Capítulo 59
Miré el reloj; eran las doce y me había tomado el día libre. Los armarios de la casa estaban vacíos, así que fui al supermercado. ¿Qué estará haciendo Adrián ahora? Debería empezar a hacer planes para contarle a Adrián y al resto lo que me está pasando, pero antes necesito a mis padres. Es extraño que una enfermedad te haga desear los abrazos de tus padres, aunque seas una mujer adulta. Camino hasta el coche y me dirijo al parque.

Pensaba en cómo le daría la noticia a Adrián. No puedo mudarme a otro país con él, sobre todo ahora que los médicos me han dicho que recibiré quimioterapia semanalmente. Miro al cielo azul brillante y me pregunto qué he hecho para merecer este castigo. ¿Entenderán mis hijos por qué no puedo darles su beso de buenas noches? No podré ver a mi hijo enamorarse y casarse con la chica de sus sueños; no estaré allí cuando se gradúen del colegio o en la universidad para seguir su sueño de convertirse en algo que siempre ha querido. No estaré allí para enseñarle cóm
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