—¿Qué hace él aquí? —murmuro para mí.—¿Quién? —Miro a mi lado y veo Alexa.—Kenneth —Ella sabe quién de quien hablo porque le hice la historia de nuestro primer y segundo encuentro.—Oh en serio, donde está quiero verlo.—En la barra del bar, mira disimuladamente que te conozco —Vuelvo mi vista hacia donde se encontraba hace un momento, pero ya no está.—Amiga acaso pediste el gusto, dime que no es ese —dice señalando a un señor que nos mira porque Alexa no es nada discreta cuando la señala —bajo su brazo con el que apuntaba y la volteo por los hombros hacia mí —para ser sincera su mirada me provocó escalofríos—dice risueña —tenías razón sí que tiene una mirada intensa.—Estás loca, ahora ese tipo va a pensar cosas que no son, no seas boba ese no es, no sé a dónde fue —le digo.—Es una lástima, quería ver si realmente era un bombón como decías.—¿Buscas a alguien Abigail? —dice una dulce en mi oído, oh no, dios de la vergüenza ven y llévame contigo, trágame tierra, miro a un lado y es
Kenneth.Siento un ruido a lo lejos, pero a pesar de ello no soy capaz de abrir los ojos, me duele horrible la cabeza. Lentamente y con torpeza intento abrir los ojos, pero la molesta la luz que se cuela por las ventanas de cristal, me impide observar todo a mí alrededor, me cuesta un poco, pero al final logro orientarme y localizo el ruido molesto que me despertó, es mi celular, vibra sin cesar sobre la mesa de noche. —Diga —contesto tratando de disimular mi voz de sueño.—¿En dónde diablos estás? —la voz de una mujer me grita, alejo el teléfono para leer el nombre en la pantalla, es mi jefa Matilda, dejo ir un suspiro porque sin duda esto será molesto.—Lo siento, amanecí enfermo y no he podido salir de casa —miento descaradamente, pero no creo que le guste saber que estoy sufriendo de la peor jaqueca de mi vida y teniendo en cuenta sus evidentes celos tampoco le gustará saber que tuve una noche alocada con una chica. —Oh en serio, quieres que te lleve un doctor, o necesitas algo —
AbigailMe encuentro esperando un taxi en el hotel en el que desperté con un desconocido al lado, estoy ansiosa, nerviosa, me duele la cabeza y además estoy molesta. Siento como si me estuvieran persiguiendo y que en cualquier momento el tipo que estaba a mi lado saldrá por el ascensor en mi búsqueda y sin duda no deseo pasar semejante vergüenza. —Eres una estúpida —Susurro, no sé qué sucedió anoche, pero sé que me comporté como una adolescente.Me avisan que mi taxi ya llegó y salgo de este lujoso hotel dando grandes zancadas, solo espero y esa habitación no la haya pagado yo, porque lo último que necesito es despilfarrar el dinero en estupideces, puede que no esté mal económicamente pero el dinero no es eterno y si no supero la fase de prueba en Magic tendré que subsistir con mis ahorros hasta encontrar un nuevo empleo, solo espero y eso no suceda, quizás por primera vez la mala suerte no me acompañe. Entro al auto y le doy mi dirección, aunque en realidad voy a casa de Alexa, para
KennethHace diez minutos llegó Martin a mi casa, ambos estamos sentamos en mi sala y dejé que se sirviera de mi whisky más caro, se está aprovechando de la situación, porque normalmente nunca lo dejaría hacer eso.—¿Y bien? Vas a quedarte ahí mirándome o vas a decir algo —Le digo a mi amigo, desde que llegó lo único que ha hecho es mirarme y tomar de su vaso con whisky, en un principio no me quejé porque le conté todo lo que recuerdo y como empezó mi día, pero ya esto me desespera esta actitud en la que no habla, normalmente suelo tener mucha paciencia, pero hoy no estoy en mis mejores días.—Estoy atando cabos —Se nota que lleva rato pensando, pero no acaba de soltar lo que le perturba.—¿De qué?—¿Cuándo te hiciste un tatuaje? ¿Y cómo es posible que yo no lo haya visto? Me ofende el no saber de su existencia.—¿Cómo sabes tú que tengo un tatuaje? —Casi nadie sabe que lo tengo, no es que lo oculte pero no es algo decorativo, tiene significado sentimental, me hace sentir que tengo cer
AbigailNo puedo creer nada de lo que acaba de pasar, tampoco entiendo porque Kenneth le dijo esas mentiras a Matilda, sé que no tiene que saber la verdad, pero tampoco creo que hubiera necesidad de mentir, no es que quiera que le diga que nos besamos, pero de cierta forma me molestó un poco su respuesta. Algo que me tiene muy curiosa es la actitud de ella hacia él, no hay que ser ciego para darse cuenta de su interés ¿lo estará él hacia ella? Me regaño mentalmente porque, ¿qué hago yo pensando en esto? Si ni siquiera me importa, lo que el haga con su vida no es mi problema.—Escúchame bien Abigail —me dice Matilda con un tono que me desagrada, lo bueno es que me saca de mis pensamientos y dejo de pensar en bobadas.—Te escucho —digo algo confundida y por su rostro deduzco que le molesta mi respuesta, pero no es algo que me importe, por lo que simplemente la ignoro.—¿Has leído las reglas de esta empresa?—Supongo que son las mismas de las demás, no suelen haber muchas variaciones —Tr
Finalmente, el día de mi cita con Kenneth ha llegado, estoy un poco nerviosa, bueno mentira, me encuentro muy alterada, quizás en un inicio no acepté, pero justo ahora agradezco haberlo hecho. Esta mañana me arreglé el cabello y las uñas, ya me tocaba y tenía cita desde hace algunos días. No es por Kenneth que me arreglo, aunque no niego que me emociona el hecho de que justo hoy estaré más bella de lo normal y una parte de mi realmente espera gustarle.Salgo del salón y camino por una calle llena de tiendas, aún no sé qué me podré, miro por si algún vestido es de mi interés. Le pregunté a Kenneth cómo debía vestirme porque aún no sé a dónde me lleva, pero luego de mucho insistir me dijo el nombre del restaurante, busqué fotos y es muy elegante. Caminando entre infinidad de vestidos y resistiendo esa tentación de decir me los llevo todos, encuentro uno de color rojo parece ser ajustado y por su largo diría que llega justo sobre mi rodilla, sus tirantes son muy finos y se cruzan es su es
KennethMi teléfono vibra y vibra sin parar en el bolsillo trasero de mi pantalón, pero aún no puedo responder, debo esperar hasta que la reunión termine, no me gusta que me hagan esperar por ello aplico lo mismo para mis trabajadores.Llevo una hora reunido con mi equipo de trabajo, nos encontramos analizando cómo debemos administrar el presupuesto del departamento y si necesitamos más personal. Me estresa escuchar las excusas que me dan los redactores que no tienen su trabajo a tiempo y lo mismo sucede con un corrector de estilo, es que no saben que todos tenemos vida fuera de esta oficina y aun así cumplimos con los plazos, juro que enloquece escuchar tantos pretextos.—Es que acaso solo van a justificarse —Finalmente hablo, me paso las manos por la sien, estoy a punto de sufrir un dolor de cabeza —en vez de perder el tiempo como gallinas de corral en chismes deberían hacer bien su trabajo. Queda una semana para sacar la nueva edición de la revista y no se atrasará por culpa de... —
Abigail Creo que Matilda me odia, de hecho, estoy segura, esta semana se ha dedicado a complicarme la vida. Tania dice que se debe a las visitas que me hace Kenneth en el horario del almuerzo, incluso ayer me trajo a la oficina un chocolate. No hemos podido salir entre semana, él me invitó un día, pero estaba tan agotada que me fue imposible aceptar, a veces siento vergüenza porque cuando miro nuestro historial de respuestas a citas mi respuesta predominante ha sido un no. Matilda me da cada día más trabajo, supongo que es para mantenerme ocupada, incluso hoy sábado me ha pedido que venga a la oficina, la cual está desértica ya que no es un sábado laborable. Pablo me dijo que si me arriesgaba a salir con su conquista cosas como estas iban a suceder. Esa mujer tiene un serio problema y debe aprender a aceptar un no, las cosas no se pueden forzar y menos cuando dependen de otra persona, pero creo que eso ella jamás lo entenderá. —Hasta que al fin llegas —me dice la bruja endemoniada,