿Qué haces en mi cama? —preguntó mirándolo con recelo, sin mover ni un solo músculo —tú habitación es otra, aquí yo duermo con Lyon.Radolf cerró los ojos un momento, tratando de tener paciencia, al abrirlos la miraba con amor, con paciencia, una mirada que nunca le había visto, sus ojos burlones habían desaparecido, no por completo.—Mi pequeña sigues con lo mismo —replicó con pesar Radolf, se puso de pie tratando de alcanzarla —está siempre ha sido nuestra habitación, Lyon tenía años sin vivir aquí, desde lo que intento hacerme a mí, dejo esta casa para siempre fue u
Aysel miró a Radolf en la puerta, por la emoción de sentir que esperaba un cachorro no lo había escuchado llegar. Él la miraba de una forma posesiva, mientras caminaba hacía ella, sin mirar a Tara, que había bajado la cabeza con timidez.—¿Por qué no me habían dicho? —de forma instintiva puso sus manos sobre su vientre, protegiéndolo de todos.—La sacerdotisa creyó que aún no era tiempo que lo supieras —apartó a Tara con suavidad, pero su mirada había reproche y dureza —lo que viviste con Lyon fue terrible, solo mira como estas de confundida. —Pero yo tenía derecho saber que esperaba un cachorro —reclamo con severidad.—Si tienes razón, lo siento, comprende que lo único que yo quería era te recuperaras para darte esta gran noticia —tomo su mano entre las de él —pero ahora ya lo sabes, y este cachorro es la prueba del gran amor que nos tenemos, solo falta que lo recuerdes. —Si lo que dice es verdad, dame tiempo si —dijo con suavidad mirándolo sin desconfianza. —Por supuesto, yo pond
Cuando abrió los ojos vio el azul del cielo, un rayo atravesaba las ramas del copioso árbol, la sombra era magnifica, en el lugar se respiraba una paz, que no sentía desde que despertó, que no quería irse. Cerro los ojos disfrutando de los rayos del sol que se escapaba por las ramas, comenzó acariciar su vientre que comenzaba a abultarse, y le hablaba de su padre, que era el lobo más fuerte y valiente, de pronto sintió unos dedos cálidos que comenzaron acariciar su mejilla, abrió los ojos sobre saltada, pensando que era Radolf quien venía a quitarle su paz.Pero cuando se encontró con esos ojos color miel y esa sonrisa tan cálida, no dudo en hacer caso a su impulso de lazarse a sus brazos. —Yo lo sabía, no estas muerto —lo apretó con más fuerza —tu no estas muerto, ni eres el lobo que me quieren hacer creer —se separo para verlo a los ojos, tomo su cara con sus dos manos y le dio un beso, al momento que toco sus labios, las sensaciones que el despertaba en su interior la recorrieron
—Necesito algo de aire fresco, la pesadilla me dejo mal —dijo Aysel no mintiendo del todo, dio dos pasos y sintió como todo le daba vueltas.—Mejor vuelve a la cama, mira te traje algo para que comieras —replico Dilay mostrando el planto que tenía un trozo de carne junto algunas verduras.Cuando lo acerco a su nariz, olfateo algo desagradable, que le causó náuseas, pero también su loba le alertó de un peligro.—Ahora no quiero nada, las náuseas no me dejan probar nada —aparto el plato, a pesar de la insistencia de ella, logro que dejará de insistir, con un poco de más fuerza llegó a su clóset para buscar con que cambiarse, al ver qué seguía ahí le hablo —me das un minuto, quiero cambiarme…—Aysel estás segura que podrás salir a caminar, estás débil por no comer bien estos últimos días —cuestionó su prima con genuina preocupación—Me siento bien —replicó Aysel mirando a Dilay —necesito salir de esta habitación para comenzar a recordar mi vida —parecía que sus palabras la tranquilizaban
Aysel se encerró en su habitación, no quería ver a nadie, ni escucharlos, lo único que deseaba su corazón era encontrar a Lyon, saber a dónde lo había llevado Radolf porque no sentía que el estuviera muerto.—Aysel debes salir, alimentarte piensa en tu cachorro que esperas —escuchó que decía su madre, pero no tenía intención de abrir no podía ver a ninguno de esos traidores. Poco a poco el cansancio la dejo agotada, se quedó dormida esperando soñar de nuevo con Lyon.—¡Aysel! ¡Aysel! —escuchó en un susurro su nombre —¡Aysel despierta!—Lyon —susurro, pensando que había escuchado su voz.—Él ya no te hará daño —ahora escuchó claramente la voz de Feray, abrió los ojos, al darse cuenta que ella y otra loba estaban en su habitación, se levantó en la cama toda sobre saltada al ver a la joven loba que había ayudado a Radolf a cambiar sus cosas, frente a ella mirándola fijamente, detrás de ella sobre la cama estaba Feray con una sonrisa, a pesar de sus ojos preocupados. —¿Tú quien eres y q
Aysel respondió el beso con la misma intensidad que él, al separarse lo miró a los ojos, le dio una sonrisa.—Eso quiere decir que ya recuerdas toda nuestra vida juntos —cuestionó Radolf mirando a Aysel.—No todo, tengo flash de como fue nuestra ceremonia de Luna, como Lyon me llevo —al decir eso último comenzó a temblar —fueron los días más terribles de mi vida.—Ya no pienses en eso, yo te voy ayudar a que recuperes nuestros recuerdos —volvió a darle un beso, pero esta vez casto —ahora podremos vivir tranquilos, sin que nadie quiera separarnos.Los labios de Radolf fueron besando su mejilla, su cuello, se levantó del suelo para subir a la cama, al sentir el cuerpo de ella tan cerca su masculinidad comenzó a despertar, la deseaba tanto que no podía esperar para hacerla suya.Poco a poco se fue recostando, una de sus manos comenzó a tocar su piel suave de terciopelo de su abdomen.—Radolf despacio —dijo Aysel cerca de su oído —lo siento, pero lo que me hizo Lyon —soltó unas lágrimas q