"No creo que haya escuchado una palabra de lo que dijiste, hermano". Alec se rió entre dientes; sus ojos oscuros enmarcados por pestañas de ónice.

Kade detuvo su asalto sobre mi cuello, e incluso se rió entre dientes por el gemido frustrado que salió de mis labios. Si tan solo nunca tuviéramos que dejar ese lugar. Dedicaría mis días a aprender todo lo que pudiera sobre Alec y Kade; las cosas que amaban y temían, sus gestos y pensamientos privados. Pasaríamos nuestras noches aprendiendo uno del otro físicamente. La vida, sin embargo, nunca dejó de moverse para nadie.

"Mm, no me gusta cómo suena eso", murmuré, los dedos de mis pies rozaron la suave superficie de la piscina mientras flotaba, en un intento de mantener mi cabeza fuera del agua. Envolví mis brazos alrededor del cuello de Alec y sentí a Kade moverse detrás de mí. “Creo que solo deberíamos volver a lo que estábamos haciendo. Eso, estoy segura de que terminaría increíble".

"No hay de qué preocuparse, volveremos a eso después