El canto de las aves sonaba tranquilo, el paisaje era algo verdaderamente hermoso, regalaba a la vista un espectáculo de mil formas y colores que tenían de fondo a la belleza de las montañas, no sabia en donde se encontraba, aun sentía un dolor punzante que le atravesaba el pecho, había recibido un disparo, o eso era lo que le había dicho el hombre que aseguraba ser su esposo, también, aseguraba que estaba embarazada, comenzaba a dolerle nuevamente la cabeza, haciendo de nuevo un esfuerzo mas para recordar todo lo que había olvidado, el joven médico que la atendía, le había dicho que estaba sufriendo perdida de memoria que se derivaba del estrés post traumático que le dejo como consecuencia aquel evento que la tenia convaleciente, un enfrentamiento entre mafias, no tenía ningún recuerdo de su vida, no tenia idea con certeza de su identidad, tan solo tenia conocimiento de lo que le habían dicho, era igual a estar en blanco, completamente vacía y esa sensación era verdaderamente horroro
Krónos, miraba fijamente a los ojos enardecidos en una ira atroz del menor de sus hijos, Hades siempre había sido de tales maneras, nunca, a pesar de los golpes, o del miedo que imponía sobre él, bajaba su vista de la suya, siempre altanero, orgulloso, y agresivo, le recordaba a si mismo en su juventud, estaba orgulloso de su hijo, era tan temible como el mismo lo era, y eso, lo hacia realmente dichoso.– Ven hijo, siéntate, charlemos un poco, cuéntame, ¿Qué cosa tan terrible ha hecho tu hermano que amerite que irrumpas como un delincuente en mis aposentos privados a mi medio vestir? – cuestiono Krónos quien aun se hallaba en las finas pijamas.– Eso no es tu maldito asunto, tan solo dime en donde encontrar a ese imbécil y por ahora te dejare ser – respondió Hades encolerizado.– Amor, ¿Ya terminaste de vestirte? Quiero ir de compras, este vestido ya lo usé ayer y quiero uno nuevo – decía una mujer demasiado joven que salía en paños menores del baño de aquella demasiado lujosa habitac
Dante miraba con insistencia el retrato donde su sonriente madre aparecía junto a el abrazándolo, de nuevo, las lagrimas escapaban desde sus pequeños ojos agua marinos, se la habían llevado, aun cuando su padre le decía una y otra vez que la traería de vuelta, se sentía demasiado triste, quería verla otra vez, abrazarla, y no volverla a soltar jamás.– Tranquilo, si papá dijo que la traerá, eso hará – dijo Zinerva intentando consolar al pequeño.– ¿Tu no extrañas a tu mami? – cuestiono Dante entre sollozos entrecortados.Zinerva, medito durante solo un momento.– No lo sé, mi madre nunca fue demasiado amorosa conmigo, solo me regalaba libros, montones de ellos, y me decía que tenía que ser una mujer fuerte, nunca me gusto abrazarla o que me abrazara, y aunque si la quiero mucho, hace cosas a veces que me lastiman…quiso regalarme con papá, te secuestro a ti, incluso pensó en dejarme con ese hombre temible llamado Krónos, a veces creo que ella no me quiere, pero tu madre, ella parece se
La mañana llegaba un día más, un día a la vez…el sol se colaba levemente por los ventanales y las finas cortinas de seda blanca, una semana más había transcurrido, Alice, había mejorad bastante en cuanto a su estado de salud, pero, no podía decir lo mismo de su estado mental, cada día que pasaba, parecía mas lejana, ajena a todo lo que la rodeaba, perdida en sus pensamientos, cada mañana le servía el mismo vaso de jugo, que contenía aquel fármaco que la mantendría en ese estado amnésico, no se hablaba de arte, no se hablaba de familia, solo eran platicas ya rutinarias sobre su trabajo, haciendo un esfuerzo por demostrar interés, aunque, por supuesto, esto no estaba dando los mejores resultados, al menos no los que el esperaba.Zeus, admiraba el hermoso rostro de Alice durmiendo, últimamente también dormía demasiado, aunque, esto último lo atribuía al embarazo, mirando su vientre descubierto, pudo ver como poco a poco, comenzaba a notarse su abultado vientre, no era mucho, no era demas
Una lluvia ligera caía sobre la ciudad de Berlín, el cielo estaba nublado, completamente ennegrecido, todo apuntaba a que en cualquier momento se desataría una tormenta…y no precisamente por aquellas nubes.Caminaba a paso firme, intimidando con su imponente presencia a cualquiera que se le cruzara en el camino, estaba harto, mas que harto y no le importaba nada mas que encontrar a su esposa, Jaqueline lo observaba, mirándolo con aquella cara de enojo que solía poner cuando ella creía que el no hacia las cosas correctamente, todos lo habían seguido en su búsqueda de Alice, todos con excepción de Adriano que se había quedado en Palermo a la espera de noticias, aquello era una puta locura, ¿Qué le había cruzado por la mente a su maldito hermano? Zeus se la había llevado de un momento a otro, como si aquella demasiado estúpida idea le hubiese llegado de repente, sin embargo, y luego de ver los videos que las cámaras de seguridad en el hospital grabaron de ellos, había algo que no cuadrab
La tarde caía una vez más, sin embargo, al igual que días anteriores, no se sentía igual que siempre, mirándose en el espero, Zeus se sentía mas liviano, como si se hubiese sacado un enorme peso de encima, había llorado en los brazos de Alice, como si fuese un niño pequeño aferrado a su madre, las cosas habían cambiado entre ellos desde entonces, Alice parecía un poco mas animada y se esforzaba por complacerlo, había comenzado a poder moverse un poco más, salían constantemente a los jardines y paseaban por el pueblo como si en realidad fuesen marido y mujer, eran muchas mas sus sonrisas que sus silencios, aun cuando no habían tenido aun intimidad, por el momento, lo aceptaba, Alice y él se volvían más cercanos, y, de nuevo, sentía una punzada de culpa atravesando su pecho, aun así, no deseaba dejarla marcharse y seguía dándole aquel vaso de jugo de naranja con aquel componente que la mantenía amnésica, era el peor de los hombres, pero, después de aquella muestra de inmerecida piedad h
La noche había caído y el, como siempre hacia desde aquel día en que la secuestro, la observaba dormir hipnotizado por el vaivén lento y pasmoso de su tranquila respiración que se entrecortaba a ratos, Hades, ese había sido el primer nombre que había llegado a la mente de Alice en cuanto aquel médico le cuestiono sobre como llamaría a su hijo…aquello, se había sentido igual que si le hubiesen enterrado un puñal en pecho, demasiado dolor, demasiado desespero, se sentía como la hoja que cae desde lo alto hasta el cause de un violento rio, flotando a la deriva mientras el rio lo revolcaba una y otra vez sin poder detenerlo, sin poder levantarse jamás y a la merced de todo lo que estaba viviendo desde hacía demasiado tiempo ya.Levantándose de la cama, beso los labios de Alice con ternura, la amaba demasiado, estaba eterna e irremediablemente enamorado de ella, y lo estaría para siempre, mirando por la ventana, miraba las sombras difusas que se apreciaban en la lejanía, las sombras de las
Aquella mañana se sentía fría, más fría que las otras, como si, de alguna manera, sintiera que algo estaba a punto de pasar, se había levantando de la cama, colocándose aquella bata semi transparente que dejaba ver su cuerpo en ropa interior por debajo, Zeus aún se encontraba durmiendo, y ella, sintiendo el estómago vacío, se había levantado para buscar algo para comer, el hijo dentro de su vientre estaba creciendo, y ella, se sentía emocionada de tenerlo al fin entre sus brazos…sin embargo, un sentimiento de profunda tristeza, de vacío, la invadía cada vez que pensaba en ello, algo grande le estaba haciendo falta, algo que le oprimía el pecho con demasiado dolor, tomando aquel vaso de jugo de naranja, un nombre llego hasta ella atravesándola como una bala, el vaso había resbalado de sus manos, sus ojos se habían llenado de lágrimas, ¿Cómo era posible que lo hubiese olvidado?– Dante – dijo Alice en un murmullo doloroso al tiempo que el vaso se hacia añicos sobre el suelo.El joven mé