Nora HarrisonA penas me sentía consciente mientras movían mi cuerpo, a penas sentía que estaba despierta mientras una luz parpadeaba sobre mi ojo mientras un dolor fuerte continuaba atravesando partes sensibles de mi cuerpo. Y luego todo se apagó después de un fuerte pinchazo. No supe cuánto tiempo pasó cuando pude volver a abrir los ojos y lejos de preocuparme por mi cuerpo, por cómo me sentía o por cualquier otra cosa, me preocupé por Naro. Mi pequeña niña había estado sola. Ni siquiera sabía cómo había llegado al hospital, no podía recordar más allá de los golpes contra mi cuerpo y de Naro huyendo hacia su escondite. Pero la respuesta vino tan rápido como la duda cuando lo vi a él, Andrew. Sentado en el sofá de la esquina de la habitación de suelos y paredes blancas sin muchos detalles. — ¿Señor Pankrov? —cuestioné en un susurro ronco. —Oh, por dios, al fin despertaste. Y al ver la preocupación en mi pecho algo se apretujó.Él se levantó de su lugar cuál resorte sin dudar u
Nora Harrison Cuando mis ojos volvieron a abrirse me encontraba sola en la misma habitación en la que había despertado por primera vez. Esta vez las cortinas estaban abiertas y entraba una leve luz por la ventana indicando que debía ser o el atardecer o el amanecer. No importaba. Saber que había despertado y que estaba viva era suficiente para que me sintiera lo suficientemente feliz. No feliz como una alegría contagiosa y escandalosa, sino de ese tipo de felicidad tranquila de saber que superaste algo que pensabas que no pasarías. Ahora el dolor no era tan insoportable aunque si limitante porque ni siquiera podía sentarme correctamente en la camilla sin sentir que todos mis músculos protestaban, pero al menos o sentía nada roto o con un dolor demasiado fuerte que no pudiera continuar intentando levantarme. Justo cuando terminaba de sentarme en la camilla la puerta se abrió y por ella ingresaron Andrew y un hombre con bata que supuse era el doctor. —Oh, pero nuestra paciente ya es
Andrew Petrov No esperé que Nora aceptara tan fácil venir conmigo. Después de todo era un extraño para ella que apenas conocías. Pero la entendía. La situación en la que se había visto comprometida era muy difícil. Tener que cuidar de una niña sola y no estar en condiciones para hacerlo era por mucho, atemorizante. Por eso le ofrecía mi ayuda, porque entendía por lo que tenía que estar pasando ella. Alisha tomó a Naro y juntas salieron de la habitación tras ella despedirse de su madre. Si bien, ya Nora podría salir de la clínica, debía primero resolver algunas cosas antes de que eso sucediera. Dejándola sola por unos minutos bajé al primer nivel y fui directo a la parte de caja para saldar la deuda y que me dieran la de alta. No tardé mucho porque la había solicitado desde antes sabiendo que ya era hora de que regresara a casa. Por suerte no había tenido nada roto y el resto de su recuperación sería en casa. Antes de regresar a la habitación tomé mi teléfono celular y marqué el
Nora HarrisonSalir del hospital me dio una sensación visceral. Ese tipo de sensación en la que sientes que algo está bien, pero también se siente que algo está mal. Salir era un alivio porque los hospitales nunca me habían gustado y me gustaron mucho menos tras la muerte del padre de Naro. Pero también se sentía poco seguro estar afuera después de lo que me había sucedido. Y aunque no sentía un miedo paralizante, si sentía la necesidad de mirar a todos lados y por encima de mi hombro aunque estuviera siendo arrastrada en una silla de ruedas por Andrew. La verdad era que no sabría cómo agradecerle a este hombre por todo lo que estaba haciendo por mi. Cuidaba de Naro, iba a buscarme en medio de la noche porque lo llamé implorando por ayuda y ahora cuidaría de mí el tiempo que necesitará. Él estaba siendo un santo para mi en esos momentos. Y aunque no lo quisiera admitir en voz alta, me sentiría más segura en su mansión que en mi pequeño departamento, el mismo lugar en el que allana
Nora Harrison Cuando por fin pude entrar en la casa me quede impactada. Todo en la casa era tan maravilloso y arquitectónico. Las paredes con formas extrañas que la hacían ver hermosas y otras totalmente lisas que la hacían ver impolutas. Los candelabros, las ventanas, las cortinas y las enormes escaleras en el centro del lugar hacían ver todo como si fuese una casa de cuento de hadas. Una de esas enormes casas de princesas modernas. Y los colores combinaban a la perfección con cada espacio habilitado de la casa. Y la habitación a la que Andrew me llevó era maravillosa. Con una enorme cama con dosel e incluso muebles dentro de la habitación en colores marrones y dorados. —Tú casa es muy hermosa. —Lo es, aunque un poco solitaria. —Ahora que Naro y yo estaremos aquí te haremos un poco de compañía. —Y yo estaré encantado de recibirla. —Una pequeña sonrisa bailó en mis labios y él me la devolvió mientras me ayudaba a subirme a la cama con cuidado. —Pronto vendrán dispositivos y co
Nora Harrison Los días iban pasando y cada vez estos pasaban de ser días a semanas. Las cosas iban de acuerdo con como supuse que lo harían. Andrew se encargaba de llevar y traer a Naro a la escuela todos los días y yo me pasaba el rato estudiando, aprendiendo cada cosa nueva que Andrew pusiera delante de mí y todo porque quería mostrarle que podía devolverle con creces todo lo que él estaba haciendo por mí. Me mantenía en su casa aun cuando podía ya hacer mis cosas por mi cuenta, pero él no parecía muy preocupado porque tuviera que irme de su hogar. Todas las noches cenábamos juntos y él iba a casa para almorzar y Naro, dios, mi pequeña bebé nunca había tenido una habitación como la que Andrew había creado para ella. Él se preocupaba mucho. Y cuando me enteré de lo que le había pasado a la familia que él pudo tener fue inevitable que no sintiera algo de pena. El solo imaginarme haber pedido a Naro junto con su padre hubiese sido una pérdida de la que nunca me habría podido recuper
Andrew Petrov Sabía mejor que nadie el miedo paralizante que Nora debía sentir cada vez que le pedía salir de casa. Durante estas semanas nunca me había pedido si quiera salir al parque o ir a buscar a Nora conmigo y sabía que todo esto era por su miedo a salir. Ella ya podía caminar adecuadamente, sus moretones habían desaparecido y sabía que el dolor también. Pero se excusaba en ello constantemente para no poner un pie fuera de la casa. Y sabía que si dejaba el tiempo pasar ese miedo poco a poco iría creciendo más y salir de ahí sería imposible. La había hecho mentalizarse poco a poco el salir usando la excusa de ir a buscar a Naro y sabía que su mente se estaba acostumbrado a ello, pero debía dar el primer paso, sin ese primer paso nada podría funcionar. Por ello ideé un plan. La había estado adiestrando el tiempo suficiente como para desarrollar sus habilidades. La puse a leer libros, hacer cursos, estudiar estrategias no solo de marketing, sino también de liderazgo entre otra
Andrew Petrov Al buscar a Naro y llegar a Casa, Nora la envió a ducharse para que merendara, y aproveché ese momento para ir al auto y llevar las cosas que había comprado para ella. Cuando vio las tres cajas de diferentes tamaños su ceño se frunció, pero no le permití pensar, solo las dejé sobre su cama y me crucé de brazos. —¿Son las cosas con las que necesitas que te ayude? —cuestionó con el ceño fruncido y solo me quedó asentir. —Mi club más famoso está perdiendo prestigio y todo eso. Los demás alrededor están usando mis propias técnicas para mejorar el de ellos. Necesito que vayas conmigo, lo observes de cerca y me digas cómo puedo mejorarlo. —Podría hacer eso solo viendo fotos, te puedo dar ideas de esa forma. Y aquí íbamos, las excusas que se esforzaba por poner delante para evitar salir de casa, pero no esta vez, no iba a permitir que pusiera sus excusas baratas otras vez para evitar enfrentarse a todo lo que había allí afuera. Ella llegaba a las dos de la mañana a su hog