New York

Tiempo después, Cristopher: Aún no lo puedo creer, mi pequeña, mi niña, mi vida. Juro que me las pagarán. Siento como mis garras van saliendo al escuchar lo que la luna Liliana le decía a Ricardo.

-Al principio estábamos felices, mi pequeña Celeste. Celeste, su madre quería que la llamáramos así. Fue tan valiente. Lágrimas salían. Nuestra pequeña era la sirvienta de la casa de los alfas Lunadeplata. Estaba ahí, siempre estuvo ahí. Nos dijo que ella es bondadosa y amable, ella y su nana. La cuidaron. Ella ha estado sola ya que su nana murió. Ella sufrió demasiado.

-También nos contó que Celeste es la compañera de sus hijos... ¿Cómo los tres son sus parejas? Dije yo. Gruñí porque para mí es mi pequeña. A pesar de que no la he visto, quiero cuidarla. Porque sé que ellos ya tienen sus parejas elegidas. No quiero que mi bebé salga lastimada.

-Liliana: -Ellos la llevaron de vacaciones para una isla-. Saben, ellos desde pequeños han cuidado a Celeste. Han estado para ella. Mi esposo y mi per
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