Sin más advertencia, Alfa Hazram se lanzó hacia el Alfa Connor, su pata rojiza escamosa adelante. ¡Alfa Connor apenas tuvo tiempo de reaccionar! Se apartó, pero no lo suficiente… PUF~ La fuerza del impacto lo hizo tambalear. El Alfa de Luna Plateada retrocedió. ¡Hazram era malditamente rápido! ¡Ni siquiera le dio tiempo de reacción, y volvió a abalanzarse sobre ese macho joven! ¡CRANK —¡¡AGH!! ¡MALDITO! —rugió Sirius, el lobo de Connor. Cuando el sonido de su costado golpeado resonó, y el dolor se propagó por su cuerpo. «¡¿Cómo demonios puede ser tan rápido?! ¡No era así las dos veces anteriores!», comentó Connor internamente con su lobo. —¡DA IGUAL! ¡VAMOS A PARTIRLE EN DOS! —rugió Sirius, furioso. Avanzando a grandes zancadas hacia ese macho grisáceo. Sabía que tenía que contraatacar, pero la agilidad y la fuerza de Hazram lo estaban superando… Aún así, era un Alfa, no estaba en su naturaleza rendirse fácilmente. En un intento por recuperar la ventaja, Alfa Connor
✧✧✧ Esa madrugada en el territorio de Luna Plateada. ✧✧✧ La luna llena, iluminaba el paisaje. El aire estaba impregnado de un frescor penetrante, mezclado con el olor a tierra húmeda y musgo, lo que hacía que cada respiro se sintiera puro, pero también lleno de tensión. Alfa Connor, se movía con agilidad entre los árboles, sus músculos tensos y listos para la acción. Sus ojos plateados, brillaban, mientras su mente analizaba el entorno. Tras atacar a Hazram y fingir un intento de escape, logró que este le de persecución. Connor sintió cómo su corazón latía con fuerza, impulsado por la adrenalina que corría por sus venas. «Sirius, mantente alerta. No podemos permitir que nos sorprenda. Todo lo contrario, nosotros tenemos que sorprenderlo a él…», dijo Connor, su voz grave. —¡Claro! Estoy contigo. ¡Vamos por él! —respondió Sirius, su espíritu combativo encendido. Los árboles altos, se mecían suavemente con el viento, provocando un sonido de sus ramas y hojas que llenaba las prof
✧✧✧ En el territorio de la manada "Luna Plateada". ✧✧✧ Alfa Connor yacía en el suelo, sentado entre el césped, agotado y cubierto de sangre. La luna iluminaba el paisaje, reflejando la muerte de Hazram a su lado. Aunque había logrado vencer a su enemigo, el precio había sido alto, y las fuerzas de los lobos grisáceos no tardarían en llegar. De repente, un portal de magia blanca se abrió a su lado, iluminando el entorno en un resplandor. De él emergió Alfa Connie, su rostro lleno de preocupación. —¡Connor! —gritó la hembra, arrodillándose a su lado, sus ojos posándose rápidamente en sus heridas—. ¿Estás bien? —Connie… —murmuró él, sintiendo una oleada de alivio al verla—. No deberías estar aquí. Es peligroso… ¿Dónde está ese altivo dragón tuyo? —¿Que no debería estar aquí? ¿Y dejarte solo? ¡Nunca! —respondió ella, su voz firme mientras trataba de evaluar el estado de Connor. Los aullidos de los lobos grisáceos comenzaron a resonar en el bosque, un sonido que hacía eco de la
Gael se alzó en el cielo oscuro y tormentoso, su forma de dragón blanco resplandecía mientras liberaba su magia sobre el territorio de Colmillo Blanco. Sus ojos violetas brillaban con un poder inigualable, y con un movimiento de sus alas, comenzó a convocar una tormenta. En la distancia Rezef veía la escena con sorpresa. —Es un desquiciado… —frunció el ceño ese hombre lobo, viendo a su yerno—. Debo llevarte a un lugar seguro —le susurró a Maray, que yacía inconsciente en sus brazos. ¡BRUUUMM! Un estruendo resonante sacudió el aire, y Rezef, comenzó a irse, perdiéndose entre la penumbra del denso bosque. La tormenta se intensificaba, y los truenos resonaban en la distancia, las copas de los árboles en el bosque crujían con los choques de sus ramas, cientos de hojas cayendo como una lluvia, y el viento helado envolviendo a ese hombre lobo y su mate. Gael inhaló profundamente. ¡GRRAAAAHH! Con un rugido, exhaló su aliento helado. El agua fría comenzó a descender de las nubes
✧✧✧ Esa mañana, al sur del territorio de los hombres lobos. ✧✧✧ >>> Ingrid: El río susurraba suavemente a mi alrededor. El agua fluía lentamente, deslizándose entre rocas cubiertas de musgo, reflejando el verde vibrante de la naturaleza que lo rodeaba. Los árboles altos a ambos lados mostraban su antigüedad, con lianas y musgo que colgaban de sus troncos robustos. Yo estaba sentada sobre una roca resbaladiza, con los pies sumergidos en el agua fría. Con un recipiente mágico, recogía agua y la vertía sobre mi brazo, limpiando la herida que me atormentaba. Fruncí el ceño mientras el frío del agua me recorría. Mi cuerpo temblaba ligeramente y un vacío enorme se instalaba en mi pecho. Hazram había muerto. ¿Cómo pudo dejarme sola después de tantas décadas juntos? Lo sabía, estaba enfermo. Había estado sufriendo mucho desde que le implantamos la piel de dragón. Era demasiado para un simple lobo Alfa, uno que no tenía ningún don divino. Pero, ¿y ahora qué? Me levanté, aplicand
—¡Gael! ¡¿Por qué has traído a Lior?! —exclamó Connie al ver a su mate cargando a ese hermoso bebé albino. —No es prudente dejarlo tanto tiempo solo. Recuerda que tiene una pelicular manera de tratar a los que no le agradan… ¿Quieres que Mirza terminara congelada o el palacio destruido? —arqueó una ceja el Rey dragón, una sonrisita divertida, mientras sostenía a su hijo, que con sus ojos azules bien abiertos, lo miraba fijamente a él. Alfa Connor se quedó inmóvil, totalmente en shock. Un bebé. La cría de su hermana melliza y ese Rey dragón. Un bebé al que no había conocido tras estar peleado con Connie. Alfa Connor se levantó del sillón donde se encontraba sentado. Sin siquiera dudarlo, se acercó a Lior. —¿Es tu hijo, hermana? —preguntó inclinándose para ver al bebé más de cerca. Lo olfateó, un aroma fresco invadió sus pulmones, como si fuera un día invernal, con una mezcla de la esencia de los dragones del Clan Frostwind… No era un aroma que un Alfa como Connor disfru
Alfa Connie se quedó viendo a su esposo fijamente. Ella soltó un profundo suspiro y negó lentamente con su cabeza. —No es un juego, Connor. Estamos hablando de mi hermano… Está desaparecido… Una vez más. ¡Sé que Ingrid lo encontró! —exclamó Connie, sin poder evitar que la preocupación se notara en su rostro. La hembra, comenzó a caminar hacia una de las ventanas de la habitación, donde se podía apreciar una hermosa vista del jardín trasero de la mansión. ¿Cuántos recuerdos tenía en ese jardín?, con sus padres, con sus hermanos… Su infancia, su vida… ¡Una que se negaba a cambiar! —¡¿De qué va servir tanta magia, un don divino, y ganar a Hazram si Ingrid mata a mi hermanito?! —gritó ella, su voz ligeramente temblorosa. Sus ojos celestes se tornaron rojizos y las lágrimas se acumularon en ellos. Gael se acercó a ella. Deteniéndose a un solo paso de distancia. —Sé que esto no es un juego. Destruí todo el territorio de Colmillo Blanco, créeme. Jamás esas tierras volverán a servir
>>> Alfa Zefor: Salí de la cueva, sintiendo el aire fresco del atardecer en mi rostro. El bosque estaba sumido en la penumbra y las sombras alargadas de los árboles parecían moverse a mi alrededor. Mi cabello oscuro caía desordenadamente sobre mi frente mientras cerraba los ojos, concentrándome. Al abrirlos, una luz dorada me envolvió, mi don divino de protección activándose al instante. «Ahora que recuperamos fuerzas. Tenemos que ir a buscarla. Asesinarla.», me dijo mi lobo, Zik. Mientras avanzaba entre los árboles, mi mente estaba lejos de la calma del ambiente que me rodeaba. Pensaba en Ingrid, en la batalla que habíamos tenido. La imagen de su rostro, engreída, buscando acabar conmigo… Me irritaba. De repente, un movimiento entre las sombras llamó mi atención. Ingrid apareció, ni siquiera pude percibir su aroma, ¿la ocultó de alguna manera? Sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa, y su aura púrpura mágica brillaba a su alrededor, proveniente del anillo en su