Capítulo 36

(…)

Máximo.

—Aló —insisto, ya que me han dejado hablando solo—. ¡Liliam!

—Prepárate Máximo —susurra, llevándome la sorpresa que no es la voz de Liliam es más ni menos que la voz de Luciana.

—¿Dónde puta están? —grito levantándome del sillón—… Habla y procura no mentirme hijo del demonio—sentencio.

—No me grites, y lo único que te puedo decir es que en unos minutos estaremos en el hotel —balbucea.

—¿Pasa algo Luciana? —bajo la voz.

—Pasa más de lo que tú

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