El sonido de la regadera rompía el silencio de aquella solitaria habitación, el agua resbalaba sobre su piel desnuda logrando refrescarla, sus pensamientos iban y venían una y otra vez repasando lo mismo, después de todo, había tenido demasiado en que pensar desde la repentina e inesperada visita del señor Dogaru, padre de Hades y Zeus, aquel odio tan atroz que Hades sentía hacia su familia la hacían crear conclusiones y supuestos, aunque, lo único que tenía en claro, era que algo terrible debía haber ocurrido, algo de lo que su amado no había compartido con ella aún…Hades había estado con mal genio desde la noche anterior, se había marchado temprano antes del amanecer, despidiéndose de ella con un cálido beso y diciéndole que no lo esperara temprano, la niñera de Dante ya había llegado al departamento para cuidar del pequeño, Becca se la había recomendado ampliamente, ella tenía que terminar de prepararse para ir a su trabajo en el museo, sin embargo, no podía evitar sentirse angusti
Un tumulto de personas se acercaban curiosas a ver aquella peculiar escena donde el hombre tatuado sostenía por el cuello a otro que lucia mucho menos intimidante, Hades miraba con un odio profundo a Henry quien luchaba por respirar, Alice intentaba calmar a su amado quien parecía en toda la disposición de matar a su ex marido, Agatha no se encontraba con él, lo que le decía que había acudido allí sabiendo bien que laboraba en el museo y quería hablar con ella a solas, sin embargo, se había atrevido a abrazarla frente a su imponente y celoso Hades…aquello había sido un error.– ¿Quién eres tú? – exigía saber Henry que forcejeaba con aquel imponente hombre.– Eso es lo mismo que exijo saber, ¿Quién demonios eres y porque te atreves a abrazar a mi novia? – demando saber de vuelta Hades.– Soy el padre de su hijo – respondió Henry con una sonrisa que Hades elimino de inmediato plantando un terrible puñetazo en la cara de aquel que había abandonado a su amada y a Dante, mandándolo a volar
Las luces de la ciudad se deformaban en figuras largas y difusas que se desvanecían con premura hacia la nada absoluta, el viento frio de la noche lo golpeaba sin piedad alguna en el rostro, Henry sentía sus piernas temblar, de alguna manera que nunca llegaría a comprender, su ex mujer se había enredado con el hombre más peligroso de Italia, no solo era un mafioso, era EL mafioso, líder de Figlio di Satana, la red de narcotráfico más grande de Europa y que había dejado a mafia más antiguas prácticamente en el olvido, se conocían por ser realmente sanguinarios y no tener piedad con sus enemigos, por ello habían escalado en menos de 10 años hasta la cima del mundo sórdido de las mafias, su líder, de quien se rumoraban un sinfín de cosas, desde que era un viejo multimillonario aburrido de la vida, un joven caprichoso que se había revelado a su poderosa familia, un sanguinario ex militar, era una variedad rica de cotilleos al respecto, sin embargo, solo había una cosa que se tenia claro d
El sol se colaba sin recato alguno a través de las blancas y delgadas cortinas, la radiante luz matutina lograba irritarla, nunca le había gustado el sol, levantándose de su lujosa y cómoda cama, corría las cortinas para sumergirse de nuevo en las penumbras, el aroma del café la despertaba por completo, era hora de comenzar la mañana, y con ello, los mil pendientes que tendría que realizar uno a la vez, sirviendo el delicioso café en su taza predilecta, recordaba aquella corta charla que sostuvo con Alice Wright en el que había descubierto, era el departamento secreto de Hades, su impresión había sido mayúscula al descubrir que ya se encontraban viviendo junto, y, que además, su pequeño hijo vivía con ellos, aquel hombre poderoso y temible, al que había conocido muchos años atrás, había cambiado, podía decir que ya no era ni por asomo, el mismo chico que conoció en las calles cuando ambos habían escapado de sus complicados hogares y se había conocido por mera casualidad, el Hades de a
El sonido de las pesas en el gimnasio rompía el silencio en la mansión Dogaru, perlas de sudor decoraban su frente, sus poderosos músculos lucían cada vez más tonificados, mirándose en el enorme espejo frente a él, Zeus repasaba todo lo ocurrido en su vida hasta ese momento, desde aquella dolorosa perdida de su madre en manos de su padre, el abandono y la soledad que sintió cuando su hermano lo dejo solo después de aquello, la primera vez que vio a Alice Wright, hasta saberla en los brazos de Hades, toda su vida había sido una perdida o sufrimiento tras otro, sin darle jamás un atisbo de dicha a la cual aferrarse, dejando caer aquellas pesas, camino hasta la ducha, el agua fría resbalaba entre sus poderosos músculos, su piel blanca perlada por las gotas, relucía bajo la tenue luz del sol que se colaba a través de los cristales en la ventana, estaba cansado, mas que agotado de vivir siempre bajo la sombra de su hermano…siempre había sido igual, su padre le había visitado en aquel depar
Dolor, era todo lo que estaba sintiendo, un dolor insoportable que recorría todo su cuerpo y que la conciencia le estaba regalando, los recuerdos llegaban poco a poco hasta él y aun podía sentir el puño de Hades Dogaru estrellándose con violencia sobre su rostro, la luz incandescente le lastimaba las pupilas y le estaba costando demasiado trabajo abrir los parpados, logrando finalmente abrir los ojos, Henry Pines pudo divisar la figura de un hombre sentado a un costado de su cama, sobresaltado al confundir aquella silueta con la de su verdugo, despertaba de golpe de su estupor, dándose cuenta de que estaba en un cuarto de hospital y que, al parecer, tenia rotos varios huesos.– Al fin despiertas Pines – dijo una voz masculina.Mirando a aquella silueta hasta lograr enfocarla con mediana claridad, pudo ver que se trata de Zeus Dogaru, el viejo amigo de Alice y profesor de arte en los tiempos de universidad de su ex esposa.– No quise provocar a tu hermano, lo juro, no quiero tener más
La mañana comenzaba agitada, aun no se asomaba por completo la luz del sol y Alice caminaba presurosa de un lado a otro en la cocina, preparando sándwiches, jugos y demás variedad de alimentos, los colocaba en la hielera que tenia alistada desde la noche anterior cuando Hades sugirió ir de campamento a la montaña Cuccio, según él, a Dante le caería perfecto respirar aire completamente limpio, Dante, no había dejado de brincar de la emoción desde que se lo dijeron y había sido todo un reto lograr que se durmiera, y, para volver las cosas aún más divertidas, Hades había invitado a Charlie y Becca para unírseles en la excursión, por supuesto, ambos habían aceptado y los encontrarían allá, era la primera actividad meramente familiar al aire libre que tendrían desde que comenzaron su vida juntos y francamente, se sentía muy entusiasmada, se había despertado mas temprano para tener todo listo, Hades y Dante aún se hallaban durmiendo y ella estaba lista con el almuerzo.– Buenos días nena, t
El hermoso paisaje se mostraba con su sublime belleza ante ella, habían bajado finalmente de las camionetas después de un tiempo conduciendo, la hermosa cabaña de madera resaltaba a la vista, aquella propiedad pertenecía a Hades, era, en sus propias palabras, uno de sus refugios secretos, el lugar era sin duda alguna, de gran belleza, sin embargo, no era eso lo que había terminado de sorprender a Alice.– ¿Te gusta? – cuestiono Hades con una sonrisa.Alice camino maravillada de lo que sus ojos estaban viendo, mesas de hermosos manteles blancos, un altar decorado con rosas blancas y bellos azahares…el escenario de una boda.– Esto es… ¿Para nosotros? – cuestiono Alice al borde de las lágrimas.Hades se acerco para besar los labios de su amada.– Si, lo he preparado en secreto, y frente a la montaña te lo pido una vez más…Alice Wright, ¿Quieres ser mi esposa? – dijo Hades besando la mano de su amada arrodillándose ante ella.Alice dejo que las lagrimas fluyeran con libertad, Hades la ha