Mis bellas, veo que algunas quieren que sepa la verdad de una, jajaja. Lo que pasa es que ese es uno de los conflictos de la historia, si lo resuelvo de tajo, qué sentido tiene. Pero tranquila, Juliette sera su esposa, solo que, no de las maneras que ustedes imaginan. Otra cosa, mañana las actualizaciones de Cameron serán por la tarde, tengo consulta postoperatoria de la hija. Muchas gracias por leerme y recuerden comentar en la portada, para ayudar a crecer la historia. ¡Las amo!
CAPÍTULO 35 ―¿Quién eres? ―Dylan miro a Raquel sin miedo en sus ojos, con una calma y seguridad que no coincidían con su edad, lo que hizo que ella se interesara aún más. Ella dejó la botella en sobre la mesa y se acercó, se puso en cuclillas y le pregunto. ―¿Eres su hijo? El niño pasó por alto a la mujer y se dirigió hacia su padre que estaba recostado en el sofá. ―Soy su hijo, pero tú no has dicho quién eres. Sintiendo que ella era inofensiva, Dylan se sintió relajado. ―Trabajo con tu padre, está un poco borracho y ¿eres el único en casa? ―Raquel se preocupó de que así fuera, pero luego recordó que Juliette venía en camino. ―No, hay empleado. Llamaré a María para que se encargue de mi padre. ―¡No! ―exclamo Raquel demasiado rápido ―No hará falta, mi amiga vendrá a cuidar de él. ―¿Tu amiga? ¿También está enamorada de mi padre? ―Dylan pregunto no muy feliz. ―Bueno, enamorada, no lo sé. Pero seguramente te gustara, la quieres mucho. El pequeño la miro confundido y Raquel lo i
CAPÍTULO 36 Al día siguiente, Juliette dejo la sopa al lado de la cama y se sentó a su lado. ―Menos mal que Raquel estaba en el mismo club, si no, quien sabe qué hubiera pasado contigo. ¿Por qué eres tan irresponsable? Connor fingió no escuchar. Pero Juliette todavía levanto la voz y dijo. ―¿Me estás escuchando? Pudo pasarte algo, tener un accidente o… ―¿Te importa? ―Connor la miro profundamente. Juliette no aparto la mirada y, en cambio, se inclinó hacia él y acaricio su mejilla. ―Por supuesto que sí, ¿Cómo no voy a preocuparme? Esto alentó el corazón de Connor hasta el punto de hacerle olvidar el dolor de cabeza punzante. Sostuvo sus manos y pregunto en tono ansioso. ―Entonces, ¿Por qué me rechazaste? ―Yo… ―Juliette, no puedes negar que sientes lo mismo que yo. ¿Qué es lo que impide que estemos juntos? Ella lo miro un momento en silencio, reflexionando su pregunta y preguntándose si debía contarle la verdad. ―Connor… mi pasado… Él frunció las cejas no comprendiendo al
CAPÍTULO 37 «¿O te casas conmigo o pierdes a tus hijos para siempre? Tienes que decidir.» La oración se repitió en la mente de Juliette apuñalando su corazón con fuerza. ―¡No! ¿Cómo…? ¡¿Cómo puede ser tan inhumano?! Madison es… Y ahora Dylan… Ella se derrumbó y se tapó la boca conteniendo un grito. ―Yo tampoco quiero esto, pero no voy a mentirte, mi abuelo es un hombre que valora su sangre y nunca permitirá que uno de los suyos crezca por allí sin ocupar el lugar que le corresponde. Lo supo en cuanto la vio, ese día me confronto y no pude mentirle. Juliette recordó la expresión amable y demasiado cariñosa del viejo con Madison, ahora comprendía que no se trataba de amabilidad, sino que sabía que se trataba de su nieta. ―¿Y vas a permitirlo? ¿Dejarás que me separen de mi hija? ¡¿Tienes idea de cuanto va a sufrir Madison?! Connor miró sus manos y las apretó con fuerza, no había querido nada de esto. Si en ese tiempo hubiera acatado las órdenes del abuelo de casarse y formar una f
CAPÍTULO 38 UNA SEMANA DESPUÉS… Juliette estaba empacando algunas pertenecías, ese día firmo el contrato y se comprometió a casarse con Connor. No obstante, los niños aún no sabían la verdad, ambos acordaron decírselos después de que se casaran. Por otra parte, Raquel casi lo proclama fiesta nacional cuando se lo dijo, pero se quedó de piedra cuando le revelo de que Connor era el padre de Madison y que Dylan era su hijo. Y a pesar de que quería muchas explicaciones, prometió ponerla al tanto una vez que saliera de todo el caos en el que se había sumido su vida. Estaba demasiado ensimismada que no escucho el teléfono que seguía vibrando en la mesita de noche. Cuando se percató corrió a contestar y vio que era director del estudio de música, así que respondió. ―¿Hola? Director… ―Juliette, ¿olvidaste que día es? No has venido a buscar tus partituras y hoy es la fiesta del Sr. Rotchild, así que date prisa y haz los preparativos finales. ―el director dijo molesto. Juliette abrió los
CAPÍTULO 39 Juliette estaba de pie frente al piano, con un deslumbrante vestido plateado, que la hacía ver elegante y delicada. La piel blanca y suave de su espalda quedaba expuesta con el profundo escote en su espalda. Connor, al igual que el resto de los invitados, estaban impresionados por su belleza. ―¡Qué chica tan bella! ―una mujer a su lado estaba llena de elogios para Juliette. ―Sí, lo es. ―respondió Connor en su corazón, sus ojos miraban sin parpadear a la increíble persona en el escenario. Pronto terminaron las dos piezas musicales y tan pronto el sonido del piano se detuvo, muchas personas se preguntaron quién era esa mujer. Un hombre se mostró ansioso por invitarla a bailar el próximo baile. Connor miró fijamente al hombre que hizo el plan, con ganas de fulminarlo, el hombre sintió la mirada feroz detrás de él y cuando se giró lo vio mirándolo fijamente, nervioso, solo podía alzar su copa y brindar en confusión. Connor no permitiría que nadie más que él bailara con el
CAPÍTULO 40 Después del escándalo de Patricia, la fiesta, continuo, sin embargo, los rumores y preguntas no se hicieron esperar. Connor y Juliette regresaron a la antigua casa, donde los esperaría un segundo asalto. Primero, el anciano estaba furioso por el espectáculo que había causado Patricia delante de sus invitados, culpo severamente a su hija. Y segundo, iba a tener una buena charla con su nieto, su decisión de hacer pública su paternidad sin consultárselo, no lo pasaría por alto. Por otro lado, Patricia estaba hecha una furia y después de que los hombres de seguridad la echaron a la calle, caminaba de un lado al otro como un león enjaulado. ―¡¿Qué demonios fue todos eso?! ―exclamo su madre cuando estuvieron solas. ―Por favor, mama. No empieces con tus preguntas, quiero estar sola. ―Pero ¿te das cuenta del ridículo que hiciste? Nos avergonzaste delante de media ciudad. ¡Tu padre no va a perdonártelo! Ella cerro los ojos y deseo poder desaparecerla, en este momento estaba d
CAPÍTULO 41 Connor y Margaret se miraron fijamente de alguna manera tratando de leer los pensamientos del otro. De pronto se escuchó una dulce voz que venía de las escaleras. ―¡Mama! ―Dylan bajo las escaleras y abrazo las piernas de Juliette ―¿Es verdad lo que todos dicen? Ella se agachó para estar frente a frente con su hijo y le pregunto. ―¿Qué es lo que todos dicen, cielo? ―¡Qué eres mi mamá! Papa lo dijo en la fiesta y el abuelo dijo que era verdad. Juliette le dio una mirada rápida a Connor, había estado pensando en cómo decírselo y resulta que el pequeño lo asimilo muy bien. ―Sí, cariño. Soy tu mami, imagino que tienes muchas preguntas, te prometo que… ―El abuelo dijo que estabas en otro país y que no habías podido regresar. Pero ahora estás aquí y soy muy feliz de que seas mi madre. ―la abrazo con fuerza ― Y ahora, también tengo una hermana. Juliette parpadeo para controlar sus lágrimas, sin duda Dios la había premiado con sus hijos. ―¿No es hora de que vayas a la cama
CAPÍTULO 42 Pero antes de que Malcom atestara el primer golpe, el dolor en su pierna lo hizo detenerse, miro hacia abajo y vio a que era Dylan quien lo mordió. Juliette corrió a toda prisa y lo aparto en un abrazo, mientras Margaret se acercaba a su hijo luciendo como una madre preocupada, sus ojos estaban rojos y miro a Connor y luego a Dylan con incredulidad. Juliette no pudo sostener por mucho tiempo a su hijo y este se escapó para volver a morder a Malcom con saña. Este se agarró la pierna y lo aparto con fuerza antes de escupir. ―¡Pequeño bastardo! Dylan cayó al suelo y Juliette se apresuró a levantarlo en sus brazos. ―¡Animal! ¡¿Qué clase de persona eres?! ¿Cómo puedes empujar a aún niño de esa manera? El pequeño comenzó a llorar mientras se sostenía la mano con fuerza. ―¡Me duele mami! Juliette respiraba agitada, en ese momento deseaba poder arreglar cuentas con Malcom, sin embargo, su hijo era más importante, así que lo llevo al sofá. ―Tranquilo, cielo. Déjame ver ―di