Resultaba imposible que Jared y Rossana se encontraran aquella mañana del 22 de octubre de 2018 en medio de la inabarcable Manhattan, una vez que ambos abandonaron el Libery Hall con treinta minutos de diferencia.
Porque Jared, al salir del auditorio ubicado en Broadway, atravesó la 110th St. hasta North Central Park y emprendió aquella tradicional caminata para despejar sus pensamientos. En el pasado, la sola operación de haber abandonado el edificio habría sido imposible sin la ayuda de, por lo menos, sus dos guardaespaldas de confianza.
«Nunca habría salido vivo de ahí hace treinta años», pensó, al haber cruzado el portón del Hall en el total anonimato. Y este pensamiento le llenó de mucha más melancolía que la que de por sí cargaba en medio de los variados eventos ocurridos con antelación.
Dos mujeres lo interceptaron en el primer cruce de calles. De treinta y tantos o cuarenta y pocos y de muy buen ver. Jared se
Jared Cavalier condujo a Rossana Regiés, en sus brazos, hasta la puerta de su suite. Las circunstancias eran tan similares como hace años; lo que variaba era el hotel, la ciudad, la edad de ambos y su disposición al placer. –Bájame, por favor, ¿quieres, Jared? –dijo Rossie, visiblemente abochornada. Su ex amante no la había tocado en tanto tiempo. Su vínculo estaba roto, y ella lo sabía. Jared la acercó hasta la cama y la depositó con suavidad a un costado, de manera que Rossie quedó sentada confortablemente en la king size de aquella suite que, a pesar de las diferencias decorativas, le resultaba extrañamente familiar. Sin pensarlo siquiera, el Goodboy se percató de que Rossie se veía adolorida. Se colocó de rodillas y, una a una, deslizó su mano de nieve por la pantorrilla de Ro, para bajar el cierre corredizo de sus botas de cuerina. En un acto reflejo, a Rossie se le humedeció la entrepierna, en el momento exacto en que esta acción se llevaba a cabo. Ya con los pies descalzad
La prensa contra Jared No tengo por qué explicar a nadie sobre detalles de mi vida privada, ¡faltaba más!, pero esta vez haré una excepción, solo para aclarar lo que pasó entre la señorita Regiés y yo aquella tarde. Y eso, si es que acaso es estrictamente necesario, por supuesto. Sobre los pormenores íntimos no hay nada que contar. Por favor, no insistan. ¿Quiénes se creen que son para formularme semejante pregunta? No me porto como divo, ¡maldita sea! Solo pido que se respete mi privacidad. ¿Y de dónde diablos sacaron lo del foot massage? ¿Y con aceite de menta? Pero, ¿quién carajos les dio detalles tan específicos? ¿No se les ha ocurrido ya, que, tal vez, quien ofrece información demasiado puntal probablemente está mintiendo? Claro que no, es demasiado pedir. El tipo del servicio a la habitación me va a oír. Haré que lo despidan ya mismo. Y para su información, le dolían los pies. Era lo menos que podía hacer por ella.
Nota de la redacciónFecha de la entrada: miércoles, 23 de octubrePor Lia Mera, reportera de farándula para la Revista Digital Pop-e-tearsNunca habíamos visto a Jared Cavalier tan alterado como hoy en la mañana (no le apodan el Goodboy sin ninguna razón). Y no era para menos, porque fue pillado in fraganti (y sin que se diera cuenta) en la tarde de ayer por los paparazzi ocultos cerca de la entrada del Park South, en pleno centro de Manhattan, con nada más y nada menos que Rossana Regiés, la madre de Marcel Cavalier, el hijo perdido del mítico lead singer de The Boyz in the Band y recientemente seleccionado para interpretar a su padre en el proyecto de biopic sobre la boyband más legendaria de todos los tiempos, cuyos integrantes volvieron a reunirse, luego de más de una déc
La mañana en que Rossana Regiés conoció a Adalyn Fernández-Cavalier será recordada como el día en el que su vida se vio irremediablemente arrastrada hacia una espiral de la que, a partir de entonces, le sería difícil escapar. Esto no significó que no le gustara su nueva condición, pero, ciertamente, le costó algo de tiempo acostumbrarse.Eran las nueve de la mañana del martes, 28 de octubre, en la sala No. 4 del Libery Hall. Ro se encontraba en la fila intermedia del auditorio, sentada de espaldas a la entrada principal.Jared Cavalier se aproximó hacia ella, la besó en la mejilla y se sentó a su lado en el asiento contiguo. A Rossie se le encendieron las mejillas cuando recibió su tibio aliento y el roce de sus labios, pero ni siquiera regresó a ver, concentrada como estaba, en sus notas.El Goodboy había tenido que comprar un g
–¿Estás bien, mami? –Marcel Cavalier soltó a su madre para poder examinarla con detenimiento. Asió sus manos a la cabeza de Ro, para percatarse de que no hubiera recibido ningún golpe por parte de Adalyn Fernández-Cavalier. Por su parte, Rossie se veía ilesa. Y lo estaba, al menos, físicamente. –Sí, hijo, solo un poco desorientada –dijo ella, mientras intentaba, en vano, zafarse de las rotundas y blanquísimas manos de su hijo (que le recordaban a las de su padre, por cierto)–. Ya era hora de que aparecieras. El pequeño Goodboy abrazó a su mamá como un padre lo haría con su hija pequeña, ofreciéndole su pecho como respaldo de su cabeza. Rossie descansó en él unos minutos, mientras lo rodeaba, también, con sus brazos. –¿Todo en orden por acá? –Jared se acercó hacia ellos, a una distancia prudente. Se sentía un forastero en medio de esa familia de dos. No tenía caso jugar al papá abnegado en esas circunstancias. Ni en ninguna circunstanc
Jared Cavalier Bien, supongo que ya no hay marcha atrás. La caja de Pandora ha sido abierta. Si la serie no se lleva a cabo –y triunfa– me quedaré en la quiebra. Eso es seguro. Así que, más vale que se ejecute porque supongo que será lo único que Adalyn no será capaz de arrebatarme. Sé que la mala prensa también es una forma de publicidad, pero, al menos, debería intentar retrasar, en la medida de lo posible, mi descenso a los infiernos, ¿no crees? Ya cometí el error de mostrarme alterado ante los medios hace unos días. Esto no me puede volver a pasar. No puedo regalar los tantos a esos carroñeros así, tan fácil, de esa manera. Si pudiera resumir en una frase célebre lo que se me avecina, sería esta: Brace yourselves. Winter is coming. Me gustaría reír sobre esto, es decir, en otro momento lo habría hecho. Pero lo cierto es que me estoy ca…, es decir, me muero del miedo. Lo sé, lo sé, el Goodboy no utiliza lenguaje escatológico. Lo e
Pieza publicitaria: Anuncio de prensa y redes socialesTipología: Call to actionFecha de la primera publicación: Martes, 30 de octubreSe convoca a The Girlz de los cinco continentes a participar del proyecto #TheBoyzInTheBandLaSerie en calidad de informantes para recopilar historias de vida sobre sus experiencias con la agrupación. Se valorará en especial aquellos testimonios que estén acompañados de evidencias fotográficas, textuales o en video. Inscríbete en este proyecto a través de theboyzintheband.com y @theboyzintheband vía Twitter, Facebook e Instagram. ¡Te esperamos!#TheBoyzInTheBandLaSerie #CallToAction---Del diario de campo de Rossana RegiésMartes, 30 de octubreHora: 07h00
Es la mañana del miércoles 31 de octubre. Nos encontramos en los interiores de Timmy’s, la oscura cafetería vintage decorada con motivos de Halloween que sirve de reducto a los aspirantes a estrellas que visitan a diario el Libery Hall, en búsqueda de un cupcake con pasas y nueces rancias y un café aromatizado probablemente de forma artificial, mientras esperan el veredicto de los evaluadores que podría definir su carrera como intérpretes de prestigio o condenarlos al anonimato para siempre. Sobra decir que es muy difícil encontrar en aquel lugar un ambiente relajado para discutir sobre los pormenores de una historia que, para comenzar a escribirse, necesitará de una documentación previa que a uno de los guionistas no le conviene que se lleve a cabo. Ese guionista es Jared Cavalier, aunque aquel título que quede, por el momento, demasiado grande, si consideramos su leve experiencia en el asunto y sus más bien limitadas habilidades para la escritura