—Está bien, parece que todo estará en orden por lo menos durante unas horas. Se puso de pie, y regresó a su habitación con ayuda de la enfermera. Ximena que estaba por quedarse dormida, se sorprendió ante la llegada de otro médico. —Buenas tardes señora, mi nombre es Sebastián Casares, seré su médico durante lo que resta del turno. En un momento vendrán por usted para terminar con los estudios y lo que resta de su tratamiento. Necesita estar tranquila y muy relajada, un evento como este no es cualquier cosa, y más que nada debe ser muy consciente de sí misma, en dado caso que requiera ayuda especializada no dude en avisarme para que sea atendida de inmediato, ¿De acuerdo? Ximena se sintió un poco extrañada por el exceso de atenciones, sin embargo, asintió con gratitud. Cerro los ojos y escucho la salida del doctor. Por un momento, una extraña inquietud la invadió. En su sueño parecía escuchar la voz de Tabata hablando cosas horribles con un niño pequeño, presumiblemente su
—No lo estoy disfrazando, para desgracia tuya y mía, Alexei apareció para robarnos todo, como si fuéramos simple basura desechable. Le diste lo que se merecía, y ganaste lo que merecías y tanto anhelabas. Aunque no fuera de la manera correcta. Ese valor es lo que más admiré todo este tiempo de ti. Yo... A pesar de que sabía que Isabella estaba jugando con nosotros... que tuve muchas oportunidades de decirle a mi hermano. Fui un completo cobarde, ya fuera que él nos odiara y terminara con el odio de ella también, o que ella tuviera el cinismo de quedarse conmigo o rogarle a él perdón. Todo eso me rebasó, en cualquiera de todas las situaciones, no habría sabido qué hacer después. Desde mi niñez, estaba acostumbrado a hacer lo que se me ordenaba como se me ordenaba. En ese momento en el que hice algo que consideré fuera de mi alcance, je, estúpidamente decidí quedarme en mi zona de confort, y esperar a que todo saliera lo mejor posible. Aunque en realidad no hubiera absolutamente n
Con una mueca disfrazada de sonrisa, los brazos cruzados y esa presencia imponente. Aunque realmente no había pasado tanto tiempo, sentía como si hubiera sido una eternidad, desde que lo había visto por última vez. Sin embargo... Una inquietud la invadió al notar su mirada, se veía furioso sin duda, pero al mismo tiempo sus labios apretados y sus ojos parecían estar al borde del llanto. Se dio cuenta hasta ese momento, de que algo realmente malo estaba pasando. Trató de sentarse, pero leve un dolor en la parte inferior de su cuerpo la hizo fruncir el ceño. —No permití que te dieran más analgésicos. No mereces comodidad después de lo que hiciste. Su respiración se aceleró mientras hablaba, pero su rabia contenida aún seguía ahí. Ximena que aún no entendía lo que estaba sucediendo, trató de hablarle con la mayor calma posible para pedirle una explicación. —Lucas... No tengo idea de... —Ximena... No tientes tu suerte... Las palabras que eran exprimidas entre el rechina
Podía decir mucho en ese momento, pero no estaba lo suficientemente preparado para decir que era por temor a la soledad o su ya auto reconocida obsesión. Negó y con más calma relajó sus hombros. —Ya no importa. Si esta decisión que tomaste, fue debido a mí. Lo aceptaré. No importa lo desalmada y cruel que quieras ser, para mí siempre serás la misma. «No tengo el derecho ni la fuerza para recriminarte, sin importar lo que hagas...» —Ya llamaron a tus padres, deben estar por llegar. Para cuando había terminado de hablar, su mirada se veía vacía y carente de vida. Pero la firmeza silenciosa era intimidante por sí sola. Ximena no sabía que era lo que estaba sucediendo, sin embargo, justo cuando estaba por dar la media vuelta para irse, tomo su mano para detenerlo. Mientras lloraba cabizbaja hablo temblorosa. —Si me lo hubieras dicho, así no hubieras tenido pruebas... te habría creído. O te juro, que te habría dado la oportunidad. En esos momentos yo creí que de verdad me amab
—Entendido señor, no se preocupe yo la cuidaré. Mientras apretaba los dientes, Lucas sonrió maliciosamente. —Así que lo que querías no era un yerno, sino un sirviente. —¡Lucas! Gritó Ximena molesta. Esteban sin perder la sonrisa y soportando el dolor en su brazo lastimado respondió. —No me importa ser lo que sea por ella. Ya sea un sirviente, chofer o guardaespaldas. Lo haré con gusto. Sergei asintió muy conforme y caminó hacia la salida. Antes de salir, Lucas le dio una última mirada, Ximena se tensó, pero no lo detuvo. Griselda y los demás también salieron. Justo al cerrarse la puerta, Ximena con una mirada escrutadora interrogó a Esteban. —¿Qué demonios es lo que está pasando? Esteban se mordió el labio, pero acercó una silla y se sentó junto a su cama. Tomo su mano y con su pulgar la acaricio levemente. Suspiro profundamente y comenzó a hablar... Había cosas que claramente no podía decir, y se lo dejo claro. Ella aún un poco inconforme, agradeció su sincer
—Debido a la crisis que atravesó en estos meses, después de vender, tuvo muchas dificultades para pagar su tratamiento. Necesitaba una cirugía para poder extender su vida un poco más, pero ya no contaba con los recursos. Su hijo murió pacos días después de no poder cubrir los gastos. Tuvo distintos problemas, desde problemas con los empleados, hasta distintos altercados en las instituciones bancarias. No ha podido reponerse desde su perdida. Al parecer el embarazo de la señora despertó algún tipo de resentimiento o pesar psicológico debido a su depresión. Ayer, la doctora que la atendía tuvo un accidente en las escaleras del hospital, en la cámara de vigilancia se captó a Tabata empujándola por las escaleras con mucha fuerza. No sé cómo consiguió la firma de la señora, pero el médico que reemplazó a la doctora Susana, ya tenía la solicitud en su archivo únicamente para pasarla a la intervención. Si la señora hubiera… Axel se detuvo “prudentemente” antes de decir lo obvio. X
Axel pudo haber saltado de alegría, pero a diferencia de Lucas, tenía que ponerse al corriente de sus propios asuntos. Afortunadamente su secretario, confidente y mayordomo era muy capaz. De lo contrario estaría hecho papilla desde hacía tiempo. ***** Ximena que escuchaba por segunda vez el nombre de Gergen ése día, parecía ya odiarlo con todas sus fuerzas. Mientras Sergei y Carlos con distintos estados de ánimo, guardaban silencio. Este último sentía unas ganas inmensas de exigirle a su padre que usara todo su poder para volverlo polvo. Pero al mismo tiempo sabía lo mucho que le molestaba la imprudencia. Y, aunque no hablaba mucho, su expresión y reacción no le estaba agradando en absoluto, parecía como si lo hubiera sabido desde antes. Ximena estaba tan molesta que se puso de pie y se dirigió a la puerta. —Hermana, ¿A dónde crees que vas? Preguntó Andrés cerrándole el paso. Ella torció la boca pero respondió desviando la mirada. —Iré a buscarla. No soy tan inútil
Se masajeó la cabeza viéndose exhausto. —Se… Señor, quisiera ir a ver a Ximena, ¿Se puede? Preguntó Esteban tratando de salir de ahí. Sergei asintió y antes de que pudiera salir de ahí, se escuchó la voz de Sergei. —Continua como hasta ahora, sin importar el medio aleja al inepto de los pensamientos de mi hija. Con suficiencia y confianza Esteban asintió y salió de la habitación. Al fin solos, Sergei se dirigió a Carlos. —Eres lo suficientemente inteligente como para entender parte de lo que está de por medio. Tu primo… —Papa, de verdad si lo crees, no insultes mi inteligencia. De un vistazo puedo darme cuenta que ese hombre no es mi primo. Sergei se quedó en silencio y lo escudriñó detenidamente un momento, antes de hablar. —Las peleas en la familia por poder… Carlos puso los ojos en blanco y chasqueó la lengua. —No me interesa esa basura. Incluso si te largas y nos dejaras en la miseria, Andrés y yo seríamos capaces de sacar adelante a mamá y mi hermana. Cóm