–¿Estás bien, mami? –Marcel Cavalier soltó a su madre para poder examinarla con detenimiento. Asió sus manos a la cabeza de Ro, para percatarse de que no hubiera recibido ningún golpe por parte de Adalyn Fernández-Cavalier.
Por su parte, Rossie se veía ilesa. Y lo estaba, al menos, físicamente.
–Sí, hijo, solo un poco desorientada –dijo ella, mientras intentaba, en vano, zafarse de las rotundas y blanquísimas manos de su hijo (que le recordaban a las de su padre, por cierto)–. Ya era hora de que aparecieras.
El pequeño Goodboy abrazó a su mamá como un padre lo haría con su hija pequeña, ofreciéndole su pecho como respaldo de su cabeza. Rossie descansó en él unos minutos, mientras lo rodeaba, también, con sus brazos.
–¿Todo en orden por acá? –Jared se acercó hacia ellos, a una distancia prudente. Se sentía un forastero en medio de esa familia de dos. No tenía caso jugar al papá abnegado en esas circunstancias.
Ni en ninguna circunstanc
Jared Cavalier Bien, supongo que ya no hay marcha atrás. La caja de Pandora ha sido abierta. Si la serie no se lleva a cabo –y triunfa– me quedaré en la quiebra. Eso es seguro. Así que, más vale que se ejecute porque supongo que será lo único que Adalyn no será capaz de arrebatarme. Sé que la mala prensa también es una forma de publicidad, pero, al menos, debería intentar retrasar, en la medida de lo posible, mi descenso a los infiernos, ¿no crees? Ya cometí el error de mostrarme alterado ante los medios hace unos días. Esto no me puede volver a pasar. No puedo regalar los tantos a esos carroñeros así, tan fácil, de esa manera. Si pudiera resumir en una frase célebre lo que se me avecina, sería esta: Brace yourselves. Winter is coming. Me gustaría reír sobre esto, es decir, en otro momento lo habría hecho. Pero lo cierto es que me estoy ca…, es decir, me muero del miedo. Lo sé, lo sé, el Goodboy no utiliza lenguaje escatológico. Lo e
Pieza publicitaria: Anuncio de prensa y redes socialesTipología: Call to actionFecha de la primera publicación: Martes, 30 de octubreSe convoca a The Girlz de los cinco continentes a participar del proyecto #TheBoyzInTheBandLaSerie en calidad de informantes para recopilar historias de vida sobre sus experiencias con la agrupación. Se valorará en especial aquellos testimonios que estén acompañados de evidencias fotográficas, textuales o en video. Inscríbete en este proyecto a través de theboyzintheband.com y @theboyzintheband vía Twitter, Facebook e Instagram. ¡Te esperamos!#TheBoyzInTheBandLaSerie #CallToAction---Del diario de campo de Rossana RegiésMartes, 30 de octubreHora: 07h00
Es la mañana del miércoles 31 de octubre. Nos encontramos en los interiores de Timmy’s, la oscura cafetería vintage decorada con motivos de Halloween que sirve de reducto a los aspirantes a estrellas que visitan a diario el Libery Hall, en búsqueda de un cupcake con pasas y nueces rancias y un café aromatizado probablemente de forma artificial, mientras esperan el veredicto de los evaluadores que podría definir su carrera como intérpretes de prestigio o condenarlos al anonimato para siempre. Sobra decir que es muy difícil encontrar en aquel lugar un ambiente relajado para discutir sobre los pormenores de una historia que, para comenzar a escribirse, necesitará de una documentación previa que a uno de los guionistas no le conviene que se lleve a cabo. Ese guionista es Jared Cavalier, aunque aquel título que quede, por el momento, demasiado grande, si consideramos su leve experiencia en el asunto y sus más bien limitadas habilidades para la escritura
Para ocultar la profunda impresión que le causó escuchar las cuatro palabras mágicas (pero no en un sentido amable) denominadas La-Chica-del-Tren, Jared Cavalier hizo un puchero de extrañamiento. Se veía adorable, o eso fue lo que pensó Ro cuando lo vio. Pero aquello no hizo que dejara de exasperarle su falta de sorpresa. –¡La Chica del Tren, Jared! –se alteró Rossana–, ¿qué?, ¿ya no te acuerdas de ella? Jared rememoró que, cuando Adalyn lo ponía a prueba para ver si recordaba los cumpleaños de sus hijos, su aniversario, o para cerciorase de si notaba algún imperceptible cambio de look en su ahora futura exesposa, solía alterarse tal y como Rossie lo hacía en ese momento. Y no le gustó para nada atestiguar aquella similitud. Pero, no obstante, se hacía imprescindible disimular. –Me pillaste, pequeña –dijo él, mientras fingía que se daba por vencido–. No tengo idea de a quién te refieres. Rossana casi saltó del asient
De haber sabido que aquel chico en el metro llegaría a convertirse en El Emperador, habría pensado dos veces antes de desairarlo. Bueno, no se trató de un desaire, en el estricto sentido del término. Es solo que parecía un tipo normal. Tú sabes, hay tanto para escoger en New York, que realmente una belleza como la suya, tan poco trabajada por entonces, no me llamaba, en absoluto, la atención. Debí saberlo, pero no tenía ni idea del destino que le deparaba al chico anónimo del metro. Y aquí, en confianza, debo decir que sus dientes torcidos no le ayudaban en nada. Ah, y además, tan solo se trataba de un chico. Ahora tengo tres hijos sin padre y me gano la vida como dependiente de una cadena de tiendas departamentales. La vida no es tan dura como parecería a primera vista, pero pudo haber sido mucho mejor gracias a él. No me quejo, pero a veces pienso mucho en eso, en especial durante mis noches de insomnio. Me pregunto ¿qué hubiera sido de mí si
La madrugada del 8 de noviembre, Rossana Regiés culminó el borrador del capítulo 1 de la primera temporada de The Boyz in the Band: La serie (título temporal). Unas horas después, se lo entregó impreso a Jared, en la cafetería del Park South, mientras desayunaban, antes de dirigirse juntos al Libery Hall. –No debería decirlo, pero, creo que That Girl on the Train no quedó nada mal, después de todo. ¿No crees? –Rossana miraba a Jared con expectación, mientras él examinaba con sus lentes de Armani el manuscrito impreso en tipografía Courier New, lo que hacía ver que el guion se trataba de algo serio, algo real. Algo que, en efecto, estaba pasando en ese mismo momento. –No, no deberías decirlo –dijo Jared, levantando la mirada por encima de sus anteojos, mientras sonreía–. De todas maneras, no sé nada de guiones. Así que le pides opinión a la persona equivocada. –Me importa un comino tu opinión sobre la forma en la que está escrito, porque es ir
A Rossie le sorprendió sobremanera la llamada de Phillis Weathers aquella mañana del 10 de noviembre. –No te he dicho toda la verdad, Rossana –oyó al otro lado del teléfono con esa voz artificialmente agravada por décadas de abuso de tabaco–. Pero, ya que Jared me hizo un desaire al no presentarse a nuestra entrevista, me armo de valentía para contarte. A Rossie le dio escalofríos tan solo de pensar en la supuesta verdad que La Chica del Tren le revelaría en tan solo unos minutos. –¿Por qué no lo hiciste cuando tuvimos la entrevista? –le preguntó. –Tuve miedo –respondió la voz–, y, al mismo tiempo, pensé que no me creerías. –Tengo un tiempo disponible ahora mismo –Rossana no estaba dispuesta a esperar un momento y un lugar para verse, necesitaba saberlo de inmediato–. ¿Quieres comenzar? –Seguro –fue lo que recibió Rossie por toda respuesta de Phillis. Ro se acomodó en su silla ergonómica frente al minúsculo escritorio
–Hablaste con ella, ¿verdad? –la pregunta que formuló Jared Cavalier a Rossana Regiés, al día siguiente de la improvisada entrevista de ella con Phillis Cerna, no pasó desapercibida para el Goodboy. –Sep –dijo Ro, con algo de ironía, mientras tomaba su chocolate matutino, salido de la maquinita expendedora junto a su oficina. –Goddammit, Rossie! –se quejó Jared, sentado como estaba, en el puesto de visitante, del otro lado del escritorio de Rossie–. Lo sabía, ¿qué diablos te dijo? –¿Cómo supiste que Phillis me llamó, para empezar? –Era obvio, considerando el hecho de que no me hiciste ningún reclamo luego de la primera entrevista –a Jared se le comenzó a antojar un café que nunca llegó a tomar aquella mañana. –Porque lo que hiciste con ella no es asunto mío –contestó Ro, aunque ni ella misma se lo creía–. Lo que no ocurrió en mi guardia, no me concierne. Jared supo inmediatamente a qué se refería Rossie con ello.