–Necesito que hablemos –fue el mensaje de texto que recibió Ali Milá de parte de Jared Cavalier, el mismo 11 de julio del año en curso–. ¿Puedo ir a tu departamento? No habían cruzado palabra en meses. Ni tampoco Jared había aparecido intempestivamente por ahí, como solía suceder en el pasado. De cualquier manera, ella ya no lo esperaba. Hacía tanto que había dejado de hacerlo. Entonces, Ali decidió dejar aquel mensaje en visto. Por, al menos, unas cuantas horas. –Preferiría que fuera en territorio neutral –fue lo que, al fin y al cabo, ella le contestó. Ali Milá sabía jugar muy bien sus cartas. Con seguridad, si permitía que Jared la visitara de nuevo, se repetiría aquel ciclo tan tóxico para ella, otra vez. Pero se encontraba mejor ahora, sanando. Lejos de él. –¿Qué te parece en La Colombe? ¿A las siete? –fue la respuesta casi inmediata que le dio el Goodboy. El corazón de Ali le indicó que todo el trabajo que había hecho hasta entonces –con terapia cognitivo-conductua
Esa misma mañana del 11 de julio del año en curso, luego de que Rossana Regiés despidiera a su hijo Marcel, recibió la visita que él le había anunciado con anticipación. –Se identificó como Olivia Armstrong, Mrs. Regiés –dijo el guardia. Por supuesto que Rossie la conocía, porque todo Manhattan la conocía. Y también porque todo aquel estudioso de las imágenes y la cultura de masas no podía dejar de tener, al menos, una leve idea de quién era la susodicha: la diva de la fotografía de celebridades, entrenada para el efecto por el mismísimo Andy Warhol y visitante asidua del Studio 78. –Hágala pasar de inmediato, por favor –pidió Rossie. En seguida, Ro se levantó de su asiento y, los segundos que le quedaban, en lo que subía Olivia, se dedicó a limpiar un poco el incipiente desorden que le profería a su oficina un carácter bastante particular, por decirlo de algún modo. Algo así como un Rossana Regiés, marca registrada. La veterana fotógrafa la sorprendió en plena faena de limpieza
Ustedes se preguntarán quién carajos es Olivia Armstrong. Pues, déjenme decirles que se trata de una de las fotógrafas más reputadas de Nueva York. Todo aquel que sea alguien –o que pretenda serlo– deberá ser, en algún momento, fotografiado por esta señora. Es sabido que tiene una afición especial por los músicos, pero tampoco le hace el quite a otro tipo de artistas: pintores, escritores, arquitectos e, incluso, uno que otro intelectual pop. Por supuesto, en los noventa no era menos famosa que ahora. Y Oscar Moon, que sabía jugar muy bien sus cartas al respecto, estaba bastante enterado de aquello. En consecuencia, hizo todo lo posible para meter por los ojos de Olivia a los chicos de la banda. Y ella lo permitió, porque, entre otras cosas, ya había estado pensando en proponérselo. ¿Proponerle qué?, se preguntarán. Pues, ¡qué más va a hacer!, un photobook que documentara la alocada vida de estos cuatro ya por entonces bastante legitimados popstars. Pensémoslo con detenimien
A ella no la citó en La Colombe. Porque habría sido demasiado bochornoso. Geri Roldan no era el tipo de mujer con el que un hombre como Jared Cavalier le hubiese gustado dejarse ver. Esa era la triste realidad. Y Geri lo sabía. En su lugar, quedaron en verse en un sitio por demás público, anónimo y, debido a su calidad de “al aire libre”, totalmente desprovisto del aura de una cita, propiamente dicha. Y es que lo menos que le interesaba a Jared Cavalier era alimentar esperanzas. Ustedes saben, de que algo así como una relación entre Geri y él podría llegar a concretarse. Por su parte, A.K.A. The First Fan era lo suficientemente sagaz como para darse plena cuenta de lo que estaba pasando. “Se trata de un lavado de conciencia”, se dijo, en cuanto recibió el más que austero correo electrónico de Jared Cavalier, en el que le explicaba que necesitaba encontrarse con ella para, en palabras citadas del e-mail “concretar y cerrar va
Tener una reunión de negocios en el boulevard de Staten Island nunca había sido una buena idea. Y menos para algo tan importante como burlar la ley de un modo descaradamente público.Porque aquello era exactamente lo que Geri Roldan y Jared Cavalier se encontraban haciendo en ese momento.–Bien, querido –inició Geri–, el tiempo corre y siento como si la policía vendrá aquí en cualquier momento–. ¿De qué va ese bendito acuerdo, si se puede saber?Jared sabía perfectamente que la policía no vendría a por ellos. No, al menos, si él no la llamaba, o Adalyn, vamos. Pero creo que ninguno de los dos estaba en ese mood, ciertamente.–Levantaré, de inmediato, la orden de alejamiento contra ti, Geri –dijo Jared, sin bullshit de por medio–. Creo que ambos hemos tenido suficiente de esa mierda.N
Exponer en el Hotel Morrison Gallery no es cosa menor. Si lo sabrá Rossie. Se trata de una de las más prestigiosas galerías de arte de Manhattan en las que únicamente los fotógrafos consagrados tenían acceso. Y, obviamente, Olivia Armstrong era una de ellas. Ro necesitó comprar un traje de coctel para el evento; nada de ropa de diseñador, por esta vez. No había Emperador que la costeara. Era igual, Rossie se veía estupenda con un aquel vestido de chiffon granate de Zara en transparencias. Y no había nada que se pudiera hacer al respecto. Cuando llegó a la galería, Marcel ya se encontraba ahí, y con el resto de los NüBoyz. Para su sorpresa, había también dos caras conocidas para ella: Kaoh Leod y Niko Bass. Bueno, no se trataban, precisamente, de la compañía ideal, pero, en todo caso, era mejor que permanecer a lado de su hijo postadolescente y su trío de amigos. Rossie vio con extrañamiento cómo los Boyz presentes en el even
–Esta sí que es toda una sorpresa –dijo Olivia al saludar a Jared Cavalier, aquella noche en la Hotel Morrison Gallery, con esa voz que combinaba tan bien con su evanescente sensualidad–. Habría pagado por ver este momento. En serio. Jared Cavalier la miró con detenimiento. No había odio en su semblante, sino extrañamiento. Condescendencia, incluso. –Yo diría que se trató de curiosidad morbosa –dijo el Goodboy, mientras la abrazaba y le propinaba un par de besos en cada mejilla, que nunca llegaron a rozar su boca, por cierto–. ¿Conoces a Rossana Regiés? Jared acercó a Rossie a su costado derecho utilizando su brazo, como si de una ofrenda para Olivia se tratara. Una ofrenda de sangre. La señorita Armstrong sonrió en el momento. –Ay, cariño –dijo Olivia, sacudiendo su cabeza en ralentí–. Me han intentado presentar tantas veces a esta chica, que comienzo a sospechar que tiene problemas para relacionarse con los demás. «¡Qué come
Jared Cavalier ingresó de nuevo por la puerta principal de la Hotel Morrison Gallery, con el mismo ímpetu con el que había salido minutos atrás. Su objetivo era, por supuesto, Olivia Armstrong. En lugar de eso, se encontró con sus dos compañeros de grupo: Kaoh y Niko. –Son un par de traidores –les dijo, de pasada, cuando Kaoh quiso dirigirle la palabra primero y Jared por poco pasa de largo y a través de los dos. Ambos colegas se quedaron con la boca abierta, al ver lo decidido del paso del Goodboy, quien se dirigía, como un láser, hacia su objetivo. Al fin la encontró, de espaldas hacia él, y mientras conversaba con un conocido productor de Broadway y la que suponemos que sería su pareja. Jared la tomó por el brazo, se excusó con los acompañantes de Olivia y la arrastró hacia la salita dedicada a las fotos de él. Olivia lo miró con estupefacción cuando lo hizo, pero decidió dejarse llevar y no armar mayor escándalo. –Ahora qu