Cassandra seguía anonadada clavada en el piso. Egon la observaba bastante preocupado. La verdad estaba descubierta, lo iban a echar de la mansión y quizás no lo dejarían volver a pisar la hermosa villa. — Señora Cassandra, yo... Diablos, no sé cómo comenzar a explicar. ¡Efectivamente soy el padre del bebé de Cecilia, y aunque no hice las cosas correctamente quiero que sepa que voy a hacerme cargo del bebé, de la situación, no voy a dejar sola a Cecy! Es solo que ella no ha querido decir quién soy realmente. El ruso se movía de un lado a otro. Por lo general nunca se ponía tan nervioso pero había sido atrapado por la abuela de su bebé, sentía que un paso en falso podría hacer que fuera repudiado por todos los Alcántara. — Cálmate... Yo...¡No lo puedo creer, tú eres el padre de mi nieto, eso es... Fabuloso, eres un buen hombre, trabajador, responsable y ya lo dijiste, quieres hacerte cargo del niño y ser un padre presente para él! Temía tanto que el padre de mi nieto no lo quis
Cassandra de Alcántara observaba la discusión, su hija tenía un punto pero el joven CEO ruso también tenia el suyo y su argumento era muy sólido y fuerte. — Cecilia, la mayoría de las personas tienen un pasado. Puede que tú no lo tengas porque tú eres muy jóven y apenas estás comenzando a vivir, cariño. — Mamá, este tipo no tiene ni siquiera treinta años y ya está más vivido que un hombre de cincuenta. Más a mi favor todavía, ¡Es un... trotamundos! — ¡No soy tal cosa, ya te lo he dicho, y no vas a lograr que deje de ser el padre de mi hijo, me voy a quedar te guste o no! Señora Cassandra, a su hija le hace falta mano dura. Está demasiado consentida. Tiene que pensar en el bebé y no solamente en ella. — !¿Qué te hace pensar que no pienso en mi hijo?! ¡El que quiera criarlo sola con muchas mujeres lo hacen no es un delito! — ¡No, no lo es, pero es irresponsable y egoísta que teniendo un padre que quiere hacerse presente insistas en alejarme solo por qué en el pasado estuve
La llamada que al principio era para agradecer al final se terminó convirtiendo en un reclamo. El mafioso parecía estar molesto. — ¿Qué pasa? ¿Acaso no te gustó el coche? Hice muchas llamadas para conseguirlo, incluso pelee por el con otros i.portantes CEOS que lo querían para sí. Si prefieres otro solo dímelo. — !Ahhhgrr... No, no quiero otro coche, ese es genial! Lo que te estoy preguntando es, ¿Por qué me enviaste ese auto? ¡¿Qué pretendes?! — A ver, ¿Me estás diciendo que estás molesto por qué te hice un regalo? Oliver, ¿Tienes idea de cuántos matarían por tener ese Lamborghini? — No soy estúpido Axel, eso lo sé, !¿Me vas a responder de una buena vez por qué lo hiciste?! — Wow... Darling. ¿Qué te tiene tan enojado? Respira profundo y... — ¡No quiero respirar! — Tienes que hacerlo o morirás. Y es obvio que no quiero que mueras. — No me hace gracia tu chiste, eh, ¿Cuál es el mensaje? ¡¿Me quiere comprar con un regalo?! !Habla, se directo! — Bueno pues... Y a t
Mientras el CEO Andrés y Andye seguían clavados en su sitio con él trago de whisky en la mano. Egon trataba de explicarse. — Déjenme explicar la situación, conocí a Cecilia por primera vez en un centro comercial, Tomamos un café y conversamos, después la encontré en un club, Fué esa vez que Joshua Ferreti se llevó a la fuerza del lugar a Andrea. — ¿Qué...? ¿Cómo que Joshua se llevó a la fuerza a mi princesa? Andye, ¿Tú lo sabías? Ese mafioso le hizo daño a mi hija, ¿Pero en qué momento y por qué no estoy enterado? — Andrés estaba muy molesto. — Si lo sabía. No quise decirte nada porque en realidad no pasó nada. Yo mismo fuí esa noche por ella a casa del mafioso apenas Cecilia me llamó para contarme, Joshua ya estaba dormido y Andrea estaba durmiéndose en un sillón. — Ese muchacho me va a escuchar, si que lo hará. ¿Pero ahora lo que quiero saber es... cómo demonios resultó que tú embarazaste a mi Cecilia? — Bueno pues... estábamos en mi casa, una cosa llevó a la otra y de
En un coche de lujo llegaba el CEO hasta el bar en dónde se suponía que se encontraba el mafioso. Rápidamente. Al entrar buscaba con la mirada al hombre que lo tenía perturbado en los últimos días. El lugar era bastante chic. La luz era tenue, se prestaba para pasar desapercibido y hacer una que otra travesura. Axel Lo pudo ver en una apartada mesa, un poco despeinado y sosteniendo apenas un vaso de whisky. Apresuró sus pasos hasta llegar hasta él. — !Demonios Oliver, ni siquiera ha anochecido y tú ya estás más ebrio que una cuba! ¿Qué rayos sucede contigo? Vamos, salgamos de aquí. — Señor, todavía no se ha pagado la cuenta. No se lo puede llevar hasta que pague. — El mesero se acercó a Axel. — Yo pagaré, ¿A cuánto asciende el monto? — Son... Treinta y dos mil dólares señor. Este cliente en especial siempre pide la mejor y más costosa botella de whisky cuando viene aquí y hoy se ha bebido tres. Para un Black esa cantidad era nada. El CEO sacó una de sus tarjetas carga
El CEO Black ya se había quitado su saco y puesto por ahí, toda su atención estaba en el mafioso, lo llevó a la bañera y lo metió cuidando que no se golpeara. Oliver decía algunas cosas que no se entendían del todo y manoteaba un poco. — Mete la cabeza, necesitas darte un chapuzón, Pero que batallar contigo. Oliver no se dejaba hacer nada. — Tú me quieres ahogar, llámale a Emill que venga a buscarme. — El mafioso parecía un niño chiquito — ¿Te volviste loco? ¡Jamás haría algo como eso. Si no te das un buen baño no se te va a quitar lo borracho! — Yo... no quiero que se me quite... — Oliver jaló de la corbata a Axel para besarlo, el CEO dudaba en dejarse llevar o si corresponder a la invitación. — Oliver... — Jadeaba el hombre Black. — Si continuas no voy a poder detenerme. Muero de deseos por hacerte mío... El mafioso se puso de pie dejando ver su atractivo cuerpo, salió de la bañera sin dejar de mirar con intenso deseo a Axel. — ¿Quién te ha dicho que debes de
La azul mirada del CEO Black tenía un brillo diferente esa mañana. Su mayordomo nunca lo había visto enamorado y está vez el amor parecía haberle pegado muy duro. — Entonces pediré que preparen algo especial para él probable futuro señor de la casa. ¡Por fin nuestro CEO se ha enamorado, esto tenemos que celebrarlo! — Murmuraba el mayordomo mientras se retiraba a la cocina. El empresario envío unos correos a su asistente personal y después volvió a subir a la habitación. Oliver ya estaba despierto y no parecía estar de tan buen humor. — Axel Black, ¿Cómo puedes estar así como si nada después de lo que me hiciste? ¡Me rompiste el culo y ahora me duelen las caderas! — Oliver estaba muy enfadado. — Wow... ¿Qué pasó aquí? Pareces un puercoespin enfadado. Además que yo recuerde no te hice nada que no me pudieras hacer. ¿Ya lo olvidaste? — Yo... no recuerdo eso que dices. !Te aprovechaste de que estaba ebrio! — El mafioso señalaba al entrajado y atractivo hombre. La verdad er
Enfadado y todo Oliver logró poner a raya al CEO y desayunaban juntos, había de todo en el carrito que el mayordomo había subido a la habitación. Axel ayudó a sentar a su chico en uno de los cómodos sofás, lo veía comer el tocino y los huevos fritos sin parar, de pronto con un tenedor atrapaba algo de fruta o comía un bocado de panqueque. — Señor Black, estaré en la cocina por si me necesita, y... debería de cerrar las ventanas por la noche, parece que hay vampiros sueltos. No queremos que lastimen a nadie. — El mayordomo David había visto todas las marcas que su CEO dejó en su invitado especial. eran tantas y tan marcadas que parecía estar recién salido de una tortura de mafiosos. — ¿De que habla tu mayordomo? Los vampiros no existen y no andan sueltos por ahí. — Decía el ojiverde mientras seguía desayunando, más fue en ese momento que lo entendió. — !Hijo de... si es lo que estoy pensando que es...! — De un salto Oliver fue al espejo a verse, por un momento se le olvidó e