Capítulo 106: Mi cómplice.

Antes de que Tabitha pudiera reaccionar, Gael colocó una mano sobre su nuca y su magia blanca fluyó como un torrente.

—¡¡¡AAAAHG!!! —gritó la hembra ante la corriente que la invadió. Tabitha se desplomó al suelo, inconsciente.

—No tenemos tiempo para juegos —dijo Gael con voz fría, girándose hacia Connie, quien observaba la escena con un nudo en el estómago ante su nerviosismo.

Alfa Connie corrió hacia Beta Korina, tratando de desatar las cadenas que la mantenían prisionera.

Pero apenas al tocarlas, un dolor agudo recorrió sus manos, obligándola a retroceder con un jadeo.

—¡AY! —gritó Connie.

En segundos Gael apareció a su lado tomando sus manos y revisando las mismas.

—Pequeña. No actúes sin pensar, sé que estás nerviosa, pero ten cuidado —la regañó ese Rey dragón. Connie volvió a verlo y sonrió conmovida.

—¡Son cadenas anti-lobos! —exclamó Beta Korina con voz débil—. Fueron forjadas por la magia de Zoraida. Es inútil… nadie puede romperlas.

Gael, con un brillo
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