¡Rezef se levantó de inmediato del sofá, observando analíticamente a su hija! Sus ojos grises se detuvieron en el vientre de Connie, ahora un poco más visible debido a su embarazo. De inmediato, ese hombre lobo dirigió su mirada hacia Gael. —¿Acaso tú…? Gael exhaló profundamente, llevando una mano al borde de su frente y masajeando su sien con evidente cansancio. —Obtuve la aprobación de su hermano… —dijo, omitiendo el hecho de que dicha aprobación se había logrado mediante un contrato de límite temporal—. Además, soy su mate y… —Cállate —lo interrumpió Rezef con firmeza, volviendo a mirar a Connie y acercándose rápidamente a su hija—. ¿Él te ha obligado a quedarte aquí? ¿Qué pasa con Noche Carmesí y la alianza? ¿Acaso te has casado o ese cachorro en tu vientre es un…? —¡Papá! —exclamó Connie, incapaz de procesar la avalancha de preguntas. Ella misma tenía tantas dudas, tantas cosas que necesitaba entender. —Yo… En realidad, me casé con Gael. Fue un contrato c
✧✧✧ Dos meses atrás. ✧✧✧ >>> Rezef: Cuando desperté, mi cuerpo estaba envuelto en un dolor insoportable. Abrí los ojos con esfuerzo, y lo primero que vi fue el techo simple de una cabaña de madera. El olor a hierbas y ungüentos llenaban el aire. Intenté incorporarme, pero un dolor agudo me hizo soltar un gruñido. —Despiertas al fin —dijo una voz grave y familiar. Su asquerosa aroma fue inconfundible. Al voltear la cabeza, ahí estaba él, Hugo. Su mera presencia era suficiente para revolver mi estómago… Nunca nos habíamos llevado bien. Bueno, al menos a mí, no me agrada el maldito. Su actitud falsa y su forma de ser nunca encajaron con la mía. Pero ahí estaba, sentado junto a mí, su mirada fija y su sonrisa despreocupada. —¿Dónde estoy? —gruñí, mi voz ronca y seca. —En mi territorio —respondió sin rodeos, mientras cruzaba los brazos—. Te encontramos inconsciente al borde de la frontera, hace dos meses… Habían rastros de un portal del círculo escarlata. Imagino que tu esp
✧✧✧ Más tarde ese mismo día, en el Clan Frostwind ✧✧✧ El cielo se tiñó de un rojo intenso mientras el crepúsculo extendía su luz sobre el territorio de los dragones. Los tonos carmesíes iluminaban las montañas y el bosque, envolviendo todo en una atmósfera de ensueño… Una, rota por la tensión de esos tres seres. —¡No tienes que ir, papá! —exclamó Alfa Connie, su voz llena de preocupación, con una pizca de súplica que no pudo ocultar. Rezef, a unos pasos de distancia, mantenía su postura firme, su mirada fija en el horizonte. —Solo me adelantaré —respondió ese hombre-lobo, su tono lleno de determinación—. No puedo quedarme sin hacer nada. Tú deberías regresar a Luna Plateada y ayudar a tu hermano. —¿Volver…? —Connie intentó hablar, pero las palabras se atoraron en su garganta. Su mente la arrastró de vuelta al momento en que huyó, dejando a su hermano atrás, previamente a un momento tan importante como su boda con su Luna. La culpa la invadió y bajó la mirada, sintiéndose pre
—Sí… pone en riesgo mi vida… —murmuró Gael, su voz apenas un susurro. No quería mentirle, no a ella. —¡Olvídalo entonces! —exclamó Connie, cruzándose de brazos mientras le daba la espalda con brusquedad. Su ceño fruncido declaraba su enojo, su frustración. —Pero sería realmente eficaz… pequeña. —Gael hizo una pausa, pensando detenidamente qué decirle—. ¿Por qué crees que tu padre se fue solo sin querer ayuda? No te diste cuenta, pero él nunca nos mostró el fragmento del anillo de la hechicera Ingrid, del que nos comentó. ¿Entiendes lo que significa? Va a hacer algo. Algo peligroso. Tal vez buscará a Alfa Zefor… o a Maray. Las palabras de Gael impactaron a Connie… Ella se quedó inmóvil, paralizada, observándolo con incredulidad por encima de su hombro. "¿Papá sería capaz de arriesgar su vida…? Claro que sí. Él lo haría. Siempre lo haría…" Pensó esa Alfa, sintiendo cómo una oleada de emociones la asfixiaba. «¿Qué deberíamos hacer? Yo… no lo sé», confesó internamente, buscando
✧✧✧ En el territorio de la manada "Luna Plateada". ✧✧✧ El aire estaba impregnado de olor a ceniza y sangre cuando Connie y Gael atravesaron el portal hacia Luna Plateada. La imagen que los recibió fue impactante. El pueblo de la manada estaba en ruinas. Las casas destrozadas ardían aún en pequeños focos, el suelo estaba teñido de un rojo oscuro que no dejaba lugar a dudas. Había cuerpos sin vida… Connie se llevó una mano al pecho, como si el dolor la atravesara físicamente. Su respiración se volvió errática, sus ojos buscaron desesperadamente señales de vida. Pero todo lo que encontró fue destrucción. —¿Cómo… cómo pudo pasar esto? —murmuró, con la voz quebradiza. Gael, a su lado, la miraba seriamente. Sus ojos violetas brillaban con una furia contenida, pero no dijo nada. Sabía que, en este momento, no había palabras que pudieran consolar a Connie. —¡CONNOR! —gritó Connie, avanzando con pasos temblorosos hacia lo que alguna vez fue el centro del pueblo—. ¡CONNOR, RESPONDE! —
✧✧✧ Esa noche, el territorio de la manda "Noche Carmesí". ✧✧✧ Bajo la luz de la luna, Connie caminaba por los terrenos de Noche Carmesí, sus pasos lentos, sus pensamientos envueltos en el caos que había dejado atrás tras su pelea con Alfa Connor. La brisa nocturna acariciaba su rostro, pero no lograba calmar el ardor en su pecho. Sentía que cada palabra de su hermano había dejado una marca, un recordatorio de lo mucho que ambos habían cambiado. Al llegar a un claro, donde la manada solía reunirse, un aroma familiar llenó el aire. La figura tranquila de Aeron, ese macho maduro, apareció entre las sombras. Su mirada serena, la buscó de inmediato. —Alfa Connie —dijo Aeron con voz grave pero cálida. —Aeron —respondió ella, con un intento de sonrisa que fracasó al instante—. Gracias por venir. Me alegra verte… —susurró sin poder ocultar su tristeza. Él asintió y caminó hacia ella. Se detuvo a unos pasos, observándola con esos ojos azules que parecían comprenderlo todo.
>>> Connie: Mi corazón no dejaba de latir aceleradamente. Caminaba entre el bosque hasta que llegué junto a Gael a las afueras del templo de Noche Carmesí. La estructura de piedra oscura se alzaba majestuosa esa noche, iluminada por la luz de la luna. Las copas de los frondosos árboles de los alrededores se mecían lentamente, la brisa nocturna acariciando mi rostro. Entonces, volví mi mirada hacia ese hermoso ser albino de pie a mi costado derecho. —Es aquí —dije en un susurro, mi mano se extendió y sentí la energía de la barrera mágica vibrar en mi palma. Así es, el templo de mi manada estaba resguardado por una barrera que solo se podía abrir, si se sabía el hechizo. No pacté con el Clan del Círculo Escarlata, del que proviene mi bisabuela paterna y mi madre… Sin embargo… Tengo la sangre de dicho Clan. Cerré mis ojos y comencé a pronunciar el hechizo que me fue enseñado por mi madre cuando me convertí en la Alfa, entonces, logré continuar, volví a ver hacia mi mate, y
>>> Gael: Sus hermosos ojos celestes me miraban fijamente, tornándose poco a poco de un intenso rojo carmesí. —Gael… ¡Cásate conmigo, ya mismo! —exclamó ella, su voz llena de una pasión que me dejó sin aliento. Mis ojos se abrieron con sorpresa. No era que no lo esperara, pero la intensidad con la que lo dijo me impactó. Ella no quería esperar, no quería protocolos ni rituales interminables; quería que en este momento, bajo la luz de las lunas carmesí, su diosa nos hiciera uno. —¿Aquí y ahora, estás segura, mi pequeña loba? —pregunté, aunque sabía la respuesta. Necesitaba escucharla… La verdad quería que me confirme, cuánto le importaba a ella, porque sentía, que estaría dispuesto a todo, incluso a morir, por ella y nuestro hijo. Connie asintió, y sus manos, cálidas y temblorosas, tomaron mi rostro. —Gael, no quiero esperar. No quiero que esta noche termine sin que seamos uno. Sin que seamos esposo y esposa, con la fuerza de mi manada y la bendición de la diosa. P